Conmoción nacional

La foto que hace falta

La Casa Rosada convoca a la dirigencia a las 16, pero no a la oposición. El sábado se encolumnará el arco legislativo. Defensa a la democracia con ausencias.

Mientras un escenario era armado a metros de la pirámide de Mayo, la Casa Rosada se alistaba, al cierre de esta nota, para una megacumbre convocada para las 16, después del intento de magnicidio contra Cristina Fernández de Kirchner. La invitación oficial incluye a "representantes de los sectores sindicales, sociales, empresariales, de derechos humanos y diferentes credos para construir un amplio consenso contra los discursos del odio y la violencia". Daniel Funes de Rioja y otras cabezas de la UIA se subían a dos aviones privados en Neuquén, tras el reducido encuentro por el Día de la Industria, para llegar a tiempo. El gobernador Axel Kicillof confiaba, en conferencia, que se cursaron invitaciones a sus pares. El díscolo cordobés, Juan Schiaretti, dice que a él no le había llegado. La oposición legislativa recién se sumará a la foto en defensa de la democracia el sábado, en la sesión convocada de urgencia. Los líderes partidarios quedaban afuera del álbum. 

 

Más allá de las demostraciones públicas de solidaridad y repudio que inundaron las cuentas en redes sociales de la mayor parte del arco político, por lo bajo circulaban los mismos reproches que antes del atentado: una culpabilidad cruzada por incentivar al fallido asesino con la grieta. El discurso que dio Alberto Fernández en cadena nacional habilitó a Patricia Bullrich a blanquearlo, cuando todavía no habían pasado tres horas desde que la bala no había salido. "El Presidente está jugando con fuego: en vez de investigar seriamente un hecho de gravedad, acusa a la oposición y a la prensa y decreta un feriado para movilizar militantes", tuiteó la exministra de Seguridad de Cambiemos. La espiral de violencia, ya no sólo verbal, sigue girando. 

 

En Juntos por el Cambio se declararon en alerta y sus terminales están en contacto en el Congreso para que en el recinto no se repitan esas quejas. El conductor del PRO, Mauricio Macri, seguía en silencio después de su tuit nocturno y en su portfolio hay contadas fotos junto a CFK: ni siquiera hubo una para el cambio de mando de 2015. Difícil que sume una nueva, a pesar de este inédito contexto.

 

Horacio Rodríguez Larreta, la otra cara institucional del PRO, en particular, y de la oposición, en general, juntó a su comité de crisis a seguir el minuto a minuto. Blanco de las críticas de la vicepresidenta en los últimos días por el Vallas-gate, un prólogo para el atentado fallido, emitió su mensaje conciliador, pero no fue más allá del gesto. "Es un punto de inflexión en la historia democrática de nuestro país. Hoy, más que nunca, todos los argentinos tenemos que trabajar juntos por la paz". El amor (entre la Ciudad y la Nación), sólo en los (primeros) tiempos de covid-19. 

 

Quedan voces moderadas. Pocas, pero que las hay las hay. Solitario, Facundo Manes se entusiasma con una instantánea que hoy aparece poco probable. "Qué bueno y ejemplar sería, en un día como hoy, ver juntos a nuestros expresidentes en un gesto histórico para poner un freno a la violencia". La Unión Cívica Radical (UCR), símbolo del retorno a la democracia, tampoco se moviliza orgánicamente este viernes atípico en su defensa. Por fuera del aparato frentetodista, cerca de la Plaza de Mayo apenas está parte de la Izquierda: Manuela Castañeira marcha con banderas del Nuevo MAS.  

 

Con expectativa de un mensaje de Cristina Kirchner, bajo un formato todavía no confirmado, arriba del escenario en la plaza se mostrará cohesionado el gabinete, referentes de las provincias, de los sindicatos, del empresariado, pero habrá ausencias para una foto que haría falta. 

 

Manuel Adorni, el portavoz del Gobierno, en conferencia de prensa
Joaquín Blanco, nuevo presidente del socialismo en Santa Fe.

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