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Casal & Massa: crónica íntima de un vínculo forjado a la sombra de Scioli

Distanciado del Pichichi, el exoperador judicial del embajador cuidará la firma del hincha de Tigre. Una amistad entre médanos y pinos y una paritaria a solas.

LA PLATA (Corresponsalía Buenos Aires) La relación personal se terminó de forjar hace más de una década, en el paisaje boscoso de Pinamar, entre médanos, carpas y ampulosas casas de veraneo. Por aquellos años, Sergio Massa había dejado la Jefatura de Gabinete para volver a la intendencia de Tigre, desde donde empezaría su despegue político con Néstor Kirchner y Cristina Fernández. Ricardo Casal era el hombre fuerte del entonces gobernador Daniel Scioli en la Justicia, con una enorme red de contactos en tribunales de todos los fueros e instancias, siempre apuntado por el kirchnerismo, que sospechaba de cada uno de sus movimientos.

 

En aquellos veranos se construyó un vínculo que fue más allá de las cuestiones de gestión. Por ese entonces, a Massa le obsesionaba convertir a Tigre en uno de los municipios más seguros del cordón norte del conurbano, con el nuevo paradigma de la videovigilancia municipal dando sus primeros pasos. Casal, por su parte, funcionaba como nexo entre el poder político de La Plata y referentes de peso del poder judicial provincial y federal.

 

La gestión los cruzó una y mil veces y se construyó una relación fuerte y fluida, a tal punto que la familia Massa - Galmarini llegó a alquilarle varios veranos la casona que el entonces ministro de Scioli tiene en Pinamar.

 

En ese vínculo personal y de confianza de largos años puede encontrarse alguna de las claves para explicar la sorpresiva convocatoria de Massa a Casal para sumarse al equipo de trabajo que desembarcó en el nuevo Ministerio de Economía, con la tarea específica de cuidar la firma del hincha de Tigre.

 

El de Casal fue, de hecho, uno de los primeros nombres confirmados por Massa para integrar el staff de colaboradores en el ministerio. Fue el lunes, en la primera tanda de anuncios, cuando también confirmó a Raúl Rigo. Pero muchos se sorprendieron al verlo el miércoles sentado en la primera fila del acto de jura de Massa y luego, en el anuncio de medidas.

 

¿Qué hacía uno de los hombres fuertes del exgabinete sciolista junto al tigrense? Finalmente, y más allá de la tensa aparición conjunta de días atrás, el exgobernador y Massa mantienen viva una conocida enemistad de años, que tuvo como disparador final aquel recordado episodio del robo en la casa del tigrense en Rincón de Millberg, en 2013, cruzado por sospechas de todo tipo.

 

Cara a cara

Casal fue designado secretario Legal y Administrativo de esa cartera junto a Renata Scafati y Florencia Jalda “con el objetivo de cuidar el orden administrativo y la transparencia en el trabajo del ministerio”, se anunció oficialmente. Los términos de esa incorporación fueron acordados en varias charlas “sin intermediarios” que mantuvieron el fin de semana pasado Massa y su ahora colaborador, describieron a Letra P fuentes cercanas a los funcionarios.

 

El dato lo subrayan los dirigentes que fueron, justamente, quienes sumaron por primera vez a Casal a los equipos técnicos del Frente Renovador, en los años de gobierno de Cambiemos. “Esta decisión sorprendió a muchos, porque lo charlaron ellos en privado y no trascendió hasta que se anunció”, confiesan dirigente del entorno bien cercano de Massa.

 

Casal se acercó a figuras bonaerenses del massismo después de dejar la función pública en 2015, tras la derrota en el ballotage de Scioli, que ya había anunciado que si llegaba a la presidencia lo iba a llevar como su ministro de Justicia. Había pasado ocho años junto al exgobernador, durante toda su gestión, primero al frente de Justicia y después como cabeza de la unificación de Justicia y Seguridad.

 

Abogado, platense, hincha fanático de Gimnasia y Esgrima, Casal ya tenía una larga trayectoria en la administración pública bonaerense cuando conoció a Scioli. En 1973 inició ese camino en el Servicio Penitenciario Bonaerense, donde estuvo hasta 1987.

 

Pero se fogueó como abogado experto en asuntos administrativos legales en la Dirección de Cultura y Educación bonaerense, donde estuvo 15 años, entre 1991 y 2006, durante las gobernaciones de Eduardo Duhalde, Carlos Ruckauf y Felipe Solá, primero como titular de la Unidad Ejecutora y después como subsecretario administrativo.

 

Durante su paso por Justicia, en la gestión sciolista, cosechó permanentes cuestionamientos del kirchnerismo, desde donde lo vinculaban a las corporaciones judiciales, policiales y penitenciarias.

 

Después de 2015, Casal volvió al ámbito privado y reabrió su estudio en Buenos Aires. “Se distanció de la política”, cuentan cerca suyo, donde relativizan las versiones que señalan que la relación con Scioli terminó en malos términos.

 

Sus primeros acercamientos al Frente Renovador fueron durante esos años, a través de legisladores bonaerenses del massismo que lo convocaron como asesor en varios temas. Primero, cerca de Ricardo Lissalde; después, junto a Rubén Eslaiman. “Es una pluma muy valorada. Sabe, es muy capaz y trabaja mucho”, describen en los equipos legislativos del massismo.

 

Desde entonces, los vínculos con la fuerza de Massa fueron cada vez más estrechos. Casal se consolidó como parte de equipos técnicos renovadores. Con bajo perfil, el mismo que mantuvo desde su salida de la función pública, fue construyendo un camino hasta posicionarse ahora junto al ahora superministro, a quien le cuidará la firma y los movimientos en esta nueva etapa con proyección presidencial 2023.

 

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