En la fugaz gira por los Alpes bávaros no tuvieron tiempo de hablar hasta que terminaron las presentaciones en la cumbre del G7. Recién tuvieron margen para dedicarse a la política doméstica cuando emprendieron el regreso a Buenos Aires. Hubo espacio para la rosca en el viaje hasta el aeropuerto y luego otro tramo durante el vuelo. Desde que el presidente Alberto Fernández y el titular de la Cámara baja, Sergio Massa, volvieron de Alemania, en la coalición oficialista circulan las versiones de una redefinición del Gabinete con el jefe del Frente Renovador adentro. Los rumores se dispararon con la renuncia de Martín Guzmán al Ministerio de Economía y la posterior reunión que ambos mantuvieron este domingo en la Residencia de Olivos.
Para llegar a las especulaciones que se respiran en distintos despachos del oficialismo fue necesario cruzar el muro de secretismo que se impusieron quienes responden a las dos partes de la conversación. Cerca de Massa se escudan en la cautela y la precaución, pero esos recaudos comenzaron a diluirse este sábado con una potencia que debilitó el cerrojo de discreción. El tigrense podría volver al puesto que ocupó como jefe de Gabinete con Cristina Fernández de Kirchner o quedar al frente de un superministerio.
Desde el comienzo del segundo semestre ya no es un tabú la mala relación que tuvo con Guzmán. Su salida formalizó el esperado punto de partida para "repensar" el Gabinete y responder al planteo de los gobernadores del panperonismo, que reclaman un cambio drástico antes de que sea demasiado tarde. Hacerlo permitiría evitar su estampida antes de las elecciones y apostar a un cambio en la previa del próximo Mundial. Para entonces, la opinión pública argentina entrará en otra fase de atención y posiblemente se defina parte del humor con el que llegará a fin del año.
Antes de la crisis que estalló este sábado, en los pasillos de la Cámara baja relataban que Massa tuvo hace poco una reunión con Antoni Gutiérrez-Rubí. El consultor catalán, que también asesoró a Néstor y CFK, coincidió en el acortamiento de los tiempos y sugirió desarrollar un menú de tres pasos. Primero, destacó la necesidad de reafirmar la vigencia de la coalición oficialista. Luego, consideró que hay que establecer los puntos de acuerdo entre los tres socios más importantes del FdT y, en tercer lugar, dijo que la mejor forma de cuidar esos objetivos es reorganizar el organigrama. En ese razonamiento un eventual cambio de Gabinete sería la última fase de un proceso que, al parecer, está en pleno desarrollo, pero con una fragilidad que este sábado volvió a quedar en evidencia entre las críticas que lanzó el Presidente en el acto que encabezó el viernes en la CGT y el que ofreció la vicepresidenta en Ensenada.
La titular del Senado tiene previsto continuar con sus presentaciones públicas. Así como estuvo en Chaco volverá a distintos puntos del interior. No hay una rutina prevista pero la de este sábado fue la segunda aparición de Cristina y en su entorno aseguran que continuará consolidando su rol de "gran electora". Este fin de semana tuvo un gesto y corrió el acto de viernes a sábado para no desairar al Presidente, pero es posible que en sus próximas alocuciones siga cuestionando a su gestión. Eso podría cambiar si se concreta un cambio en el elenco ministerial. El tema no es ajeno a las conversaciones que Massa tiene con Cristina y que esta semana también tuvo con el gobernador bonaerense Axel Kicillof. Algo parecen tejer muy lejos de los medios y con una discreción directamente proporcional a la magnitud de la crisis que buscan reconducir.
"Ya no hay margen para una institucionalización del Frente de Todos. Alberto tiene que definir, advierte el peso de la realidad y tiene que dejar de procastinar", sentenciaron en una oficina del frentetodismo para advertir que se acercan los tiempos de una presidencia de Fernández con un Gabinete consensuado entre los socios de la coalición, le guste o no.
El próximo jefe del Palacio de Hacienda es el punto de fuga de las especulaciones respecto a un futuro Gabinete. También sobre el rol que podría jugar Massa en ese nuevo armado. Dicen que no quiere volver a ser ministro coordinador, pero también resuena la posibilidad de un "superministerio" de Economía y Producción, aunque esa estructura implicaría tener al flamante ministro Daniel Scioli bajo su órbita. Es una alternativa impensada en otras latitudes de la coalición oficialista.
Una parte de las charlas se concretaron en el aire. Algunas en el vuelo a Los Ángeles, California, para participar de la Cumbre de las Américas y las otras en el regreso desde Munich a Buenos Aires. Massa posiblemente tome una decisión en las próximas horas, pero que no quiere llegar al Gabinete "por el acuerdo con una facción" sino como prenda de unidad entre Alberto, Cristina y los gobernadores del panperonismo que tallan en forma intermitente en la dinámica del Congreso, pero ahora recuperan una incidencia novedosa en la redistribución del poder que podrían recuperar si son parte de un nuevo acuerdo político para sustentar a un nuevo Gabinete. La unidad, dicen, no esta en discusión, pero los une el espanto a una debacle que les impida retomar la iniciativa antes del inicio del año electoral, donde jugarán su suerte.