FASE B

La ducha escocesa de Batakis

En Washington, la ministra dijo lo que debía y consiguió lo que pudo. El beneplácito helado del Fondo, el ruido político y el amnésico topo de Trump.

La ministra de Economía, Silvina Batakis, viajó a Washington a pesar de la cancelación de la visita presidencial por el covid del jefe de la Casa Blanca, Joe Biden, con dos misiones principales: mantener con vida el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y destrabar créditos de organismos multilaterales sin los cuales sería un poco más que muy difícil cumplir con la meta de acumulación de reservas. Completó, con lo vivido en Buenos Aires en sus primeros días de gestión, toda una sesión de ducha escocesa: agua ardiente para empezar, agua helada para terminar.

 

Esa práctica puede ser beneficiosa para la exfoliación de la piel, pero es un brete mayúsculo para la funcionaria. Así surge de la comparación del tenor del comunicado del Ministerio de Economía con el tuit de Kristalina Georgieva, tarea que arroja, en el primero, un frío listado de reuniones de alto nivel y, en el segundo, la constatación de una "reunión productiva" y la "bienvenida" a los "esfuerzos iniciales" de Batakis en pos de la "sustentabilidad fiscal", así como un "acuerdo sobre la importancia de la aplicación de un paquete decisivo para abordar los desafíos económicos y sociales de la Argentina". La ducha helada.

 

Lo anterior marca la debilidad actual de la Argentina: Batakis fue a decir lo que debía y obtuvo solo lo que podía. Esto no significa que el país no vaya a lograr cierta flexibilidad y hasta waivers de un FMI que –como el Gobierno, pero por otras razones– también hace el aguante: Alberto Fernández lo hacer para llegar a la meta del 10 de diciembre de 2023 con el olor de las reservas del Banco Central; el Fondo, para convivir con un gobierno nuevo y políticamente decidido a desplegar el ajuste en "cien horas".

 

Economía y, sobre todo, política

El Gobierno y el FMI bailan el minué en una pista económica, pero esencialmente política. Más allá de procesos históricos que no se pueden comparar linealmente, hay que recordar qué fue lo que gatilló el desastre de 2001: la negativa del organismo a seguir financiando a la Argentina. Son ya varias las veces en la historia argentina que el vaciamiento de reservas en el Banco Central coincidió con el vaciamiento terminal del poder político. El camino –verdaderamente angosto– para evitar otro naufragio estará dado por el ajuste que la ministra entiende como necesario y el que el Frente de Todos considera posible. El ruidoso debate interno sobre el "dólar agro" ilustra esta cuestión.

 

La Argentina necesitará waivers –licencias– del FMI ante el probable incumplimiento de las próximas metas trimestrales en materia monetaria, fiscal y de acumulación de reservas. Esto último es urgente porque –cepo mediante– se vincula con la capacidad del país de evitar una devaluación discreta del peso y hacer frente a la factura de energía importada. La crisis se muerde la cola y todo el tiempo plantea la cuestión de la autoridad.

 

Para cerrar la meta de reservas era necesario, desde el inicio, el concurso de organismos multilaterales como el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Este lunes, el primero hizo su parte al aprobar un crédito de 200 millones de dólares para la creación de empresas tecnológicas –eso será mañana; hoy, divisas para el Central–, pero el segundo dijo "no" a todo y complicó severamente las cosas. ¿Por qué?

 

El topo de Trump

El titular de esa entidad, el cubano-estadounidense Mauricio Claver-Caronerechazó el otorgamiento a la Argentina de créditos por 500 millones de dólares para obras de infraestructura –que debían elevarse a un total de 800 millones en septiembre– al postular, en una columna "oportunamente" publicada en The Wall Street Journal, que, "para obtener ayuda del BID, Argentina debe ayudarse a sí misma".

 

No es que el hombre no quiera, sino que no puede, parece, porque la "falta transparencia e integridad financiera" de nuestro país, sumadas a su "tumultuoso historial financiero", le impiden al banco regional "proteger su capacidad de ayudar de forma fiable a todos sus 26 prestatarios, incluidos los países pequeños con pocos recursos". Noble propósito.

 

La situación sería la opuesta a la vigente en 2018, cuando el Fondo, ante el cual él era el representante de los Estados Unidos de Donald Trump, le otorgó a Mauricio Macri el mayor paquete de asistencia financiera de la historia o, según dijo el propio Claver-Carone en julio de 2020, en una videoconferencia con el Consejo Chileno para las Relaciones Internacionales (CCRI), "para ayudar a Macri y evitar que el peronismo regresara a la Casa Rosada", como reveló entonces Infobae. Todo, bajo presión de Washington mediada por el susodicho, quien no se preocupaba entonces por el riesgo de arrojar dinero transnacional a un pozo ciego.

 

Tras su paso por el FMI, el funcionario de la cara de piedra llegó al BID por la decisión de Trump de romper la tradición que asignaba la silla principal de la segunda entidad a América Latina, del mismo modo que la del primero se reserva europeos o europeas y la del BM, a estadounidenses. La Argentina se opuso a eso con dureza, pero perdió. Hoy, con el republicano prematura y plenamente lanzado a la campaña para volver al poder en 2024 y con Jair Bolsonaro haciendo el populismo que le gusta a la gente para acortar la brecha con Lula da Silva y "darla vuelta" en octubre, Claver-Carone se erige en una pieza clave para formatear otra vez Sudamérica al gusto de la ultraderecha hemisférica. Todo, claro, bajo la impotente figura de Biden, que no pudo, no quiso o no supo sacarse de encima semejante clavo.

 

Reflejos verdes

El mercado local juzgó positivas las señales que dejó la charla entre Batakis y Georgieva y respondió, inicialmente, con una brusca caída del dólar en todos los tramos paralelos. El balde de agua fría que echó Claver-Carone recortó esas mejoras y el blue limitó a 4,73% su caída para cerrar a 322 pesos, mientras que los tipos de cambio bursátiles finalizaron entre planos o en alza. Con el daño hecho por el trumpista, hoy vuelve la batalla, para la cual este es el punto de inicio:

 

Fuente: Rava Bursátil.

 

Especuladores ramplones aparte, el mercado estará atento a saber cómo se compensará lo que el BID retacea, si habrá algún aporte extra de otro organismo o qué medidas puede anunciar un gobierno al que le urge que la brecha con el dólar oficial deje de orbitar en torno al 140% y baje, en el peor de los casos, al 100.

 

Alberto Fernández
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