LA PLATA (Corresponsalía Buenos Aires) Los lunes suelen ser jornadas donde los diversos centros mayoristas registran un gran afluente de comerciantes minoristas que reponen la mercadería vendida a lo largo del fin de semana. Este lunes, el presidente de la Federación de Almaceneros de la provincia de Buenos Aires (FABA), Fernando Savore, estuvo en dos mayoristas y el paisaje no fue el mismo: “Me los encontré vacíos”, dijo Letra P y completó la ecuación: “Si los clientes no consumen, no hay reposición de mercadería”. Esa foto se acentuó con la renuncia de Martín Guzmán al Ministerio de Economía, tras lo cual siguen registrándose aumentos de precios de productos de la canasta básica bajo la gestión de Silvina Batakis al frente de Hacienda.
En el comercio de proximidad, primer mostrador para el medir el pulso de la economía, el efecto Guzmán fue inmediato: “Se ve que los empresarios y dueños de los mayoristas no disfrutaron de aquel domingo porque ajustaron todos los precios”, dijo Savore al detallar que, el lunes 4, los precios con relación al sábado aumentaron más de 10% en alimentos y 13% en productos de higiene personal, con el agravante de que “no había papel higiénico ni rollos de cocina porque, según nos explicaban, no había entrado celulosa al país, ya que la celulosa es un commoditie que había aumentado 30%”.
Conocedor de las mañas especulativas de los eslabones superiores de la cadena, el titular de FABA no duda sobre la responsabilidad de quienes acopian mercadería: “A mí nadie me va a convencer de que no hay papel ni rollos de cocina en el país. Si le dan el bendito 40% (de suba), después lo vas a encontrar como siempre. Hasta que logran la meta de aumento que ellos quieren, no largan la mercadería. Siempre pasa lo mismo”.
El dirigente afirmó que ahora comenzó a aparecer el papel higiénico a retazos, con subas de entre 30 y 35%. “Hay precios que te sorprenden. Todos los mayoristas aumentaron mucho”, se queja. Pero, ¿son los mayoristas o son las empresas? Savore asegura que hay que evaluar toda la cadena, aunque posó la lupa sobre los grandes formadores: “Las empresas han abusado. Se conocen los monopolios que son los dueños de la comida, de los productos de higiene personal, ahí hay que hacer foco. En lo que respecta a nuestra cadena, el último eslabón somos nosotros, el anterior, el distribuidor o mayorista, y antes, el gran monopolio o la fábrica que no nos quiere vender”.
El caso paradigmático del papel higiénico se traduce en una consecuencia concreta: “Tengo que poner plata de mi bolsillo para reponer la mercadería”, recalcó el dirigente almacenero y describió que pagó el producto 70 pesos más de lo que lo vendió.
Tras definir los últimos días como “una semana de carrera”, Savore enfatizó: “No sabíamos ni qué precio poner, si estábamos comprando a un precio lógico más allá de los faltantes”. Bajo ese cielo, esta semana comenzó con más incrementos: “El azúcar pasó de 107 a 148 pesos; un frasco de café de 170 gramos que vendíamos a 600 o 700 pesos hoy hay que venderlo a $1.000. La yerba aumentó 15%. Nada se salvó del golpe de precios. No hubo mercadería a la que no tuviéramos que cambiarle el precio”. Savore dic que eso se traduce en “la caída permanente del consumo”.
Los planteos a Batakis
El titular de FABA dice que la ministra Batakis debe ajustar controles, aplicar sanciones y diagramar una mesa más fluida entre todos los eslabones de la cadena. Uno de los puntos detallados por Batakis durante la presentación de medidas fue la reglamentación del tribunal de Defensa de la Competencia para arbitrar y controlar los aumentos desmedidos de precios. “Me gustaría saber por quiénes estará conformado”, disparó Savore.
Más allá de lo expuesto por Batakis sobre la incidencia real del dólar blue en el mercado cambiario, el dirigente almacenero observó que, en el llano, “cuando el dólar blue se mueve, la mercadería se va para arriba”. Ante eso, reclamó que esas maniobras se empiecen a regular “porque termina castigando al bolsillo del consumidor y nosotros somos un espejo de eso”.
Panaderos
Emilio Majori, dirigente de la Federación Panaderil de Buenos Aires y presidente del Centro de Industriales Panaderos de La Matanza, aseveró que, en el ámbito industrial, el panorama es complejo. “Las materias grasas se han ido a cualquier precio, las azúcares también. Hay gente que vende el producto porque somos clientes de muchos años, vende con la boleta abierta, o sea, la semana próxima descarga y cobra al precio de ese día lo que deja hoy”.
El dirigente panadero detalló que el fideicomiso generado semanas atrás por el Gobierno para subsidiar el precio de la harina impactó positivamente en un comienzo. “Recibimos mucha harina subvencionada, aprovechamos los primeros días”, indicó. No obstante, detalló que la semana pasada les informaron que había subido el 8% de lo que habíamos recibido y ahora hay un paréntesis. “Hace 15 días que le pedimos la harina y no nos entregan. La mayoría no está recibiendo harina”, dijo. Sobre ese cuadro, Majori consideró: “Hay entre 20 y 25 por ciento de especulación. Es mucho”. Amén de esa situación, el dirigente panaderil aseguró que “por ahora” el impacto no repercutió con fuerza en el precio del pan: “Aumentó todo lo derivado: factura, los bizcochos, las masas”.
En ese contexto, esta semana se dio una reunión de todos los centros de la provincia con el gremio de molineros, con los que, en febrero, cerraron un incremento anual del 45% en cuatro tramos, con una revisión en octubre, para los trabajadores del sector. Por estos días está en discusión añadir un 15% y reabrir la paritaria en octubre.