Quince minutos “amenos” compartidos en privado y setenta sobre el escenario, a la vista de Todos, fueron parte del deshielo en la relación entre Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, que volvieron a verse después de tres meses de distancia y consiguieron aplacar la tensión interna de la coalición peronista, pese a que las diferencias quedaron nuevamente expuestas.
La Casa Rosada respiró aliviada. Aunque Cristina volvió a señalar el déficit en la política económica y a pedirle al Presidente que transite las tensiones propias del poder, gobierne para las mayorías y use “la lapicera”, el entorno de Fernández quedó satisfecho por la foto y el tono del reencuentro.
“Fueron buenos el encuentro y el acto”, dijo un funcionario de primera línea que dialogó con el Presidente tras el evento por los 100 años de YPF, que se celebró el Tecnópolis, donde estuvieron ministros y ministras del gabinete nacional, gobernadores, dirigentes, empresarios, senadores y diputados nacionales.
Fernández y Cristina se encontraron en el predio unos 15 minutos antes de que arrancara el evento. La primera en llegar fue la vicepresidenta, que lo hizo vía terrestre. En el comienzo de su discurso, señaló que el tránsito había sido “insoportable” pero “una buena señal”, como un guiño por la mejora en la actividad económica. Así lo tomó el Presidente, como un “elogio” a la reactivación.
Fernández llegó a Tecnópolis minutos más tarde, en helicóptero, acompañado por sus funcionarios de máxima confianza, el canciller Santiago Cafiero, la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra; el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello, y la portavoz, Gabriela Cerruti. Enseguida, se reunió con la vicepresidenta en un sector vip que tenían reservado exclusivamente para ambos, ubicado detrás del escenario.
En su primer encuentro cara a cara desde el 1 de marzo, estuvieron juntos cerca de 15 minutos, mientras funcionarios y dirigentes se ubicaban en las cerca de 600 sillas dispuestas en el salón donde se celebró el acto. Cristina reveló luego que habían conversado también con Oscar Parrilli sobre cómo se armó el predio Tecnópolis, en 2011, mientras ella era jefa de Estado. Según el entorno del Presidente, fue un encuentro “afectuoso” y “ameno”.
El tono distendido se tradujo en lo gestual en diferentes ocasiones durante el acto. El Presidente y Cristina intercambiaron palabas mientras hablaba el titular de YPF, Pablo González. Fernández se largó a reír después del video que aportó la exmandataria en el que Nicolás Dujovne, el exministro de Economía de Mauricio Macri, la llamaba “estrafalaria” por haber dejado al país desendeudado. Se tomaron de la mano cuando la vicepresidenta terminó su alocución. Fernández volvió a reírse cuando citó a Luis Alberto Spinetta y dijo que sabía que a Cristina no le gustaba su vena hippie.
En “la familia disfuncional” que es el Frente de Todos, los Fernández lograron volver a componer la foto conjunta, que incluyó guiños y gestos de afecto, pero, en lo discursivo, volvieron a mostrar que las diferencias internas no están saldadas. Abajo del escenario, se mezclaron albertistas y cristinistas, cruzaron saludos y esperaron el nuevo capítulo de una historia de tensiones.
Lejos de bajar su agenda, Cristina volvió a referirse a los mismos temas que había mencionado en el discurso que dio durante su visita a Chaco, hace casi un mes. Habló sobre la necesidad de cuidar los dólares del Banco Central, remarcó que se vive “un festival de importaciones” y le pidió al Presidente que se pelee con quien sea necesario por defender “los intereses de las mayorías”. Los dardos apuntaron nuevamente al plan económico y a los funcionarios encargados de ejecutarlo.
“Te dije la otra vez que tenías la lapicera. Lo que te pido es que la uses. Eso no significa pelearse”, dijo Cristina. A varios funcionarios les corrió frío. Al Presidente se le desdibujó la sonrisa. Cerca de Fernández recordaron que no era la primera vez que hacía uso de esa frase y desdramatizaron el momento. La vicepresidenta no fue más allá. Volvió al tono afable y se quebró al recordar que vio que “a Néstor (Kirchner) se le fue la vida” en la defensa de las mayorías. “El que quiera gobernar sin tensiones ni conflictos le recomiendo que se presente en Suiza”, dijo.
Por último, Cristina hizo alusión a Techint, la empresa que construirá el gasoducto para transportar el gas de Vaca Muerta. “Hay que pedirle que la chapa laminada que hacen en Brasil la hagan acá. Que pongan la línea de producción de chapa en Argentina. Si han ganado fortunas en Argentina. El balance, Alberto, de 2021, triplicó el de 2020”, dijo la vicepresidenta para ilustrar una de las discusiones que, entiende, el Gobierno debe tener con las grandes empresas.
A su turno, Fernández le respondió. “Tiene razón también Cristina. En la charla que tuve el otro día con el presidente de Techint, para hablar sin eufemismos, le planteo mi preocupación. Ganar no es indecente. Indecente es que las ganancias queden en manos de unos pocos y la pobreza se distribuya en millones”, dijo.
El Presidente siguió en su discurso con una línea crítica de la política económica del macrismo, volvió a pedir por la unidad y le respondió, a su manera, a la vicepresidenta. “No soy ingenuo, no soy voluntarista”, negó. También pidió dejar de poner la mirada en el pasado y pensar en el futuro. “No me vengan con que todo tiempo pasado fue mejor. Mañana es mejor”, dijo, citando a Spinetta.
Fernández y su entorno se quejan de las permanentes alusiones de la vicepresidenta al pasado kirchnerista porque entienden que no contempla la realidad actual y las circunstancias que le tocó a atravesar a su Gobierno.
Más allá de las diferencias, en el FdT valoraron la foto del deshielo. “Los dos salen bien parados, mostrando capacidades para administrar las tensiones de esta familia disfuncional que es la coalición. Muestran que defienden juntos intereses en común que tenemos. Al peronismo le hace bien”, dijo un vocero del espacio. Otros, en cambio, lamentaron que un acto conjunto haya sido una nueva oportunidad "para seguir marcando las diferencias" internas.
Finalizado el acto, Fernández y Cristina partieron por separado, tras haber dado, al menos, un paso en pos de la unidad del Frente de Todos. Por ahora, no agendaron un nuevo encuentro.