En un acto de casi una hora, el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner compartieron escenario luego de estar 90 días sin verse y en medio de una feroz interna que quebró, aunque no formalmente, el Frente de Todos (FdT). En el predio de Tecnópolis, ubicado en San Martín, y en la conmemoración del centenario de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), la vice dio muestras de querer dejar el distanciamiento atrás, pero exigió "pecho y coraje ante la adversidad" y recomendó que "el que quiera gobernar sin tensiones ni conflictos se postule para la presidencia de Suiza". Después, directamente le hizo un reclamo en la cara: "Te pido que uses la lapicera, Alberto, con los que tienen que darle cosas al país".
El discurso de Cristina arrancó muy institucional, con una fuerte reivindicación de YPF -"nada más nuestro que esto"- y un relato histórico sobre los últimos vaivenes de la compañía.
El primer intercambio entre la dupla presidencial fue distendido. “Tecnópolis, lo charlábamos recién con Alberto, ¿Saben cómo nació esto?”, se preguntó antes de relatar la construcción del predio que durante su última gestión presidencial buscó difundir la cultura y la ciencia argentina. “Estaba pensando para la Ciudad, pero el jefe de Gobierno MM (por Mauricio Macri) no dio la autorización”, recordó y, con carga política, agregó: “Ante la adversidad, pecho y coraje. La historia se construye también frente a las adversidades”. El Presidente, por su parte, se rio, aunque acaso el mensaje haya sido para él.
Minutos después, la vice fue por más. En el marco de una vehemente defensa de sus dos presidencias, no del gobierno actual, habló de inflación y advirtió: “Gobernar es administrar las tensiones inflacionarias en favor de las grandes mayorías”. “El que quiera gobernar sin tensiones ni conflictos le recomiendo que se postule para la presidencia de Suiza. Acá, salvo en los cementerios, siempre hay tensiones y conflictos”. La frase hizo recordar a la primera crisis que vivió el FdT, cuando Cristina les recomendó a “los funcionarios que no funcionan” que “busquen otro laburo” y estuvo dirigida, a pesar de no nombrarlo, al ministro de Economía, Martín Guzmán -que estuvo sentado en el público-, quien busca dejar de expresar las disputas internas del Gobierno en público para evitar incertidumbres que repercutan en los aumentos de precios.
CFK siguió en esa línea, mientras el Presidente la miraba con su cabeza apoyada sobre una de sus manos. "Tenemos que entender -pidió- que las decisiones que responden a las grandes mayorías encuentran muchos escollos y zancadillas, pero créanme que es indescriptible la sensación y los sentimientos que uno experimenta cuando siente que ha cumplido con un deber".
La vicepresidenta le reclamó al Presidente mayor dureza en las negociaciones con empresarios. "Hay que sentarse, pero no como amigos, sino pidiéndoles que devuelvan algo. No les estamos pidiendo que regalen ni que pierdan. Nadie les pide regalos, porque, si yo fuera empresaria, tampoco lo haría". A párrafo seguido, fue al hueso. "Te pido que uses la lapicera, Alberto, con los que tienen que darle cosas al país", le dijo y le recordó la carta-bomba que publicó tras la derrota oficialista en las PASO, cuando "te dije que tenías la lapicera".
"Tengamos fe y mucha esperanza en nuestras propias fuerzas. Nadie va a regalarnos nada; tenemos que construirlo con esfuerzo, sacrificio y solidaridad para los que menos tienen en nuestra querida patria", dijo para cerrar y le dio la mano al Presidente.
Entre los presentes se encontraban los gobernadores de las provincias petroleras; el ministro de Economía, Martín Guzmán, blanco predilecto del cristinismo en el "debate de ideas" del oficialismo, el resto del gabinete y diferentes figuras de la provincia de Buenos Aires, entre las que apareció el gobernador, Axel Kicillof.
Cerca de las 18, y con una hora de demora a lo anunciado, el Presidente y la vice ingresaron al escenario junto al presidente de YPF, Pablo González, con rostros muy sonrientes y, al menos a primera vista, distendidos. El jefe de Estado se sentó en el centro del estrado, con la vice a su derecha y el titular de la petrolera a su izquierda.
A pesar de las asperezas, la fórmula presidencial tuvo una coincidencia al entrar al escenario: Presidente y vice vistieron de azul y blanco, los colores de la Argentina y de la empresa que este viernes celebró sus 100 años. Cristina Kirchner lo hizo con una sonrisa, mientras que el Presidente, aunque también ofreció sonrisas y saludos a la platea, no pudo evitar alguna mueca de molestia. Durante el discurso de González, que reivindicó la gestión de CFK como presidenta y, en particular, la renacionalización de la compañía durante su segunda presidencia, Presidente y vice apenas intercambiaban miradas cortas que se convirtieron en pocas palabras cuando ella le pidió a él una lapicera.