El campo y la agroindustria santafesina no solo apuntalan a fuerza de divisas la economía del país, sino que se posicionan como modelo clave del futuro de la Argentina. Al menos así lo vienen planteando los políticos santafesinos en las últimas semanas y se vio con mayor claridad en Expoagro y en la muestra de Agroactiva.
El macrista Miguel Del Sel y el diputado provincial Maximiliano Pullaro, posible candidato por el radicalismo, se mostraron juntos y nutrieron las versiones de la conformación de un frente de frentes opositor. Por su parte, el intendente de Rosario, Pablo Javkin, hizo 100 kilómetros para estar en el escenario de Agroactiva.
El ministro de Agricultura, Julián Domínguez, fue, una vez más, el encargado oficial de borrar del mapa la tensión con el gobierno nacional. “La gallina de los huevos argentina es el productor agropecuario”, soltó. Luego reafirmó que el Gobierno no tocará las retenciones en este momento de precios de alimentos por el cielo. “El productor no es formador de precio. Eso está fuera de discusión”, dijo y puede interpretarse como ratificación a aquella desautorización al presidente Alberto Fernández que se mostró a favor de aumentar los derechos de exportación.
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El peronismo santafesino está intentando dejar atrás las diferencias insalvables con el campo que nacieron en 2008 con la resolución 125. La dirigencia interpreta que hay que otorgarle herramientas para que produzca. La batalla ideológica está perdida, dicen, pero creen que en las elecciones pueden pesar otros factores. El fundamento, que le llevó varios años entender, es que no todo el campo está representado por la Sociedad Rural.
El gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, lo sabe bien desde hace tiempo y lo pone en práctica. “Aquí estamos frente a una clara expresión de la realidad y el futuro de la Argentina”, dijo en su discurso en Agroactiva. El eje productivo es central para el mandatario.
Hay algo de descubrimiento de la clase dirigente sobre la tecnología aplicada a la actividad rural. El hito más conocido del sector sea el trigo y la soja HB4, modificado genéticamente para resistir a la sequía. Las resistencias y el lobby ya se han narrado, como también el apoyo de Perotti y Domínguez al desarrollo de la rosarina Bioceres y sobre todo a su CEO, Federico Trucco. Domínguez no perdió oportunidad para intentar acallar las resistencias al producto estrella de la empresa que cotiza en la bolsa neoyorquina. “Tengamos tranquilidad que nuestros productos no van a valer menos, lo buscan de cualquier manera. Europa postergó los controles sanitarios hasta 2030 porque hoy tienen hambre”.
“Julián (Domínguez) hablaba de las autorizaciones dadas, y el reconocimiento internacional a científicos argentinos, empresarios que apostaron a ese conocimiento y a ese vínculo con el sector privado”, resaltó el gobernador en alusión al CEO. En momentos en que parte de Juntos por el Cambio puso la mirada sobre el empresario para sondearlo para una eventual candidatura, el peronismo tampoco le pierde pisada.
La apuesta de la política por el sector también incluyó en las últimas semanas la entrega de los “Premios Potenciando la Inversión”, un reconocimiento del Banco de la Nación a empresas de Santa Fe por su aporte a la producción, a la innovación y su contribución a la reactivación de la economía del país.