2022 toma ya, al ritmo de la crisis del oficialismo, una dinámica de año electoral. Por eso, el asado del miércoles por la noche en la casa de San Isidro del exgobernador Juan Manuel Urtubey adquiere otra dimensión. El salteño, quien, como reveló Letra P, había reactivado sus charlas políticas domésticas después de su breve éxodo al exterior, fue el anfitrión de una cena no sólo multitudinaria sino variopinta.
Asistieron radicales, peronistas fuera del ecosistema todista, exmacristas y hasta un socio del socialsmo. Una mesa con un denominador común, resaltaron las fuentes que difundieron la comida. "La cena tuvo como eje conversar sobre la situación del país en una mesa con otros dirigentes que se consideran fuera de la grieta", es el resumen. A modo de revival de la ancha avenida del medio de Sergio Massa, el proyecto suena hoy a un massismo sin (por el momento) Massa. El titular de Diputados fortaleció sus coincidencias con el cristinismo.
Más allá de la charla, lo más importante fueron los comensales. El gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, que impulsa a un presidenciable radical para 2023 (podría ser él), cursó la invitación al mandatario cordobés Juan Schiaretti, a quien también le avisó el diputado Emilio Monzó, titular de la Cámara baja en la era Cambiemos. Había sillas para otros bonaerenses, como sus pares Florencio Randazzo y Graciela Camaño. No hubo un único referente de la UCR, también asistió el exsenador y exgobernador chaqueño Ángel Rozas. Completó la mesa Pablo Javkin, intendente de Rosario, socio del socialismo
En otras palabras, ante un escenario prematuro, igual podría ser el puntapié para el nacimiento de un centrismo en un sistema político dominado por los extremos, con la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner en un polo y los halcones del PRO, con el expresidente Mauricio Macri, en el otro. "Coincidieron en que el país necesita construir consensos para salir adelante", reportaron fuentes que participaron de la cumbre.
Ahora bien, completaron, los dirigentes ensayaron en la sobremesa "la posibilidad de avanzar en el plano legislativo en reformas necesarias". ¿Qué signifca? No spoilean demasiado, pero hay dos temas que sueltan: la prometida desde siempre boleta única y el proyecto para convertir planes sociales en empleo, una bandera también enarbolada por el Gobierno.
Lo más relevante para el futuro: acordaron una nueva cumbre, aún sin fecha.