El presidente de Chile, Gabriel Boric, desarrolló este lunes la primera jornada de su visita oficial a la Argentina, en la cual emprendió la firma de cuatro memorándums de entendimiento vinculados a la defensa de los derechos humanos, energía y relaciones diplomáticas, junto al mandatario anfitrión, Alberto Fernández, en un encuentro que mostró las afinidades que superan la Cordillera y los límites sobre los cuales deberán trabajar los jefes de Estado para alcanzar la máxima potencialidad bilateral.
En el Museo del Bicentenario, luego de mantener una reunión ampliada entre las distintas delegaciones nacionales, firmaron cuatro memorándums de entendimiento. El primero de ellos, para coordinar trabajos y encuentros conjuntos entre los distintos sitios y espacios de memoria de las últimas dictaduras cívicos militares; otro para avanzar en la “integración energética bilateral para contribuir con los objetivos de descarbonización y transición energética”; un tercero para abordar de forma bilateral “el desafío de la migración internacional" y, por último, uno sobre “cooperación en materia de derechos de las personas LGBTIQ+”. Todos forman parte de las distintas agendas nacionales que encuentran coincidencias entre los dos gobiernos, tanto en el Frente de Todos (FdT), que creó el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, como el de Boric, que llegó al Palacio de la Moneda con una fuerte impronta feminista e, incluso, con una mayoría de mujeres al frente de los ministerios, que se imponen 14 a 10 sobre los hombres.
“Chile es un país latinoamericano y desde ahí vamos a construir comunidad, región, cooperación e internacionalismo”, dijo Boric durante su conferencia de prensa para evidenciar los cambios que se viven del otro lado de la Cordillera a raíz de la llegada al poder del gobierno más progresista desde el golpe de estado contra el exmandatario Salvador Allende, en 1973. “Si bien durante mucho tiempo estuvimos mirando en otras direcciones, ya sea en el Norte o el (Océano) Pacífico, nuestra base es América Latina”, profundizó y pidió construir “una voz unida” y de “cooperación” regional ante el escenario internacional. “Si seguimos por separado, nos vamos a hundir por separado, pero podemos salvarnos si estamos juntos”, afirmó, para el regocijo del oficialismo argentino, que ve en Boric un nuevo actor para reconstruir la “Patria Grande latinoamericana”.
La convocatoria de Boric para crear “una voz unida” en la región capaz de representar al continente en instancias y foros internacionales, como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el G20 y las conferencias sobre cambio climático, generan buenos augurios en la Casa Rosada ante la expectativa, siempre latente en Balcarce 50, de calzarle el traje de delegado al propio Alberto Fernández. Hasta el momento, una dinámica le juega a favor al presidente argentino: la izquierda se afianzó en países cuya incidencia internacional es menor a la de Buenos Aires, como Bolivia, Perú y Chile, por lo cual buscan respaldarse en la potestad porteña. De todas maneras, ante las elecciones presidenciales de octubre en Brasil y las fuertes posibilidades de que vuelva al poder el expresidente Lula da Silva, esa dinámica promete cambiar ante el rol que supo jugar en el pasado Brasilia de la mano, justamente, del líder del Partido de los Trabajadores (PT).
Los límites de la dulzura
La primera jornada mostró, tanbién, las banquinas del camino a realizar de forma conjunta. Boric defendió la actualización de las fronteras marítimas de Chile hecha por el expresidente Sebastián Piñera en 2020, por lo cual reconoció como propias cerca de 200 millas sobre las que la Argentina, en base a tratados y reconocimientos internacionales, alega su propia jurisdicción. “La política de límites es una política de Estado; por lo tanto, podremos tener diferencias, pero lo vamos a resolver mediante los buenos oficios”, afirmó Boric y agregó: “No tiene sentido esconderlo. Tenemos una postura distinta, pero eso no impide que trabajemos de manera conjunta con todo lo que nos une”.
Otra diferencia que se evidenció fue la denuncia de Boric, consultado por la actualidad de Venezuela, Cuba y Nicaragua, contra las violaciones a los derechos humanos “en todos los rincones del mundo”. A diferencia del FdT, el mandatario chileno criticó con dureza al presidente venezolano, Nicolás Maduro, y a su par de Nicaragua, Daniel Ortega, a quienes acusó de reprimir manifestaciones pacíficas y cercenar los estándares democráticos.
La política de la Casa Rosada ante estos temas es más zigzagueante al tener en cuenta la amplitud política que existe en sus filas entre aquellos sectores que aún respaldan a aquellos gobiernos. “El problema que existe en algunos sectores de izquierda respecto de un doble estándar de derechos humanos también lo tienen algunos sectores de derecha cuando solo hablan de Venezuela, Nicaragua y Cuba”, analizó Boric antes de denunciar la actualidad que se vive en Colombia, Yemen, Palestina e, incluso, su propio país luego del estallido social de 2019.
Este lunes, Boric también visitó el Congreso, donde se reunió con el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, y la presidenta provisional del Senado, Claudia Ledesma Abdala, ante la ausencia de Cristina Fernández de Kirchner, quien se encuentra en la Patagonia. Además, asistió a un encuentro en la Corte Suprema, donde se reunió con su vicepresidente, Carlos Rosenkrantz. Estos encuentros son una demostración de la amplitud de la visita, que incluyó a los tres poderes del Estado y esta noche contará con una cena y un espectáculo en el Centro Cultural Kirchner (CCK), donde habrá una participación, también, de artistas de Chile.
La primera gira internacional de Boric finalizará este martes, luego de inaugurar el foro empresarial del Comité de Comercio Argentina-Chile, que se llevará a cabo en el Palacio San Martín.