LA PLATA (Corresponsalía Buenos Aires) A 48 horas del llamado de Cristina Fernández para que la dirigencia de su espacio político tome el bastón de mariscal en sus manos, el ministro del Interior Eduardo Wado de Pedro y el gobernador Axel Kicillof, los dos posibles candidatos del kirchnerismo el año próximo, salieron este jueves a dar un paso al frente con apariciones públicas en las que anticiparon la pelea electoral de 2023, castigaron a la oposición y pidieron que se active la discusión política en el Frente de Todos.
Después del zamarreo de CFK en el mensaje del martes en Avellaneda, donde la vicepresidenta los instó a salir al ruedo “sin pedir permiso”, Wado y Kicillof se hicieron cargo de ese planteo; en el caso del gobernador, con una acto militante en el que volvió a dar señales explícitas de su intención de competir por la reelección en la provincia de Buenos Aires pese a las movidas internas para instalarlo como eventual postulante a la presidencia.
Las apariciones públicas de los dos pueden ser leídas como una respuesta directa a ese mensaje de la expresidenta. De Pedro y Kicillof son los dos principales activos electorales del kirchnerismo ante la posibilidad cierta de que La Jefa, tal como lo anticipó después del fallo en la causa Vialidad y lo repitiera el martes en Avellaneda, no competirá por "ningún cargo” en 2023.
El minstro, que viene instalándose mediáticamente hace varios meses y a quien algunos señalan como posible candidato presidencial del kirchnerismo, se mostró este jueves en sintonía con ese pedido de su líder política, con una entrevista en la que envió un mensaje abierto para que el Frente de Todos empiece una discusión “lo más pública posible” sobre el armado electoral 2023.
De Pedro no eligió un medio de la galaxia K ni tampoco saltó la grieta para hablar ante los micrófonos del periodismo de guerra opositor. La entrevista la concedió a Radio Con Vos, una emisora ubicada en la sintonía de Corea del centro, donde pontificó con aire mediocampista que “cuando los políticos se sientan a acordar a puertas cerradas, la gente pierde”.
En esa línea, señaló que su intención es dar la discusión “lo más pública posible para que la gente vea quién es quién”.
En la entrevista, visibilizó el reclamo de un ámbito de debate político que diversos sectores del oficialismo vienen demandando con la mira en la Casa Rosada. “No hay una mesa institucional con todos los dirigentes, que es lo que muchos pretendemos, pero creemos que se va a conformar. Sí hay mesas políticas en las provincias. El Partido Justicialista bonaerense funciona, se junta, eso es oportuno tenerlo en 2023”, dijo el ministro tirándole flores a Máximo Kirchner, titular del PJ de Buenos Aires, y diferenciándolo de Alberto Fernández, presidente del partido a nivel nacional.
Sin embargo, el ministro insistió en una prédica que también es parte del discurso de manual de Juntos por el Cambio y buscó tirar lejos la pelota de la rosca electoral. "Como cualquier dirigente que le toca estar en un cargo del Ejecutivo, estoy abocado a gestionar, como lo hace el ministro de Economía y el Presidente. Entiendo que la oposición se anticipó demasiado a hablar de candidaturas, pero es el año que viene cuando se van a comenzar a dar las discusiones en una mesa política para resolverlas".
Kicillof eligió un formato conocido para su aparición política: las mateadas por las plazas, esta vez en el parque Islas Malvinas de La Plata, adonde llegó poco después de cerrar el acuerdo paritario con los gremios docentes y estatales, acompañado por el grueso de su gabinete y dirigentes del kirchnerismo platense y La Cámpora.
Ante un millar de personas, Kicillof dio un discurso de barricada de más de una hora, en el que tocó diversos temas, desde el conflicto por la coparticipación hasta las obras en las escuelas bonaerenses, y cerró con un mensaje en el que más o menos explícitamente volvió a referirse a su intención reeleccionista.
“El año que viene le vamos a pedir a esta provincia que nos siga acompañando”, lanzó ante el aplauso de los asistentes y el cantito que esbozaron en las primeras filas: “Borombombón, borombombón, en la provincia la reelección” entonaron los militantes, que llevaron mates y reposeras a la plaza ubicada a seis cuadras de la Catedral platense.
“Creo que falta mucho para el planteo de una oferta electoral. Por lo pronto, siendo gobernador me queda un año de gobierno y me tengo que dedicar a la gestión”, dijo después, consultado por periodistas.
Como contó Letra P, en la antesala de la campaña electoral plena, Kicillof apuesta a recuperar la mística de 2019 explotando lo que en su entorno entienden es uno de sus principales activos, el contacto cercano con la militancia y los vecinos, que este jueves se agolparon a su alrededor para tener selfies, acercarle una carta con algún pedido o simplemente darle un beso.
“Nos pidieron que tomemos el bastón de mariscal y el bastón lo tenemos encima, recorriendo cada punto de la provincia de Buenos Aires”, dijo Kicillof, recogiendo abiertamente el guante que lanzó Cristina. Y cerró con la frase que intenta convertir en eslogan de su campaña por la reelección: “Hay derecho a futuro”.