LA PLATA (Corresponsalía Buenos Aires) Malena Galmarini ya camina Tigre con traje de candidata. La titular de AYSA encabeza actividades de la empresa con tintes de campaña, como cuando inauguró obras de la empresa en los barrios Bello Horizonte, López Camelo y Parque López Camelo Sur. Cien manzanas donde viven más de 12 mil vecinos con conexiones de agua y cloacas.
Los desembarcos en el distrito que gobierna su exaliado político Julio Zamora son cada vez más frecuentes. Semanas atrás, participó de un almuerzo en la localidad de Troncos del Talar, junto a militantes de su espacio político, que lucieron pecheras con la leyenda “Malena 2023”. Allí, anunció lo que en su entorno venía siendo un secreto a voces: el año que viene será precandidata del Frente de Todos (FdT) para competir por la intendencia del distrito.
“Podemos lograr todo aquello que nos propongamos, por eso quiero decirles abiertamente que el año que viene me voy a presentar como precandidata a la intendencia en Tigre”, dijo Galmarini, que ya fue concejal y secretaria de Política Sanitaria y Desarrollo Humano.
Más allá de lo que haga Sergio Massa con su postulación presidencial en 2023, Galmarini buscará el año que viene lo que -por pedido de su familia y en pos de un acuerdo nacional- debió renunciar a hacer en 2019. Competirá para recuperar el sillón de intendente de Tigre, ese que ocupó el ministro de Economía formalmente y que ella administró de hecho, dice, cuando su esposo pidió licencia como intendente para ocupar la Jefatura de Gabinete.
La jugada, que cayó como una bomba política en el municipio, supone varios riesgos. El más evidente, la interna con el actual intendente y exdelfín político de Massa-Galmarini, Zamora, que también anunció que irá por un mandato más, pelea de la que no piensa bajarse. Pero hay otros, como la posibilidad de que Zamora pegue un volantazo de último momento que pueda abrir el camino a un triunfo de la oposición.
La historia de la pelea entre Sergio, Malena y Zamora tiene varias versiones, pero todas coinciden en que no tiene vuelta atrás.
Cuando en 2007 Massa se consagró intendente de Tigre, Zamora lo acompañó como primer concejal. Venían trabajando juntos desde hacía años para desbancar al histórico vecinalista Ricardo Ubieto. Y fue Zamora quien lo reemplazó cuando, en 2008, dejó el cargo para ocupar la Jefatura de Gabinete del primer gobierno de Cristina Fernández. En 2011, Massa fue reelecto y Zamora lo volvió a reemplazar en 2013, cuando, ya con el Frente Renovador constituido, dejó la intendencia para mudarse al Congreso.
El actual jefe comunal fue electo por primera vez en 2015 y las tensiones con Malena Galmarini, que ocupaba un cargo en el organigrama comunal, se fueron agudizando. Hasta que, en 2017, después de idas y vueltas y tensiones que salían a la luz en cada armado de listas, llegó la ruptura definitiva, empujada por la derrota en las urnas frente a Cambiemos.
Cuando en 2019 los Massa-Galmarini aceptaron incorporarse al Frente de Todos, Malena tenía decidido postularse a la intendencia para pelearle “mano a mano” a Zamora, cuentan en su entorno. Pero entre Sergio y su hermano, Sebastián Galmarini, la convencieron de que cambiara de idea.
“Estaba en juego algo muy importante. Estaba en juego la elección nacional y había que hacer un gesto para la unidad. Nosotros siempre lo hicimos”, repiten desde entonces en el massismo sobre la decisión de Malena de finalmente presentarse como cabeza de nómina a la Cámara de Diputados por la Primera sección electoral, banca que finalmente dejó para ir a la presidencia de AYSA.
Aunque los concejales del massismo y los que responden a Zamora comparten bloque en Tigre, el vínculo está roto. “Hoy no hay diálogo. Él se ocupó de romper todo”, dicen en el entorno de la titular de AYSA. Otras voces del Frente Renovador hablan de una situación que va más allá de lo político, casi hasta el plano personal.
Por eso, ahora no hay vuelta atrás. Con los fierros que supone la gestión en AYSA, que le permitió desembarcos con obras en todo el conurbano y especialmente en Tigre, Galmarini confía en que puede disputarle la interna a Zamora en el distrito. “Entre 2007 y 2015, ella se la pasó laburando en Tigre, cuando Sergio estuvo de licencia. Lo conoce mucho, ya fue una especie de intendenta en funciones”, se entusiasman en el FR.
Más allá de haberse anotado en la carrera, para las certezas sobre cómo será la elección falta mucho. Con las PASO en el horizonte, todo indica que habrá pelea mano a mano con Zamora. Pero las condiciones en que llegue su armado irán en consonancia con lo que resuelva finalmente Sergio Massa. No será lo mismo si su esposo es el candidato presidencial que si finalmente cumple con su anuncio de autoexcluirse, bajarse de la pelea mayor y jugar otro rol.
Con Massa candidato presidencial tras haber ordenado la economía, la carrera electoral de Malena adquiere otro perfil, entienden en el FR. Quienes conocen bien la pelea y la interna en Tigre creen que a Zamora el escenario le será por demás adverso para ir por la reelección.
El desafío será, entonces, ir a una pelea interna muy caliente sin que haya una ruptura definitiva. Si a Zamora se le ocurriera, por ejemplo, ir por afuera del Frente de Todos, podría armar una lista que divida el voto oficialista y allane el camino a un eventual triunfo de Juntos, con Malena Galmarini como cara de esa derrota.