CONCORDIA (Corresponsalía Entre Ríos) La clausura por una denuncia por contaminación de una arenera del delta de esta provincia que provee insumos para Vaca Muerta desató una serie de interferencias y reproches no sólo entre el gobierno entrerriano y la justicia federal, sino también hacia adentro de la propia administración del gobernador Gustavo Bordet, al que acusan de una reacción "poco activa" frente al caso.
Cristamine es una de las tantas areneras que se dedica en la provincia a la extracción de arenas silíceas, un mineral que es demandado específicamente en el negocio del petróleo porque es clave para la técnica del fracking. Hace algunos meses, y durante la gestión provincial del ahora secretario de Agricultura de la Nación, Juan José Bahillo, la empresa, junto a otras ocho areneras, fue clausurada provisoriamente por tener vencido el certificado de aptitud ambiental que otorga Entre Ríos. Ahora, tras otra denuncia por contaminación, la misma firma fue allanada por el Juez Federal de Gualeguaychú, Hernán Viri, quien decidió clausurar uno de los pozos para el lavado de la arena en una de sus plantas en Islas del Ibicuy, un departamento al sur de esta provincia, en pleno Delta entrerriano, por encontrar que operaba de forma irregular, tomando aguas subterráneas.
Según Ricardo Luciano, el abogado que radicó la denuncia en representación de la Cooperativa de Agua de Ibicuy, el daño ambiental se comprobó porque el sedimento está contaminando el agua dulce al modificarse el curso del río. “Estamos hablando de la salud de la población de Islas del Ibicuy” afirmó el letrado, y explicó que a partir de estudios se detectó, a raíz de la operación de las areneras en la zona, un aumento de los niveles de hierro en el agua que consume la población. “El aumento del hierro es la fiebre, lo que nosotros queremos saber es cuál es la enfermedad”, dijo a Letra P.
Las areneras en la provincia siempre existieron de forma artesanal, pero con Vaca Muerta el negocio explotó. Cuando se detectaron las primeras irregularidades, el gobernador Bordet justificó las desprolijidades en el repentino movimiento que empezaron a tener a raíz de la demanda del yacimiento petrolífero nacional. “La rapidez de la expansión nos desafió a organizar la actividad y es lo que estamos haciendo” dijo en aquel momento.
El gobierno provincial había sido señalado por los denunciantes por falta de controles y, por eso, presentaron un amparo para que se suspendiera la actividad. Consultadas por Letra P, fuentes judiciales involucradas en la investigación valoraron como “poco activa” la reacción del gobierno debido a la importancia de la denuncia. Fue el propio Bahillo, bajo cuya órbita se encontraba la Secretaría de Ambiente cuando se radicó la denuncia, quien asistió a la audiencia. “Tuvieron una actitud desinteresada al principio”, recordó una persona que estuvo en la causa, y resaltó que la provincia reconoció que no se realizaron los controles suficientes.
Ahora, ante la clausura de Cristamine, la Secretaría de Ambiente de la provincia asegura que la arenera tenía las condiciones dadas para recibir el certificado de aptitud ambiental, pero que sin embargo un organismo también provincial, el Consejo Regulador del Uso de Fuentes de Agua (CORUFA), fue el que detectó la irregularidad en el pozo de agua que devino en la clausura.
El punto discordante roza cuestiones muy específicas y técnicas, pero evidencia cierta descoordinación al interior del gobierno provincial en un área muy sensible como es la minería y su impacto socio ambiental. Fuentes de la cartera ambiental consultadas por este medio deslizaron cierta sospecha de una “saña” especial con la empresa porque, argumentan, es la única de la que se habla y sobre la que se cuestiona su accionar.
El negocio que llegó con Vaca Muerta
El negocio de la arena silícea en Entre Ríos es relativamente nuevo y tuvo su expansión a raíz del boom de Vaca Muerta y el impulso que le dio en la provincia el entonces CEO de YPF, el entrerriano Miguel Galuccio. Fue durante el gobierno de Cristina Fernández que la búsqueda de arenas aptas para el fracking se expandió por todo el país.
Antes del descubrimiento, Vaca Muerta importaba la arena de Estados Unidos y Canadá – entre otros países-. Pero cuando se supo que la de la zona del Delta entrerriano era ideal para la técnica, comenzó a proveerse de la arena litoraleña, que le ganó una pulseada a Chubut y se quedó con buena parte del negocio.
Se estima que, a un 100% del nivel de producción, Vaca Muerta consumirá unos ocho millones de toneladas de arena de sílice, de los que se calculaba que el 80% iba a ser provisto por Entre Ríos. En la actualidad, a un 35% de producción en Vaca Muerta, la provincia provee al año alrededor de 1,8 millón de toneladas.
Sólo del puerto de Ibicuy, según estimaciones de lugareños que conocen el negocio, salen aproximadamente 400 camiones con 45 toneladas de arena de sílice por día. Se calcula que la tonelada de arena se vende a unos 200 dólares. Con estas cifras, el negocio en la provincia se estimaba en unos 660 millones de dólares para 2022.
La empresa Cristamine tiene cuatro areneras y dos plantas de lavado. La que fue clausurada fue la planta La República, que inauguró en 2017. Según reconoció el vicepresidente de la empresa, Gustavo Maluendez, en una reciente entrevista radial con un medio de la zona, Cristamine destina el 20% de su producción a Vaca Muerta. El resto, es producción de arena que se destina a la industria del vidrio y la construcción.