Referentes de Juntos por el Cambio (JxC) manifestaron públicamente críticas a la designación de Alberto Fernández como presidente de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) porque, según argumentaron, el organismo tiene una postura enfrentada a Washington. Eso, estiman, podría traer consecuencias negativas en las negociaciones del Gobierno con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Además, señalaron, como motivo del desacuerdo, que la entidad "apoya los regímenes políticos de Cuba, Nicaragua y Venezuela", a los cuales calificaron como "dictatoriales y violadores de derechos humanos".
“Pedimos al presidente Fernández que proponga un debate serio sobre los DDHH, democracia y libertad entre los países miembros del Foro Celac. Caso contrario, será cómplice de dictaduras como Cuba, Venezuela y Nicaragua, que no representan los valores democráticos argentinos”, escribió en su cuenta de Twitter la titular del PRO, Patricia Bullrich.
Por su parte, el presidente de la Coalición Cívica ARI (CC), Maximiliano Ferraro, compartió un comunicado del Foro Argentino para el Restablecimiento de la Democracia en Venezuela (Fardev) en el que manifiesta su “más enérgico repudio a la presencia de los representantes de los regímenes de Venezuela, Cuba y Nicaragua en la celebración de la cumbre de la CELAC”.
Los cuestionamientos de la UCR llegaron de la mano del diputado nacional Maro Negri, quien consideró errónea la "idea del Presidente de recibir a los cancilleres de Cuba, Venezuela y Nicaragua" en momentos en que "el país negocia con la comunidad internacional apoyo para reestructurar la deuda con el FMI. En sintonía con sus pares de la alianza opositora, evaluó que esos países "buscan invisibilizar la violación de los DDHH”.
En la misma línea, el auditor general de la Nación y referente de Peronismo Republicano, Miguel Ángel Pichetto, coincidió en que "el Gobierno intenta liderar un foro regional para excluir a EE.UU. del Sistema Interamericano y simultáneamente pretende el apoyo de dicho país en las negociaciones con el FMI". Desde su óptica, se trata de "una equivocación estratégica que puede costar muy caro para la Argentina”.