A lo largo de la charla con Letra P, el diputado nacional Rogelio Iparraguirre pone énfasis en la necesidad de salirse de la dinámica de “guerra sin cuartel del día a día” que ahonda la grieta y llama a no desistir en la búsqueda de “una oposición constructiva”, en un contexto donde, asegura, “a la Argentina ya no le quedan más cartuchos por gastar”. Considera que los liderazgos fuertes del siglo XXI son los que “saben pedir ayuda de cara a la sociedad, sin negociar el interés de la mayoría”.
Como dirigente del interior bonaerense, considera que una de las claves para que el peronismo recupere terreno provincia adentro es “derribar el muro de los prejuicios” con el sector agropecuario: “El campo no es algo monolítico; los peronistas debemos aprender a salir de esa trampa”, sostuvo quien lidera el Frente de Todos en Tandil, espacio que en esta elección llevó al Concejo a una dirigente de la Federación Agraria. En la revitalización del peronismo fronteras afuera del conurbano, cree que Máximo Kirchner “tiene una lectura muy calibrada”. En línea con su mensaje antigrieta, gestionó y participó de varias reuniones entre funcionarios nacionales y el intendente Miguel Lunghi, a quien, de todas maneras, le enumera una serie de falencias de gestión, a la vez que avisa que le “encantaría” volver a tenerlo enfrente en una competencia por la intendencia en 2023.
“A riesgo del segundo verano” sin salidas vacacionales, Iparraguirre no se desalienta con encontrar momentos de descanso en su ciudad: “Tandil es un lugar que, si uno tiene tiempo para disfrutarla, es como si estuviera de vacaciones”, afirma. Autodefinido como “muy lector”, el último libro que pasó por sus manos fue La Orquesta Roja, de Gilles Perrault, historia que narra la red de espionaje soviético durante la Segunda Guerra Mundial. “Un libro ideal para el verano”, recomendó.
-¿Lo sucedido con el Presupuesto en el Congreso es un anticipo de lo que pasará los próximos dos años?
-No quiero pecar de ingenuo, pero tampoco pierdo las esperanzas de que, en la situación en la que nos encontramos los argentinos, haya una oposición que ponga los intereses de las mayorías por encima de los propios. Tal vez es una esperanza muy cándida. En la votación del Presupuesto, la oposición eligió representar sus propios intereses en una carrera apurada y a destiempo por la competencia presidencial de 2023. Es lo que se puso de manifiesto en la sobreactuación de Cambiemos con el desorden interno que tiene.
-¿Ve matices dentro de la oposición?
-Matices hay, el problema es cuando esos matices se difuminan en función del interés de un sector político. Pero no podemos clausurar las vías de diálogo y negociación. Frente a las dificultades que presenta hoy la Argentina, tenemos que saber pedir ayuda.
-¿Cómo es eso?
-En Argentina hay una cultura dañina de la grieta. Los liderazgos fuertes del siglo XXI son los que, de cara a la sociedad, saben pedir ayuda. Lo que no se puede negociar es el común denominador y ese tiene que ser el interés de la mayoría. A la Argentina ya no le quedan más cartuchos por gastar.
-¿Cómo debiera materializarse ese pedido de ayuda?
-Hay distintos canales, algunos existentes y otros por crear, pero la iniciativa nos corresponde a nosotros por tener la responsabilidad de gobernar. Tenemos que volver a la calle en todos los sentidos. Hay que recuperar el campo de juego.
-¿Qué rol tendrá el PJ bonaerense con Máximo Kirchner al frente?
-El modo de comunicarse y de asumir la tarea político-militante que tiene Máximo es una pauta clara de que vamos hacia la recuperación de los espacios de encuentro, diálogo y debate. Al asumir, hizo hincapié en el interior, que es música para mis oídos.
-¿Qué chip tiene que cambiar el peronismo para recuperar terreno en el interior?
-Debe saber que el campo no es algo monolítico; los peronistas debemos aprender a salir de esa trampa. Hay que derribar el muro de los prejuicios. El prejuicio es la irracionalidad absoluta. Lo peor que podríamos hacer los peronistas, sobre todo los del interior, es replicar los prejuicios que algunos sectores de la sociedad tienen con nosotros, devolver con lo mismo. Para eso, no hagamos política. Si recibimos un prejuicio, la tarea del militante es desandarlo y tender la mano. Y para eso hay que laburar. Tienen que saber que nos importan, que tenemos ideas para aportar y oídos para escuchar. Ahí creemos que el prejuicio poco a poco se va licuando.
-¿Va en esa línea que el FdT Tandil tenga a Nélida Sereno, una concejala oriunda de la Federación Agraria?
-En Tandil es histórico. Es la primera vez que una dirigente agropecuaria ocupa una banca en el Concejo por el peronismo. No podemos pretender gobernar Tandil y generar trabajo, riqueza y bienestar si en nuestra matriz de trabajo no está incluido el agro en un rol central. El primer error es hablar de “EL” campo y el segundo es creer que ese campo es antiperonista por definición. Algunos pueden gritar más fuerte que otros, pero no quiere decir que esos otros no existan ni que dejen de reconocer al peronismo una capacidad transformadora.
-¿Las gestiones ante funcionarios nacionales con el intendente Lunghi responden a ese foco en el diálogo político?
-Independientemente de las miradas distintas de sociedad, la mayoría de los tandilenses eligió a Miguel Lunghi para que conduzca los próximos años. Tengo dos opciones: hago berrinches y me enojo con mi sociedad o entiendo que tengo que ser mejor. Entonces, cuando tengo la posibilidad de generar alguna solución a los tandilenses, lo tengo que hacer de la mano del intendente, por respeto a los vecinos y a las vecinas. Eso construye relaciones más maduras.
-¿Cree que Lunghi volverá a ser candidato en 2023?
-Sería muy mezquino y tonto de mi parte pensar que lo mejor que podría pasar es que se viera impedido de ser reelecto, porque quienes tenemos que mejorar somos nosotros a los ojos de la sociedad. Si el doctor Lunghi quiere ser candidato en 2023, está en todo su derecho.
-¿Le gustaría volver a competir con él?
-Me encantaría, es una vara alta y pone la pelota en nuestro campo. Hay que trabajar el doble. En 2019, después de reconocer la derrota, fui a saludarlo al búnker de Cambiemos y me decía: "Rezá para que no se modifique la ley, porque voy a seguir presentándome". Y le dije: "Todo lo contrario, Miguel, acabamos de hacer la mejor elección del peronismo de los últimos 37 años, con 40 puntos, lo que deseo es que vuelvas a ser candidato en 2023, porque la próxima te gano". (Risas).
-¿Qué déficit ve en la gestión Lunghi?
-En materia productiva, la matriz se fue volcando al sector servicios, en detrimento de la industria, que genera trabajo calificado. La gestión Lunghi no tiene una política industrial. En materia medioambiental, el intendente habla de basura todavía, no hay una política integral de la gestión de los Residuos Sólidos Urbanos. Tampoco hay una política concreta respeto al uso de las sierras de Tandil y la profunda injusticia que comete la gestión municipal cuando vuelca la inmensa mayoría de sus recursos al sector sur de la ciudad, donde están las necesidades básicas cubiertas, en detrimento de los sectores más vulnerables. La desigualdad en Tandil duele y lo que la gestión hace sobre eso duele más aun.