Las cerealeras ubicadas en el Gran Rosario empezaron a sufrir en sus industrias el impacto de la tercera ola del covid. El rebrote de contagios y sus respectivos aislamientos preventivos pegaron de lleno en el sector y el ausentismo trepó a más del 25% en las últimas semanas, una cifra que, según la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro Exportador de Cereales (CEC), empezó a generar complicaciones operativas. Pero no se quedaron de brazos cruzados y se sumaron al lobby para tener respuestas de parte del Gobierno con algunas medidas. Y lo lograron. Ahora queda esperar la reacción de los sindicatos, que, en un principio, se opusieron a flexibilizar el aislamiento.
Desde mediados de la semana pasada, los ejecutivos de las agroexportadoras más importantes comenzaron a inquietarse ante el aumento exponencial de casos en Santa Fe. Sobre todo si se genera un amesetamiento alto de contagios que se extienda hasta marzo-abril cuando comience la cosecha gruesa. Con más de 100 mil casos diarios, el ausentismo se convertiría en un problema complejo, el cual, de por sí, ya se acomodó por encima del 25% promedio de la masa de operarios, administrativos y demás.
Los casos de aislamientos de cinco días por contacto estrecho son el gran inconveniente, y, justamente, en ese punto es donde planteaban soluciones. El primer paso fue solicitar al ministerio de Trabajo de Santa Fe realizar autotest en el ingreso a las plantas como forma de tener certezas respecto a si, sobre todo los contactos estrechos, podrían sumarse efectivamente al trabajo.
Sin embargo la respuesta se demoró. En el medio, hubo planteos al Ministerio de Salud de la Nación y también a la jefatura de Gabinete para encontrar alguna salida ante la ola de ausencias laborales. Una línea similar a la que plantearon los industriales a través de la Unión Industrial Argentina (UIA) y cámaras de comercio.
Finalmente, tuvieron incidencia directa los planteos y las medidas nacionales llegaron como forma de aliviar a los sectores productivos. El martes se resolvió que los contactos estrechos de un caso positivo de covid que posean dos dosis de vacunas y un refuerzo, no deberán aislarse. En caso que no tenga la tercera dosis, se podría completar con un autotest que, si da negativo, daría luz verde para acudir al lugar de trabajo. El gobierno de Santa Fe adhirió.
Además, se avanzó en los esquemas de testeos masivos coordinados con las empresas. El pedido también suena lógico para el Gobierno que no se puede dar el lujo de una baja de producción de las empresas y que eso afecte al repunte de la economía, sobre todo el sector agroindustrial que es por definición exportador y generador de divisas.
Consultado al respecto, Gustavo Idígoras, presidente de la poderosa cámara aceitera CIARA y de las agroexportadoras de cereales, confió a Letra P que “las medidas deberían servir con el complemento de los protocolos estrictos de prevención”. De hecho, creen que debería tener un impacto rápido porque hay plantas que tienen potenciales cortes de actividad por el ausentismo.
En tanto, la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la República Argentina, uno de los sindicatos de la actividad, se plantó en la otra vereda cuando aún la resolución no estaba definida y el sector agroexportador e industrial la impulsaban. "Se debe priorizar la prevención y la preservación de la salud de las y los trabajadores de nuestras plantas industriales, que por sus características constituyen ámbitos de trabajo de riesgo covid. Por lo cual el aislamiento de un contacto estrecho en las plantas aceiteras y desmotadoras, aún estando correctamente vacunado, debe continuar siendo 10 días, como se encontraba vigente hasta diciembre". Esa definición chocó con lo resuelto y, por ahora, es incierto si pondrán resistencia o, al tener jerarquía ministerial, aceptan sin chistar.