El intendente de Córdoba, Martín Llaryora, comenzó a asfaltar el camino hacia una candidatura provincial en 2023. Con ese objetivo, movió las piezas de su gabinete y sumó a figuras para fortalecer su gestión. En ese reacomodamiento, el flamante secretario de Desarrollo Metropolitano, Gabriel Bermúdez, aparece con un rol clave: integrar la capital provincial con el denominado Gran Córdoba y, así, fortalecer los vínculos con los municipios.
La puesta en marcha del ente metropolitano, una propuesta de vieja data que busca establecer políticas en conjunto entre Córdoba Capital y las ciudades vecinas, recaerá sobre Bermúdez, quien acumula experiencia en la gestión pública, tanto provincial como nacional. La iniciativa contará con avales económicos y financieros que trascienden límites del cordobesismo.
Tras dos años en la órbita del Frente de Todos (FdT), Bermúdez volvió a fijar residencia en su ciudad y ocupará un cargo que no sólo será clave para el despegue de Llaryora. Guiño win win, si la gestión impulsa al sanfrancisqueño como candidato a gobernador, él relegitimará aspiraciones para la intendencia. En el entorno del jefe comunal lo consideran “uno propio”. Por eso, le confiarán (relativa) autonomía y recursos.
Bermudéz llegó a la política en 2003 con 15 años de experiencia en la banca privada y otros cinco en la actividad financiera. Invitado por Luis Juez, quien en ese momento se preparaba para la intendencia, se sumó al Frente Cívico, partido por entonces autónomo y con intenciones de terciar en la disputa entre la UCR y el peronismo.
Junto al actual senador de Juntos por el Cambio ocupó la subsecretaría de Transporte de la municipalidad, cargo que repetiría durante la gestión que, cuatro años después, encabezó el otro referente del Frente Cívico, Daniel Giacomino.
Durante la administración giacominista, fue secretario de Economía y, desde ese cargo, elevó su perfil en discusiones y proyectos sobre temas para cualquier inquilino del Palacio 6 de Julio: sustentabilidad, movilidad y ambiente.
Así comenzó a amasar un sueño de alcalde que tomó vuelo autónomo bajo la égida cordobesista. Su primera postulación llegó en 2015, aunque el entonces gobernador, Juan Manuel De la Sota, decidió apoyar a Esteban Dómina, un candidato intachable pero sin votos para amarrar aspiraciones. Tal decisión avaló la teoría sobre un pacto de gobernabilidad con la UCR, a quien garantizaba la reelección de Ramón Mestre.
Cuatro años después, Bermúdez volvió a resignar sus aspiraciones personales ante las encuestas que mostraban a Llaryora como el único dirigente con proyección real. Una vez más, bajó su candidatura sin perder sintonía con el Panal. Por entonces ya había tenido bajo su ala al Transporte provincial en las gestiones de De la Sota (2011-2015) y del propio Schiaretti (2015-2019).
Win win
Su llegada a la Casa Rosada generó suspicacias. Escoltando a Carlos Caserio, vector del delasotismo que decidió saltar el cerco cordobesista, y fruto de un acuerdo con Sergio Massa, Bermúdez fue nombrado subsecretario de Transporte de la Nación en 2020. Por diferencias con el exsenador, renunció meses después.
La reactivación del Ferrourbano entre Córdoba y Punilla, viejo proyecto rescatado por Llaryora, recrudeció sospechas sobre los vínculos con Schiaretti. El viaje de inauguración se realizó en diciembre de 2021, cuando ya había dimitido como asesor en la Comisión de Transporte de la Cámara de Diputados. Allí había recalado por pedido de Massa, quien valoró su conocimiento del rubro.
En su nuevo rol como secretario de Desarrollo Metropolitano, Bermúdez deberá coordinar políticas para la integración real y concreta con unas 40 localidades ubicadas en un radio de 50 kilómetros desde la capital. El Gran Córdoba aglutina a más de 500 mil personas. Los municipios comparten críticos sistemas hidrográficos, saturados corredores viales y un creciente deterioro ambiental. Una solución concreta redundará en beneficios para quienes la impulsen.
El exsecretario de Transporte de la Nación se sentará junto a intendentes de distinto signo pero similar preocupación. Las necesidades de hoy pueden prohijar alianzas mañana. La distribución de fondos es, también en Córdoba, tanto reclamo como anzuelo.
Bermúdez trabajará para que Llaryora sea gobernador. Aceptó un cargo que, en palabras de su entorno, le garantizará “crecimiento”. Aportará el tan mentado “volumen político”, proyectos y una mirada de desarrollo integral que, dice, ha podido contrastar más allá de la Circunvalación.
A sus cercanos les asegura que la administración del sanfrancisqueño es buena. “Se hacen cosas, es cuestión de salir a comunicar más”, se le escucha decir. Junto a Llaryora espera dar ese paso que los viejos referentes del cordobesismo le negaron con argumentos estadísticos.