El Gobierno terminaba de definir en la tarde de este lunes las medidas con las que intentará un veranito de consumo en los casi dos meses que faltan hasta las elecciones de noviembre, luego de que la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner hiciera público el reclamo de gastar más y que se perciba en los bolsillos. Si no hay sorpresas, las medidas en estudio acelerarán cuestiones que ya estaban previstas, pero se volcarán con la urgencia política de un shock reactivador que busca dar vuelta el impacto de la derrota electoral en las primarias, que golpeó al oficialismo y se transformó en una crisis política de alta gama.
La suba del piso a partir del cual un trabajador paga impuesto a las Ganancias viene anunciándose desde principios de mes. Contadores especulaban con una oficialización inmediatamente posterior a las PASO, para dar tiempo a los liquidadores de sueldos a implementar los cambios, que llevarían ese umbral a partir del cual un salario paga el tributo desde los $150.000 brutos a una cifra cercana a $170.000. El caballito de batalla de Sergio Massa para que 1,2 millones de personas que trabajan o están jubiladas queden excluidas del impuesto beneficiará al sector asalariado de mejor poder adquisitivo y mayor capacidad de ahorro, con el objetivo de que las revisiones paritarias no erosionen los ingresos por la mayor carga tributaria.
Si para los de arriba la zanahoria será Ganancias, para los de abajo se piensa en un bono que llegue a quienes perciben jubilaciones y a titulares de la Asignación Universal por Hijo (AUH). Los y las titulares de planes sociales, como las cerca de 1 millón de personas que cobran el Potenciar Trabajo, tendrán una mejora en sus ingresos con la suba del Salario Mínimo Vital y Móvil, que el Gobierno piensa, este martes, elevar 10 puntos porcentuales y pasar de un aumento del 35 al 45 por ciento para todo el año. El Potenciar Trabajo que paga el Estado equivale a medio salario mínimo, con lo que el impacto es directo. Las cooperativas ligadas a movimientos sociales que se financian con el Potenciar Trabajo esperan, además, una aceleración en la obra pública de menor escala, rápida, que pueda gestionarse de manera directa con los municipios. Aquí, el Gobierno dependerá de la capacidad de acción de las intendencias, que deben tener proyectos listos para acelerar la ejecución.
En el medio, la inmensa cantidad de monotributistas contarán con los créditos a Tasa 0 ya anunciados, que podrían extenderse a autónomos y/o a una franja de los sectores asalariados. Aquí, las fuentes discrepan: algunos funcionarios incluyen las mayores financiaciones al consumo dentro del paquete, pero en otras oficinas creen que los anuncios serán para poner plata directamente en el bolsillo y no a través de un crédito blando y optativo. ¿Habrá, para trabajadores y trabajadoras formales, un aumento extraordinario como aquel decreto de febrero de 2020? Difícil de implementar en un contexto de recuperación heterogénea en el que el consenso es que quienes más sufrieron los efectos de la pandemia fueron quienes trabajan en la informalidad.
A esa oferta de bolsillo se sumará una mayor paleta de crédito productivo, tanto desde el Banco Central como desde el Ministerio de Desarrollo Productivo. La autoridad monetaria ampliará los requerimientos de cartera de préstamos que los bancos deben colocar para financiar inversiones y capital de trabajo. La Secretaría Pyme prepara nuevas líneas de financiamiento.
El combo de medidas acelerarán el gasto público, algo que el Ministerio de Economía ya preveía, según el proyecto de ley de Presupuesto 2022 que envió la semana pasada al Congreso. El ministro Martín Guzmán proyectó terminar 2021 con un déficit de 4 puntos del PBI y, hasta agosto, el rojo fiscal rondaría 1,2%. Economistas de distintas extracciones coinciden en que habrá una mayor expansión del gasto, pero juzgan materialmente imposible volcar tanta plata junta a la calle. El consenso de analistas sostiene que terminará entre 3 y 3,5 puntos del PBI.