La presentación pública de las listas santafesinas que van a competir por cargos nacionales se aceleró esta semana. Los nombres que van a figurar en las boletas sábanas son un montón y en la mayoría de los espacios - incluidos los tres tanques que parten la política local - habrá internas en el marco de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) que van a despejar el camino hacia la lista definitiva. A los requisitos propios que establece la ley de Partidos Políticos (26.571), para la proclama de los y las candidatas, y a la ley de Paridad, se suman también, en la carrera hacia la Cámara baja, exigencias específicas que cada alianza impuso en su carta orgánica o reglamento.
En el caso del Senado, la provincia de Santa Fe tiene en juego tres bancas para los próximos seis años y el sistema que deberán enfrentar los prepostulantes es al todo o nada: la lista que gana la interna avanza a las generales de manera completa y representará al espacio. Cómo se recuperen todos y todas tras la fiebre de la campaña dirá si luego se cumple la máxima “el que gana conduce y el que no, acompaña”.
Lo cierto es que entre el 12 de septiembre y las elecciones generales del 14 de noviembre la cantidad de listas se va a afinar considerablemente. En la primera jornada electoral del año, los y las electoras se van a encontrar con 22 listas con precandidaturas: hay seis frentes que van a internas (la más concurrida es la de Juntos Por El Cambio que tiene cuatro propuestas) y el resto deberá alcanzar el 1,5 por ciento de los votos válidos emitidos para competir en las generales. Las listas, como la ley lo indica desde 2019, son todas paritarias pero sólo ocho están encabezadas por mujeres.
En la competencia hacia las nueve bancas de la Cámara de Diputados y Diputadas el sistema es menos lineal y son más las variables que los y las precandidatas de las 23 listas inscriptas tienen que superar para ver su nombre impreso en la boleta decisiva. En primer término, y como lo establece la ley, tienen que superar un umbral mínimo de 1,5 por ciento de los votos válidamente emitidos en el distrito para esa categoría. Pero además, cada alianza puede exigir un porcentaje propio de votos obtenidos. El detalle de ese mecanismo de integración con el que se obtendrá la lista post PASO quedó oficializado por cada una de las alianzas cuando se presentaron como tales ante el juez federal con competencia electoral en Santa Fe, Reinaldo Rodríguez.
El espacio más compasivo con este filtro fue El Frente de Todos, que habilitó avanzar a todas las listas que obtengan más del 10 por ciento de los votos válidos que logró el justicialismo. Mientras que en Juntos Por El Cambio y el Frente Amplio Progresista levantaron la vara y establecieron ese umbral en el 20 por ciento. A esta altura de la campaña y con las encuestas que muestran fotos efímeras, en los tres espacios estimaron que todas sus listas van a poder cumplir ese objetivo.
Superados esos porcentajes, deberán enfrentar el sistema D´Hondt, un mecanismo para asignar escaños con representación proporcional pero al que hay que agregarle la paridad. La ley nacional detalla que la paridad tiene que ser por alternancia y secuencialidad tanto para las PASO como las generales, esto significa que, además de estar integrada en un 50 por ciento por mujeres, la distribución debe ser de géneros intercalados y nunca pueden quedar dos mujeres o dos varones secuenciados.
Cómo impacta la Paridad
Por ejemplo, si compiten las listas A y B, para quedarse con los dos primeros lugares la lista A debería duplicar en votos a la lista B. Si no llega a tanto, el primer lugar de la lista será para A y el segundo para B. Sin embargo, el género de la cabeza de la lista A va a definir qué integrante de la lista B ocupa el segundo lugar de la lista general. Si ambas listas son lideradas por varones, por la lista A pasará el varón y por la lista B, la mujer.
Con este esquema, una de las especulaciones planteadas es que en un escenario posible es que la lista que saquen menos votos y este encabezada por varones va a ser las que aporte todas las mujeres a la lista. Sin embargo, entre quienes estudian los sistemas electorales, sostienen que para que ese escenario suceda debería darse casi un empate entre ambas listas, un resultado que para algunos es altamente improbable y más propia de laboratorio.