Como en el tenis, donde se utiliza la fuerza del golpe del adversario para contraatacar, el presidente Alberto Fernández se montó este lunes al escándalo por el festejo en Olivos durante el confinamiento que lo dejó tocado para descargar toda su artillería contra la oposición. Durante un acto en La Matanza, tras pedir disculpas y decir que es “el único responsable” de lo ocurrido con el festejo de cumpleaños de su compañera, Fabiola Yáñez, redobló la apuesta y, a los gritos, centró su mensaje en los cuatro años de macrismo. “Nunca tendré que pedir disculpas por haber endeudado a los argentinos (…) No me van a hacer caer por un error”, aseguró.
Fernández volvió a hablar públicamente sobre el cumple-gate al poner en marcha el Centro Universitario de la Innovación (CUDI), en el municipio comandado por Fernando Espinoza y más densamente poblado del país, donde el justicialismo gobierna desde que se tiene memoria y es visto por muchos como la gran fortaleza para cualquier elección. Allí, acompañado de funcionarios de primera línea y a través de la transmisión oficial de Casa Rosada, puso en funcionamiento carreras de diversas universidades nacionales con propuestas de innovación y desarrollo tecnológico.
El Presidente tildó de “miserables” a quienes dijeron que culpó a Yañez por la fiesta de cumpleaños, al disculparse por lo que consideró “un error” en pleno momento de restricciones durante la pandemia. “Algunos miserables dijeron que le eché la culpa a mi compañera. El único responsable soy yo”, aseveró el jefe de Estado y agregó: “Yo no soy ni me hago, todo el fin de semana leí todo lo que escribieron los hipócritas”.
“Fue un error, lo asumí y pedí disculpas. Pero nunca ustedes me van a escuchar tener que pedir disculpas porque cerré el Ministerio de Salud o el Ministerio de Educación o el Ministerio de Trabajo”, remató en referencia a la gestión de Mauricio Macri. En ese sentido, enfatizó: “Quiero decirles que nunca me van a tener que escuchar pedir disculpas porque me arrodillé frente al Fondo Monetario Internacional (FMI) y endeudé a la Argentina y a generaciones de argentinos”.
"En Olivos me encuentro con gente que me necesita y con amigos y amigas, pero no me encuentro con empresarios a los que les doy ventajas y negocios del Estado. Mis hermanos no se benefician con la venta de una empresa propia después de que las autopistas aumentan", contrastó en otra crítica directa a su antecesor y fundador del PRO. Y en la misma línea, insistió: "Nunca me voy a tener que disculpar por hacer un negocio con los parques eólicos, ni haber creado una mesa judicial que persigue y hostiga a los opositores".
El acto se realizó en el moderno edificio ubicado en la localidad de González Catán con la participación del ministro de Educación, Nicolás Trotta; el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, y precandidatos y precandidatas del Frente de Todos para la nómina provincial y nacional, además del intendente anfitrión.
La primera filtración de la fotografía de la reunión multitudinaria de la familia presidencial fue blanco de artillería de todo tipo por parte de la oposición. Los duros de Juntos por el Cambio, como el diputado macrista Waldo Wolff y su par radical Luis Petri, fueron los primeros en repudiar el hecho y presentar un pedido de juicio político contra el Presidente. Horas después, Mario Negri, titular del bloque radical y del interbloque de Juntos por el Cambio, presentó otro con la firma de 14 diputados y diputadas del PRO y de la UCR, entre ellos, el presidente del bloque PRO, Cristian Ritondo.
En territorio bonaerense también hubo críticas y repudios, aunque quienes trabajan bajo el liderazgo del jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, no se sumaron al vuelo rasante de los halcones opositores. En este sentido, los intendentes del Grupo Dorrego oscilaron entre una crítica moderada en sus perfiles en redes sociales, como fueron los casos de Jorge Macri (Vicente López) y Julio Garro (La Plata); una réplica del mensaje que escribió Diego Santilli, por el lado de Diego Valenzuela (Tres de Febrero), y el silencio, como el caso de Néstor Grindetti (Lanús).