TENSIÓN REGIONAL

Solá agitó la interna brasileña en el semestre decisivo del Mercosur

Apuntó al ultraliberal ministro Paulo Guedes. Salió a explotar sus reyertas con Itamaraty. Ahora, silencio y negociación. La orilla está a seis meses vista.

El canciller Felipe Solá aprovechó su viaje a Río de Janeiro para participar del acto por el 30° aniversario de la Agencia Brasileño-Argentina de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares (ABACC) –uno de los aspectos más salientes de políticas de Estado que, a uno y otro lado de la frontera, hicieron de dos países rivales, dos socios– para poner el dedo en la llaga de la interna que cruza al gobierno de Brasil respecto del futuro del Mercosur. La Argentina apuesta fuerte porque se juega mucho: en los próximos seis meses de presidencia pro tempore de Jair Bolsonaro, el bloque definirá si sigue siendo lo que es o se desnaturaliza, tal como pretende, a espaldas de la legalidad vigente, la administración de Uruguay.

 

 

En la nota, el canciller acusó al economista, que complementó su formación de posgrado en la Universidad de Chicago con la experiencia que hizo en el Chile de Augusto Pinochet, de ser el responsable de la "rigidez" de Bolsonaro en las negociaciones. En relación con la pretensión del país vecino de reducir en un 10% de manera inmediata y otro 10% algo más adelante los aranceles de la totalidad de las posiciones que conforman el Arancel Externo Común (AEC), dijo que "el ministro Guedes piensa que va conseguir bajar los precios en Brasil" de esa manera, pero "los argentinos ya pasamos por eso y no queremos volver a seguir ese camino". La Argentina acepta reducir en 10% las tarifas del 75% de los productos listados y también seguir dialogando.

 

Fuentes del Palacio San Martín consultadas por Letra P afirmaron que las gestiones continuarán y que existe compromiso para trabajar en los temas en los que hay posibilidades de acuerdo durante el semestre de presidencia brasileña.

 

Solá fue por más. Al poner como ejemplo de asociación la coordinación en materia atómica, que puso fin a una competencia peligrosa puesta en marcha décadas atrás por las respectivas dictaduras, afirmó que, "si no se siente, si políticamente no existe afecto por el Mercosur y solo se trata de mantener las formas, un avance espectacular en la integración como fue la ABACC sería imposible. Toda idea conjunta sobre el futuro del Mercosur está en duda, básicamente por Brasil y, en menor medida, por Uruguay".

 

"Argentina está actuando como alguien que quiere preservar un matrimonio a pesar de lo que hacen los otros. Pero no una ficción, un matrimonio, porque tenemos el recuerdo de una vida feliz".

 

Tras hablar de "una actitud muy agresiva" de Brasil, no dudó en atribuirla al ministro de Economía, cuyas políticas comparó con las de José Alfredo Martínez de Hoz. "Finalmente hubo una confirmación sincera (por parte de Itamaraty) de que la posición de Brasil es la del ministro Guedes", siguió en la entrevista.

 

El gobierno de Brasilia está preocupado por una inflación que apunta a superar el 6% anual, pero es dudoso que consiga matar una hormiga con un escopetazo que, más bien, podría llevarse puesta a la industria y el empleo, al someter a sus empresas a la competencia de gigantes exportadores como Corea del Sur, China u otros países.

 

Con Guedes, continuó Solá, "las cosas comenzaron mal, con declaraciones negativas e inesperadas para nosotros, con acusaciones sobre cómo habían votado los argentinos (…). Después nos fuimos acostumbrando y finalmente lo único que queríamos era no ser insultados (…). Si el ministro Guedes quiere negociar con nosotros, estamos abiertos. Ahora, si quiere imponer cosas sin negociar, eso es otra cosa. Eso debe responderlo el ministro Guedes y le pedimos que sea sincero", remató.

 

Con sus declaraciones, Solá puso el dedo en la llaga: la Cancillería brasileña también cree en la necesidad de abrir más el Mercosur a otros bloques y países, pero su postura es que la pretensión uruguaya de encarar negociaciones unilaterales es violatoria del Tratado de Asunción, por lo que pretende concretar ese proceso a través de negociaciones y no de una ruptura. En eso choca con Guedes, quien incluso quiere hacer la suya con el AEC y con la flexibilización radical de las negociaciones, que mataría al bloque como unión aduanera y lo convertiría en una simple zona de libre comercio.

 

El gobierno argentino decide, así, incidir en la interna del gobierno de Brasil y en la resistencia a esas políticas del grueso del sector industrial de ese país y de parte de las Fuerzas Armadas. Sin embargo, el análisis indica que insistir en las divergencias, que son variadas, entre Itamaraty y Economía –con apoyo de Bolsonaro– tendería a fragilizar antes que a fortalecer la postura de la diplomacia brasileña, por lo cual la puesta de las mismas en negro sobre blanco sería cosa de una sola vez.

 

Tal como informó Letra P, la postura de Itamaraty es que la decisión oriental de negociar por las suyas un acuerdo de libre comercio con China no pasa de un "anuncio político" sin "ninguna consecuencia jurídica" sobre el que valga la pena expresarse. Lo mismo dice Argentina. Si Montevideo avanzara efectivamente, todas las partes deberían recalcular sus posturas.

 

Además, quedó ratificado que el desplante del canciller oriental, Francisco Bustillo, en la última reunión del bloque, cuando salió a decirles a los periodistas lo que debería haber comunicado a sus pares, irritó a todos los presentes.

 

Argentina ya aceptó que cada país negocie acuerdos de apertura comercial a diferentes velocidades, aunque, como indica el Tratado de Asunción, bajo el paraguas del Mercosur, con el visto bueno unánime de los socios caso por caso. Uruguay quiere un cheque en blanco.

 

Así las cosas, de ahora en más quedará negociar del modo más eficaz posible en los próximos seis meses y esperar a que en enero del año que viene Bolsonaro encare la pelea por su reelección con encuestas que hoy lo dan muy por debajo de Luiz Inácio Lula da Silva. Con un eventual retorno de la izquierda al poder en octubre-noviembre de 2022, quien quedaría aislado en el bloque sería Luis Lacalle Pou y no Alberto Fernández, quien ya cuenta con el respaldo de Paraguay a su postura de preservar las reglas del bloque.

 

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