La pandemia de covid-19 aceleró el cierre de medios de comunicación, debilitó sus ingresos, profundizó la migración del negocio publicitario hacia las grandes plataformas digitales y afectó el ejercicio periodístico tanto por los despidos y la precarización como por la imposibilidad de realizar coberturas en terreno debido a las restricciones sanitarias, mientras que el público más joven continúa desertando de los medios tradicionales, cuya confianza y credibilidad sigue en horas bajas. Las redes sociales digitales son aún menos confiables, dicen las encuestas. Estas son algunas de las conclusiones del Informe 2021 del Reuters Institute de la Universidad de Oxford, que cubre 46 países, entre ellos la Argentina.
El estudio, realizado con encuestas online, confirma la alta concentración de las audiencias en los principales grupos de medios de la Argentina: TN, Telefé, Canal 13, C5N y América TV lideran el ránking de consumo de medios tradicionales, mientras que Infobae, TN, Clarín, La Nación y Minuto Uno lo hacen en el ránking digital.
La alta desconfianza en el sistema argentino de noticias opinadas es un rasgo distintivo: sólo el 36% de las personas encuestadas declara confiar en las informaciones (tres puntos más que en 2020), lo que baja al 34% en el caso de los contenidos informativos de las redes sociales digitales. Según el Reuters Institute, entre 2017 y 2021 se incrementó del 62% al 76% el uso de dispositivos móviles como soporte de acceso a las noticias en el país.
Entre los 46 países relevados, las personas encuestadas de la Argentina vuelven a situarse entre las más desconfiadas en el ecosistema informativo, cuya agenda está anclada desde hace más de una década en una polarización tan notoria como asimétrica, con los principales grupos mediáticos y sus figuras más conocidas activando la agenda de uno de los dos polos.
Para Eugenia Mitchelstein y Pablo Boczkowski, quienes analizaron para el Reuters Institute los resultados del sondeo, “la cobertura polarizada podría explicar los niveles relativamente bajos de confianza en las noticias, que solo el 36% de los encuestados encuentran creíble, y los altos niveles de desconfianza en los conocidos marcas".
La desconfianza en los medios y periodistas del establishment no es nueva: en 2018, una encuesta global conducida por el Pew Research Center arrojaba números rojos para el ecosistema de información y opinión de la Argentina en relación a otros países. Ya una década antes, la consultora de opinión pública Mora y Araujo difundía un estudio que mostraba que la imagen negativa de los principales medios (Clarín, La Nación, Página 12, Radio Mitre, Radio 10 y Radio Continental) superaba con creces su imagen positiva.
Ser y parecer: las encuestas del Reuters Institute ofrecen un perfil de públicos reactivos a la bajada de línea facciosa que impera en el estilo de numerosas empresas periodísticas en Occidente y son moneda corriente en los medios argentinos. Así, el informe contradice teorías bien asentadas sobre uso y consumo de medios en sociedades polarizadas, según las cuales las audiencias favorecen sus sesgos cognitivos y eligen vías de información que refuerzan sus ideas y posiciones previas.
Sin embargo, el trabajo plantea que la mayoría –en todos los países- declara preferir las noticias que reflejan varios puntos de vista y les permite decidir qué pensar. Es más: la mayoría dice que los medios de comunicación deberían intentar ser “neutrales”. Una larga serie de estudios etnográficos sobre audiencias y públicos y sobre recepción de medios permitiría comprender las diferencias entre lo que las personas hacen y lo que dicen que hacen. En materia de consumos comunicacionales (entre tantos otros), nadie hace todo lo que dice ni dice todo lo que hace.
Infodemia y desinformación son términos que, desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) los acuñó para referirse a los rumores e información falsa que en el contexto de la pandemia pueden comprometer la salud pública, permiten observar el desempeño de los medios de comunicación en la inédita emergencia sanitaria planetaria.
En el informe, un porcentaje alto de personas encuestadas manifestó que había visto más desinformación sobre el coronavirus que sobre cualquier otro asunto, incluida la política, y expresó más preocupación sobre la desinformación sobre covid-19 procedente de los políticos, lo que registra mayores niveles de inquietud en Brasil, Polonia y España.
El informe está basado en encuestas online, lo que relativiza parte de sus hallazgos ya que el propio método subestima los hábitos de los sectores sociales sin buena conectividad (o, directamente, sin acceso a las TIC) y de los grupos y personas que por razones etarias y de género ven restringidas sus posibilidades de uso de TIC. En un país como la Argentina, como en la mayoría de los del “sur global”, esos obstáculos recortan la pretensión de representatividad. No en vano, ante cada contienda electoral se repite la sorpresa por la falta de precisión de las encuestas previas, muchas de las cuales sólo toman la temperatura de quienes cuentan con buena conectividad, tiempo y disposición para responder.
El Reuters Institute es consciente de estas limitaciones y, por ello, reconoce que sus resultados son más bien una aproximación a las percepciones manifestadas por la población online. Con todo, el trabajo se suma a los hallazgos de otros estudios previos y actuales, como encuestas de opinión pública presenciales realizadas en distintos sectores, y hay tendencias que este informe confirma y actualiza. Además, tiene la virtud de establecer comparaciones entre países en base a la misma técnica de sondeo online que, en este caso, se desarrolló en enero y febrero de 2021.