La inseguridad y violencia son el talón de Aquiles del gobernador de Santa Fe, Omar Perotti. No es de su absoluta responsabilidad una problemática que acarrea años y tuvo picos dramáticos en gobiernos progresistas, pero el rafaelino prometió paz y orden y vaya si quedó preso de aquel eslogan de campaña. Con un ministro de Seguridad como Marcelo Sain, denostado por tropa propia y ajena, el jefe de la Casa Gris saca la billetera y desembolsa más de cuatro millones de dólares en vehículos y equipamiento para la policía.
A través del decreto 123, fechado el 25 de febrero, Perotti validó la licitación pública 62/20, que salió a la caza de 260 motos de distinta cilindrada, más cascos y equipos lumínicos. El deterioro del parque automotor de la Policía es una de las principales críticas que le realiza la oposición. Repercute, claro, en la falta de patrullaje en las calles. En Rosario es donde más se padece.
En el mismo decreto se revela que el secretario de Seguridad provincial, Germán Montenegro, admitió que el parque de motovehículos “resulta insuficiente para el cabal cumplimiento de las obligaciones de la policía”. Es decir, el gobierno provincial reconoce que a la fuerza le faltan herramientas y elementos.
Al llamado a licitación lo respondió un solo oferente, Corven Motors Argentina, una empresa radicada en Venado Tuerto que recibió la visita del presidente Alberto Fernández hace tres meses. Contagiado de coronavirus, Perotti no pudo asistir a ese evento y lo hizo, en su representación, la vicegobernadora, Alejandra Rodenas.
El llamado a licitación se efectuó siete días después de la llegada de Fernández al sur de Santa Fe. Por un monto total de 4.106.100 dólares, la Casa Gris le comprará a Corven 105 motos 0KM marca Corven de 250 centímetros cúbicos (cc), más sus correspondientes cascos y equipo lumínico. Además, adquirirá 105 motos 0KM Kawasaki 300 cc y 50 Kawasaki 650 cc.
Así como hay licitaciones de las buenas, también hay de las malas. Sain fue denunciado por diputados y diputadas del Frente Progresista ante la “fuerte sospecha” de que una licitación para compra de armas fue construida para beneficiar a una sola empresa. Ante la impugnación de otra firma, la Justicia intervino y suspendió todo el proceso.
Acodados, espalda con espalda, Perotti y Sain se convirtieron en socios impensados. A base de errores no forzados y verba picante, el ministro le robó las marcas al gobernador. Perotti descansó en él, aún ante el riesgo de que la figura del funcionario sea resistida por una buena porción del peronismo.
Sain dice tener un plan, o tres. El paquete de reforma policial que ya ingresó en la Legislatura, pero el primer proyecto descansa el sueño de los justos en una comisión de mayoría Frente Progresista. No hay plazos ni precisiones acerca del tratamiento del expediente. Mucho menos, de su aprobación. En el corto plazo es donde Perotti recibe las demandas. Por eso la compra de vehículos. Fue más que claro con sus quejas el intendente de Rosario, Pablo Javkin. La calle también reclama. Coyuntura mata largo plazo.