En la histórica sesión del 30 de diciembre de 2020 en la que se sancionó la legalización del aborto, el senador Alberto Weretilneck votó a favor del proyecto que impulsó el gobierno de Alberto Fernández y esa decisión provocó un distanciamiento con la pastoral evangélica de Río Negro, sector que tiene un enorme despliegue territorial y buena llegada al oficialismo provincial. Ante esta situación, el exintendente de Cipolletti Aníbal Tortoriello (PRO), quien sueña con una banca como diputado nacional en 2021, intenta conquistar a los evangélicos desencantados con el exgobernador. Atentos a esa jugada, en el gobierno rionegrino observan con preocupación el acercamiento y temen perder esos electores. Para contenerlos, la gobernadora Arabela Carreras ordenó a uno de sus funcionarios de mayor confianza poner todo a disposición de las iglesias, que son más de mil en la provincia.
En diálogo con Letra P, el líder de la Asociación de Pastores de Iglesias Evangélicas de Río Negro (Apier), Fabio Huenchunao, reconoció que la relación con Weretilneck no pasa por su mejor momento, pero diferenció el vínculo con Carreras. “Con Weretilneck las cosas no están bien, le falló a las iglesias. Sí tenemos confianza en la gobernadora, ella nos escucha”, señaló.
El distanciamiento entre Juntos Somos Río Negro (JSRN) y la pastoral dejó huérfanos de identificación partidaria a muchos evangélicos y en el gobierno rionegrino creen que Tortoriello, ferviente militante celeste, podría aprovechar el quiebre para quedarse con ese caudal de votos para nada despreciable. Fuentes del entorno del empresario ratificaron a este medio que avanzan en un diálogo.
Por ese motivo, Carreras instruyó al ministro de Desarrollo Social, Juan José Deco, para afinar la comunicación con Huenchunao. El influyente pastor que conduce Apier se mostró con la gobernadora tras la aprobación del aborto legal en el Senado. En reiteradas oportunidades, agradeció gestiones para sus feligreses y fue uno de los que motorizó obras para la comunidad, en la ciudad de General Fernández Oro.
La tensión entre los evangélicos y el oficialismo ocurre en paralelo a que las fuerzas religiosas toman protagonismo electoral. “A esta altura, nuestra clase política ya no sabe moverse y decidir en base a convicciones, sino que lo hace en base a circunstancias, intereses y oportunidades, en su mayoría, de índole inmoral y a espaldas del pueblo”, se quejó Rubén Proietti, presidente de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (ACIERA), en una entrevista con Letra P.
Para JSRN, el apoyo de los evangélicos es muy importante y perderlo podría traerle un dolor de cabeza en las elecciones legislativas. De hecho, en el pasado le dieron un enorme rédito en las urnas. En 2019, Weretilneck reunió a unos 1200 fieles en el Club Italia Unida. Allí se dejaron aportes no reintegrables, un clásico de cada campaña.
El vínculo entre el exgobernador y los evangélicos se solidificó tanto que, cuando se discutía la fallida re-reelección del entonces mandatario, se organizó un encuentro en el Instituto Universitario Patagónico de las Artes (IUPA) con fieles y artistas. A la jornada se la denominó “Arte y Espiritualidad” y asistieron el vicegobernador Alejandro Palmieri, el diputado nacional Luis Di Giácomo, otra serie de funcionarios del Alto Valle y terminó en salmos para quienes se preparaban para gobernar.
Sin embargo, el voto verde en el Senado enfrió la relación y condicionó la sinergia. Carreras, que necesita de acuerdos, empoderó al ministro Deco para que asista en todo lo necesario a estos templos ubicados tanto en los centros urbanos más importantes como en los pueblos más recónditos de la estepa patagónica.
Por ahora, la posibilidad de retener ese voto existe y el “diálogo está abierto”. Habrá que ver cómo el gobierno provincial recompone esa relación o si Tortoriello, luego de pasar el filtro de la negociación con la UCR, se consagra como armador electoral. De momento, ya instruyó a los aliados a generar las condiciones para una reunión en las próximas semanas.