La viralización de un video en el que se ve al sacerdote católico Fabián Barrera arengando a la feligresía a oponerse al pase libre con vacunas sin ahorrar exabruptos contra el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, sacudió las puertas de la Iglesia justo cuando los obispos negocian con las autoridades de la provincia de Buenos Aires quitar las celebraciones religiosas del DNU que exige mostrar el certificado para participar de eventos masivos en espacios cerrados y abiertos.
El enojo eclesiástico, más allá del repudio por los insultos al mandatario provincial proferidos por un clérigo, radican en que referentes episcopales ya tenían programada una reunión con la ministra de Gobierno, Cristina Álvarez Rodríguez, y el subsecretario de Relaciones Internacionales e Institucionales de la Jefatura de Gabinete, Mario Oporto, para encontrarle una alternativa a la exigencia del pase sanitario para asistir a lugares de culto, sea del credo que sea.
Fuentes gubernamentales consultadas por Letra P precisaron que el encuentro está previsto para el próximo lunes y adelantaron que “hay voluntad” de la administración provincial para dar por cerrado el caso, muy probablemente mediante un anexo al DNU firmado por Kicillof y con vigencia a partir del 21 de diciembre próximo en todo el territorio provincial.
La proclama libertaria de Barrera no sólo ningunea a un mandatario provincial elegido por el voto popular, sino que desacata la autoridad del papa Francisco, quien en septiembre pasado fue uno de los primeros en exigir el green pass al personal civil y religioso del Vaticano, con suspensión de sueldo a quienes no lo poseyeran, pero no a los fieles que acudan a las ceremonias litúrgicas. El pontífice también promueve las campañas de inmunización y el libre acceso a las vacunas contra el coronavirus.
El impacto mediático que causaron las declaraciones del religioso llevaron rápidamente a preguntarse en distintos ambientes, incluso los eclesiásticos, quién es este cura que admite no haberse vacunado y le pide a la gente, con sorna, que no le pregunten cómo hizo para entrar en Estados Unidos sin un esquema de vacunación; además de decirle no al pase sanitario “obligatorio” de Kicillof y justificar, en un tuit, su exhortación a los argentinos a “no bajar los brazos” frente a lo que considera “una farsa” y “un atropello” a las libertades y derechos consagrado en la Constitución Nacional.
El propio Barrera, que se negó a hablar con Letra P, se muestra y autodefine en su página web personal y en redes sociales, donde recibe expresiones de apoyo y repudio con igual virulencia. “Siempre entendí al sacerdocio no como un lugar de poder, de ‘mandamás’, sino de humilde servicio al pueblo santo (de Dios)”, escribe sobre él. Porteño, de 48 años, el religioso vicentino fue ordenado sacerdote en la basílica de Luján el 18 de diciembre de 1999 por el entonces arzobispo Emilio Ogñenovich.
Misionero itinerante, sanador, exorcista, predicador y a préstamo (NdeR.: incardinado, término eclesiástico) en la arquidiócesis de Buenos Aires, las imágenes y posteos también suman a su currículum: celeste, antivacuna, objetor de la “tibieza” de la jerarquía eclesiástica, libertario con sotana, dispuesto a ir a la cárcel por sus “convicciones como sacerdote” y recientemente viral por insultar e ignorar a Kicillof por una medida gubernamental en medio de la emergencia sanitaria para evitar la propagación del virus y los contagios de covid-19.
Kicillof evitó entrar en la confrontación; apenas atinó a responder: “La Iglesia católica enseña a perdonar. No me voy a enojar con nadie por esto y, menos, caer en una provocación y empezar un contrapunto”. El que sí salió a cruzar a Barrera públicamente fue el cura villero José María Di Paola, el “padre Pepe”, quien aseguró que los dichos de su colega “no representan a la Iglesia” y defendió la medida gubernamental.
Los exabruptos de Barrera a las autoridades constitucionalmente establecidas, sumados a su desobediencia de la doctrina papal sobre las vacunas y la afirmación de que la “Iglesia está dormida” frente a los problemas que afectan a la sociedad argentina, podrían llevar al cura a ser apercibido por la curia porteña. Fuentes eclesiásticas consultadas por Letra P afirmaron que se están evaluando “todos los antecedentes del sacerdote” con la Congregación de la Misión, a la que pertenece, antes de que tomar una decisión y aplicarle una sanción disciplinaria eclesiástica.
Además de cortarse solo en su cruzada clerical libertaria y antivacuna, Barrera ignoró el tono de la decisiones jurisdiccionales en cuando a la nueva situación epidemiológica por la variante Ómicron del virus, dado que, por ejemplo, Horacio Rodríguez Larreta no incluyó las celebraciones religiosas para la exigencia del pase sanitario en la Ciudad, donde el sacerdote presta su ministerio pastoral; ni tampoco aparece ese ítem en la resolución administrativa del gobierno nacional que se instrumentará el 1° de enero de 2022.