VOTA NICARAGUA

Ortega: "El voto llama a la paz"

El presidente Ortega busca su tercera reelección en unos comicios que rechaza gran parte de la comunidad internacional. Los desafíos para Alberto Fernández.

Luego de votar cerca del mediodía, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, quien busca su tercera reelección y gobierna acompañado de su pareja Rosario Murillo, sobrina nieta de Augusto César Sandino, habló públicamente para incentivar a la población a acudir a las urnas. El histórico líder guerrillero, que en 1979 ingresó triunfante a la capital Managua luego de derrotar a la dictadura de la dinastía de la familia Somoza, aseguró que la jornada es “una señal del compromiso de los nicaragüenses de votar por la paz y no por la guerra y no por el terrorismo”. “Este es un país que vive inmerso en procesos electorales. Le damos un gran valor a lo que es el voto porque el voto llama a la paz”, agregó ya con el pulgar manchado con la tinta que evidencia el sufragio emitido.

 

Este domingo se realizan las elecciones generales en Nicaragua, donde 4.478.334 personas mayores de 16 años están habilitadas para elegir al binomio presidencial, 70 bancas de la Asamblea Nacional y 20 asientos del Parlamento Centroamericano. En un clima carente de condiciones mínimas para esperar una competición libre y justa, el oficialista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) se prepara para volver a ganar de la mano del matrimonio gobernante y alcanzar su cuarta reelección consecutiva para reafirmarse en el poder, como mínimo, hasta el 2026.

 

En una jornada que rechaza gran parte del continente y distintos organismos internacionales, Ortega busca alcanzar una significativa participación para mostrar legitimidad, pero para ello debe superar dos obstáculos. El primero, el hecho de que en Nicaragua el voto no es obligatorio; y el segundo, que la oposición, que sufrió el encarcelamiento y la proscripción de siete candidaturas diferentes, convocó al abstencionismo en el interior del país y a manifestarse en las embajadas en el exterior como forma de protesta contra lo que consideran que será una reelección ilegítima. Es por esto que los números importantes de la noche no serán necesariamente los del resultado final -porque ganará el sandinismo- sino los de la afluencia ciudadana.

 

En total se presentaron siete frentes políticos, pero este domingo en las 13.459 juntas receptoras del voto solo se podía elegir por seis luego de que la principal coalición opositora, Ciudadanos por la Libertad (CxL), haya sido proscripta y su candidata a vicepresidenta, Berenice Quezada haya sido detenida en su domicilio por los delitos de odio e incitación a la violencia. El favorito es el actual matrimonio gobernante, que enfrenta a la Alianza Liberal Nicaragüense (ALN); el Partido Liberal Independiente (PLI); el Partido Liberal Constitucionalista (PLC); la fuerza protestante Camino Cristiano Nicaragüense y el Partido Alianza por la República (APRE).

 

El país centroamericano llega a esta jornada en un contexto convulsionado que se profundizó durante los últimos meses. En junio fue detenida la principal candidata opositora Cristiana Chamorro Barrios, quien es la hija de Violeta Chamorro Barrios, la mujer que derrotó al propio Ortega y al gobierno sandinista en las elecciones de 1990. Desde entonces, más de 30 personas opositoras han sido detenidas, entre ellas siete figuras que buscaban competir en estos comicios. Con este contexto distintas organizaciones civiles y políticas denunciaron que este sábado por la noche se registraron las detenciones de al menos otras 21 figuras opositoras.

 

Lo cierto es que la crisis data desde hace, por lo menos, tres años cuando el país vivió un 2018 convulsionado atravesado por las fuertes -y por momentos violentas- protestas que se oponían a la reforma del sistema previsional impulsada por el gobierno de Ortega. Desde entonces se ideó y se observó a estos comicios como una salida institucional y pacífica de la crisis, pero las actuales condiciones bajo las que se realiza la jornada electoral no lo permitieron. De esta manera, lo único que se espera que provoquen estas elecciones es una nueva reelección del matrimonio Ortega-Murillo y un recrudecimiento del momento sociohistórico adverso que vive el país desde entonces.

 

Más allá de que el resultado se conoce de antemano, esta jornada generará importantes repercusiones en el continente y Europa, donde se espera un amplio rechazo. Organismos como la Organización de los Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea (UE) ya han anunciado que desconocerán los resultados al denunciar que no se respetaron las condiciones democráticas. El gobierno demócrata de los Estados Unidos anunció lo mismo y no se descarta que en los próximos días anuncie nuevas sanciones contra distintas figuras del gobierno sandinista y del círculo cercano de Daniel Ortega. Es por esto que el oficialismo presenta a estas elecciones como una nueva “lucha contra el imperialismo” norteamericano en alianza con Venezuela, Rusia y China, países con los que Managua ha profundizado sus relaciones durante los últimos años.

 

Asimismo, el gobierno argentino de Alberto Fernández estará atento a lo que ocurra esta noche para tomar una posición en un tema que le resulta incómodo ante la amplitud política que existe al interior del Frente de Todos entre aquellos sectores que se posicionan junto a Ortega y aquellos que lo denuncian como un autoritario. Al interior del gobierno argentino existe tanto la agrupación Populismo K, que este fin de semana envío un delegado internacional a Nicaragua, y el Frente Renovador del presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, que es un reconocido opositor. ¿Qué decisión tomará la cancillería? Se posicione del lado que se posicione recibirá críticas, por lo cual deberá estar preparado para responderlas.

 

A la espera de un final que no generará importantes novedades porque el resultado ya se prevé, Nicaragua vota en unas elecciones que se perfilan a ser un camino sin salida ante la imposibilidad de resolver las crisis internas del país.

 

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