SEGUNDO TIEMPO

Abrir o cerrarse más, el dilema de Perotti

La derrota le quitó margen y debe recalcular el gobierno: cambios y amplitud o lo mismo pero más rápido. Pocas palabras, presión del PJ y mucho alambre.

Parar, analizar, corregir y potenciar. Esos verbos tiene en la cabeza Omar Perotti en las horas posteriores a las elecciones en las que el Frente de Todos (FdT) quedó a ocho puntos de Juntos por el Cambio (JxC) en Santa Fe y necesitado de algún tipo de reseteo. El gobernador se mantuvo en silencio, distante y sin aparición mediática sobre los malos resultados electorales -apenas una declaración que le arrancó la prensa-, pero con las yemas de los dedos mojadas para dar vuelta la página y empezar un nuevo y desconocido capítulo. 

 

Nada quedó más claro en las elecciones: el objetivo del gobernador fueron las PASO. Puntualmente, sacarse de encima a Agustín Rossi o cualquier obstáculo que le complicara los dos años que le quedan de poder al mando de una provincia sin reelección. Eso lo logró, pero ya quedó lejísimo en la vertiginosa política argentina.

 

Ahora, el escenario es otro. La elección desenfundó una dura derrota del FdT en Santa Fe y una desafiante necesidad de reaccionar. “Si nos quedamos con que la cuestión fue nacional y producto de la pandemia, no entendemos nada. Sería un error que todo siga igual”, se sincera una fuente con llegada al gobernador.

 

Sin embargo, del dicho al hecho hay un largo trecho y en Perotti parece engendrarse el refrán. Por eso, empieza a tomar estado de dilema el escenario que el gobernador tiene en sus manos para gestionar la provincia en los próximos dos años, consolidar al PJ y también su proyecto personal. 

 

Si bien ese dilema toma fuerza desde hace rato, se plantó firme después de este domingo negro para el peronismo. La cuestión es si el gobernador repiensa el modo de ejecutar su gobierno o permanece en su política casi unipersonal fuera de todo convite. 

 

Por un lado, la opción de refrescar la gestión no sólo demandaría una cantada renovación de miembros y perfiles del gabinete, tal como forzó, carta por medio, Cristina Fernández después de las PASO para oxigenar el tapete nacional, sino cierta amplitud hacia otros sectores del peronismo. Los reclamos se han hecho constantes en este sentido desde hace tiempo, pero ahora parece agotarse el margen y, con ello, agitarse el pedido.

 

De hecho, el massista Oscar Martínez salió con los tapones de punta en su cuenta de Twitter: "El gobierno provincial necesita urgentemente un golpe de timón, una revisión de su hoja de ruta. (...) Creo que es hora de llamar a todos los sectores del justicialismo para se hagan cargo de reencauzar la gestión provincial". Como si hiciera falta, completó contra el gobernador: "¿Quién puede mantenerse aislado en posiciones hegemónicas cuando la realidad de las urnas fue tan contundente?

 

La otra opción es que se mantenga con apenas unos retoques de gabinete -que parecen madurar más temprano de lo previsto- y sostener el mismo rumbo, por ejemplo, con un perottista de pura cepa en el Ministerio de Gobierno como para que decante en el proyecto a mediano plazo del gobernador. “El tema es si se replantea el modo o hace la que planteó (Mauricio) Macri: hacer lo mismo, pero más rápido”, dijo a Letra P un peronista de conexión estrecha con el gobierno. Se refiere a la frase de 2019 que el por entonces presidente le regaló a Mario Vargas Llosa en la Fundación Libertad en la previa de las elecciones: "Si ganamos, iremos en la misma dirección, pero lo más rápido posible".

 

Todo, una vez más, depende de Perotti, que se mantuvo al margen de los resultados electorales. Modo off, replegado y sin dar el paso al frente. Apenas unas palabras protocolares por redes de agradecimiento por el esfuerzo y una respuesta en una ronda de prensa con una señal: “Las elecciones ya son el pasado. El futuro es reforzar las estrategias de acompañar al que trabaja y al que produce. Analizar a fin de año, ya lo dije en las PASO, el funcionamiento de áreas, si es necesario hacer cambios y ajustes”. Lo que se sabe.

 

“Si no se da cuenta él solo, no sirve”, describe el mismo dirigente sobre el movimiento del gobernador y pone el acento en la presión que pueda ejercer el resto del peronismo provincial. Después de las PASO, ancho y rebosante por la amplia victoria que le propinó al Chivo Rossi, Perotti se descubría con espíritu de cambios de fondo. Sereno, tranquilo y reflexivo, agregó una persona que lo trató en aquellos días posteriores a las primarias, pero desde aquella vez han pasado dos largos meses y por ahora no da señales claras a su entorno acerca de cómo jugará. Por el momento, pone en stand by la secuencia de verbos mencionados: parar, analizar, corregir y potenciar.

 

En todo ese trayecto se inserta el vínculo poselectoral y las proyecciones con el presidente Alberto Fernández y, sobre todo, con CFK. En la gestión reconocen su apuesta por seguir alambrando la provincia todo lo que pueda. En su tablero personal, ese que aceita y teje más de lo que se cree, hay dos paradas con el cartel 2023. Una es la de estacionarse en la provincia como diputado y aspirar a la presidencia de la Cámara baja. Caja, poder y conducción de un zarpazo. La otra parada es más lejana, precisamente, a 500 kilómetros de la Casa Gris. Se trata de alguna alternativa a nivel nacional, hoy vidriosa como todo el Frente de Todos. Para cualquiera de las dos deberá consolidar su huerta, pero, probablemente, también el jardín y ponerle mesitas a los invitados peronistas. Todo depende del anfitrión.

 

El gobernador Maximiliano Pullaro encabezará la lista del oficialismo para las elecciones del 13 de abril.
Pablo Javkin con Carolina Labayru, su representante que estará al frente de la lista de Unidos en Rosario.

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