De un edificio sale un encargado y le pide una selfi. Varios runners lo saludan. Una mujer le desea suerte y le pide que "arregle el Rosedal". "¿El Rosedal"?, repregunta Horacio Rodríguez Larreta con sorpresa porque, señala, "es muy lindo y está muy bien". "¡Vamos!", le gritan desde dos autos y le tocan bocina mientras Francisco llega corriendo agitado porque sus amigos Gonzalo y Federico le hicieron señas para que se apurara. El semáforo ya tiene luz verde para peatones, pero el jefe de Gobierno porteño espera, se saca fotos y les pregunta si ya fueron a votar. A un par de mujeres ciclistas les cuenta que él ya corrió una hora y diez minutos en la tardecita noche del sábado.
Larreta camina por Figueroa Alcorta desde la Facultad de Derecho hacia el departamento donde vive. Una de las dos personas que lo acompañan se da vuelta y le hace señas al chofer del vehículo que los sigue para que se vaya. Caminan los tres. Pasan por la Plaza Naciones Unidas, donde el miércoles cerró la campaña con María Eugenia Vidal y el resto de la dirigencia de Juntos por el Cambio. Larreta se saca el suéter negro de hilo y saluda a una joven que le pide una foto. Una señora mayor le susurra a su marido: "Mirá, es Larreta".
En la esquina de la TV Pública hay un afiche tirado sobre la vereda. Es una foto de Vidal con todos los candidatos de la lista porteña. Lo arrancó la tormenta o lo arrancaron. Larreta se agacha, lo levanta y trata de doblarlo. Aprieta su suéter entre las rodillas y con el pie se ayuda para reducir el afiche a un tamaño que entre en el cesto de basura.
Después sigue hasta Ramón Castillo y continúa por Figuera Alcorta hacia su domicilio para encontrarse luego con su hija Serena. Le prometió chipá de desayuno, un 'permitido' en domingo. Cuando se encuentren, será el tercer desayuno del día para el jefe de Gobierno porteño, que acaba de votar en un horario diferente al que lo hizo en las PASO.
A diferencia de la jornada del 12 de septiembre, esta vez no hubo colas afuera y el proceso fue rápido. A las 9.08, Larreta llegó Derecho, votó y saludó especialmente a la fiscal del PRO en su mesa, la diputada Carmen Polledo, que hoy cumple años. A las 9.19 ya se iba, después de hacer declaraciones a la prensa y esquivar respuestas para no violar la veda. Sobre el futuro político solo da datos de agenda: el lunes a las 16 habrá una reunión de toda la mesa nacional de Juntos por el Cambio.
Un minuto antes que él, apareció un hombre de traje gris con cabeza de chancho blanco. Dijo que iba por la democracia e intentó robarle protagonismo al jefe de Gobierno porteño. Mientras bailaba y repartía su boleta, Larreta saludaba a los policías de la Ciudad. "¿Cómo les va? ¿Cómo va todo?", repetía. A un oficial le preguntó qué era eso del chancho. Nadie supo qué responder, ni el propio chancho al ser consultado por Letra P. "¿Sos policía?", inquirió el hombre cuando esta periodista le preguntó cuáles eran sus intenciones y le recordó que hace varias décadas se le decía "chancho" al líder de la UCeDe, Álvaro Alsogaray. Los policías estaban atentos a los movimientos del sujeto, por si acaso.
La rutina de Larreta incluye almuerzo de toda su familia en un restaurante de la costanera norte y después, una siesta. "Trato de desconectar", explica el jefe de Gobierno, que por la mañana recibió un informe sobre las mesas de votación pero que evita estar hiperinformado, al menos durante algunas horas. "Hasta la tarde, H", lo despide un colaborador. La espera, cree el jefe de Gobierno, no sería larga. Confía en que pasadas las 21 habrá datos fehacientes que determinarán gran parte del mapa político.