ELECCIONES 2021

Viento helado del sur, sopapos, un punga y el pez ahogado del Tano

En un cierre en idioma catalán, el FdT clausuró la campaña en Merlo. Lo que no mostró la televisión. El incumplidor, el aplausómetro y otras perlas del acto.

El Frente de Todos le hizo caso al consultor catalán Antoni Gutiérrez-Rubi y salió un cierre de campaña ordenado pero frío. Le faltó rock, diría La Rusa Myriam Bregman. Con el resultado de las primarias clavado como un aguijón, el clima estuvo lejos de ser triunfalista. A las cinco de la tarde comenzaron a llegar los invitados, que fueron ingresando prolijamente por tres entradas hasta que varias bataholas cambiaron los planes, mientras un avezado locutor remaba las casi dos horas que se atrasó el acto.

 

La militancia no pudo llevar banderas ni superar el estricto cupo: no más de cinco mil asistentes. Pero el Frente Renovador, la agrupación que conduce Sergio Massa, rompió el protocolo y fueron los que se vieron. La vicepresidenta, Cristina Kirchner, no habló, aunque se llevó los cánticos de los presentes y fue la más vitoreada. La dirigencia optó por el silencio ante la prensa, pero Menéndez contó un cuento.

 

Sin banderas y con cupo

A diferencia de los actos en Chicago y en Morón, donde se impuso la mística peronista, el FdT esta vez escuchó al catalán y el cierre fue sobrio y también frío. La orden fue ir sin banderas y sin identificación y no superar el cupo previsto. Se desplegaron sillas y sobró lugar por todos lados. La militancia no se agolpó para estar cerca de la dirigencia y hubo hasta quienes prefirieron permanecer en el fondo, en sus sillas, mirando las grandes pantallas led.

 

El massismo rompió el protocolo y llevó su propio merchandising.

El incumplidor

Todo el arco oficialista acató el mensaje menos el tigrense Massa. Sus militantes, claramente mayoría entre la concurrencia, fueron hasta Merlo bien identificados, con banderas del Frente Renovador de Ituzaingó, Lomas de Zamora y Almirante Brown, entre otros distritos; remeras, gorras, pilusos, paraguas y hasta dos globos dirigibles, uno con el nombre Massa estampado y otro con el de Malena Galmarini. Ellos y ellas Sí se hicieron ver.

 

Viento frío del sur

El frío que el modelo catalán le imprimió al acto y se trasladó al público, que apenas aplaudió y cantó, se sintió también en el escenario. Cinco días después de haberse operado, CFK hizo el gesto para la unidad y fue. Sin embargo, hizo sentir un clima frío y hasta tenso entre los líderes de la coalición. Con el único que se la vio relajada fue con su exrival Massa: charlaron, se rieron, se taparon varias veces con los banderines para evitar que los curiosos les leyeran los labios. En cambio, la vice repitió la incómoda escena de la noche de la derrota con la candidata Victoria Tolosa Paz: mientras todos se pararon a abrazarla y saludarla tras su discurso, Cristina se mantuvo sentada y apenas estiró un puño cuando la platense se le acercó. Lo mismo hizo con el gobernador, sólo que él intentó abrazarla, pero se encontró también con el puño cerrado. Al Presidente no lo saludó. 

 

Poca onda. El Presidente y la vice se mostraron distantes, sin saludo final.

La hinchada de “La Jefa”

Aunque el público estuvo distante y por momentos hasta desinteresado, la expresidenta se llevó el escaso calor militante. Los cánticos fueron para ella. El clásico “Cristina, Cristina, Cristina corazón, acá tenés los pibes para la liberación…” sonó más de una vez. La arenga a la expresidenta incomodó primero a la candidata bonaerense y después al Presidente, que en dos ocasiones cortó la melodía para seguir su discurso. Para ella volaron papeles y regalos y hacia ella se dirigieron primero un nene y luego una nena, que se colaron al escenario para saludarla.

 

Menéndez y el cuento del pez

Con su clásica remera negra con la cara de Evita, que en los actos intercala con alguna del mismo color y el rostro de Maradona, y la leyenda “la organización vence al tiempo” en su espalda, el intendente anfitrión, Gustavo Menéndez, estuvo a cargo de la presentación. Antes de nombrar a las figuras que subirían al escenario, se le dio por contar un cuento. “El peronismo no va a hacer ese pescado que se ahogó en el cuento de Jauretche”, dijo. Relató la historia del pez que fue sacado del agua por un comisario y que tanto se acostumbró a vivir fuera del agua que cuando volvió se ahogó. Moraleja: se ahogó porque se olvidó su esencia; según “El Tano”, eso es lo que no tiene que pasarle al peronismo.

 

Sopapos, punga y micrófono solitario

Pese a que la puesta en escena buscaba evitar el desorden, los organizadores lidiaron con algunos imprevistos. Mientras la militancia llegaba al predio, se desataron las piñas, primero, entre diferentes grupos de militantes. Eso hizo que se desordenara el ingreso previsto por tres puertas (una para la prensa, otra para la dirigencia y otra para la militancia). Más tarde, un punga generó otra batahola que puso en riesgo varios de los equipos de sonido de la organización. Lo que quedó intacto y sin uso fue el micrófono de pie plantado con banners de fondo para la dirigencia: nadie paró a hablar.

 

Alex Wahnish, el rabino de Javier Milei. 
Pullaro, el ministro Cococcioni y la secretaria de Asuntos Penitenciarios. Con más de 1.800 celulares incautados en requisas en las unidades penitenciarias santafesinas.   

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