La tribuna ubicada detrás de cámaras que entremezcló a la dirigencia de distintos partidos expuso la relevancia que le dieron las fuerzas políticas en carrera para el 14N al debate televisado de este miércoles en TN. Allí se sentaron intendentes de gran peso territorial, ministros, ministras y postulantes que prestaron atención a las lecturas sobre sus presencias como a las chicanas y mensajes públicos breves, cada vez que una cámara los mostraba, en un debate que tuvo casi tan poco de contenido sobre las problemáticas estructurales de la provincia de Buenos Aires como de persuasión o seducción política. Otra vez, primó la grieta, los lugares comunes y los márgenes opacos de postulantes que han caído en desgracia.
El primero en ingresar por la alfombra roja por la oposición fue el intendente de Lanús y jefe de campaña de Juntos, Néstor Grindetti. Lo hizo incluso antes de que el candidato Diego Santilli, mientras que por el Frente de Todos lo hicieron en conjunto referentes importantes del peronismo como Martín Insaurralde, Juan Zabaleta, Gabriel Katopodis, Teresa García, Cristina Álvarez Rodríguez, Mariano Cascallares y Malena Galmarini, quienes aprovecharon la oportunidad para sonreír juntos ante las cámaras, acaso como símbolo de unidad después de las turbulencias en el oficialismo. Más tarde, Julio Garro, por un lado, y Facundo Manes, Maximiliano Abad y Graciela Ocaña, por el otro, se sumaron a Grindetti para acompañar al postulante del PRO.
Uno y otro sector coincidieron en la tribuna central del estudio. La representación de Juntos se avivó a tiempo y, pese a que no los tenían colocados y la organización del debate ya había advertido sobre el protocolo anticovid, en un momento toda la comitiva se puso el barbijo y marcó la diferencia con el grupo peronista de atrás, que aprovechó la oportunidad para charlar e intercambiar mensajes sin tapabocas. De un lado, los más activos fueron Abad y Garro: del otro, Insaurralde concentró buena parte de la atención, entre charlas con García y Cascallares, que estuvieron a su lado.
El grupo liderado por el alcalde de Lomas de Zamora aprovechó una de las pausas para chicanear a sus pares del PRO porque, dijeron, El Colorado “no había ensayado suficiente” para enfrentar a Victoria Tolosa Paz. En los márgenes de la tribuna sobresalió la presencia del trotskismo, el único campamento que dejó atrás el acuerdo de no hacer un enfrentamiento de hinchadas y alentó en más de una oportunidad a Nicolás del Caño, que se mostró cómodo en sus exposiciones individuales pero quedó en algunas ocasiones como víctima de las risas del público en algunos cruces con José Luis Espert.
De todos modos, como explicó Gabriela Pepe en la nota central de la cobertura de Letra P, el candidato de la izquierda y el liberal "marcaron la diferencia y se quedaron con el protagonismo del segmento 'frente a frente'. Picantes, firmes en su intercambio, Del Caño y el referente liberal mantuvieron cruces intensos también durante el debate general".
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Katopodis, Cascallares e Insaurralde, a las risas.
Cada participante contó con siete acompañantes, entre asesores e invitados destacados, que llenaron los camarines y las tribunas del canal y por momentos se entremezclaron con periodistas y fotógrafos cada vez que el tiempo de corte permitía que se acercaran a los candidatos y a las candidatas para dar consejos. Los cruces y la multitud les permitieron incluso a algunos dirigentes de partidos contrarios intercambiar extensos diálogos, como el que protagonizaron Insaurralde y Garro.
La antesala del ingreso, que se dio por la calle Lima al 1100, justo debajo de la autopista 25 de Mayo, estuvo custodiada desde temprano por efectivos de seguridad privada y representantes de la orgamnización del evento que dieron pie y tiempo a cada uno de los ingresantes, incluso a quienes serían protagonistas de la contienda. En sus primeros pasos por la alfombra roja se encontraron con un móvil en vivo de TN, escoltado por una nube de periodistas de otros medios.
Hola, soy Analía
La jornada se vivió como una noche de fiesta en la que la vestimenta y la postura de cada participante fue analizada por el móvil de televisión que los recibió apenas ingresaron. Al único hombre que le destacaron el look fue al liberal Espert. “Viniste de punta en blanco”, le dijeron. La esposa de Santilli, Analía Maiorana, fue una de las mujeres más destacadas por los presentes por el atuendo que eligió y la soltura ante las cámaras.
Según pudo saber este medio, la organización se sorprendió con un pedido de la candidata del oficialismo: pidió que le pusieran una copa vacía sobre el atril y no directamente con agua, lo que generó cierta suspicacia.
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Analía Maiorana y su esposo, Santilli.
El catering tampoco pasó desapercibido. Hubo sánguches de miga, empanadas, gaseosas y hasta una pequeña mesa dulce que se renovó a lo largo de toda la noche. La dirigencia política casi que no tocó la comida, acaso por la tensión que manifestaban detrás de cámara, pero terminó organizando una cena luego del debate. “Yo invito a mis amigos radicales”, dijo un intendente del PRO atento a persuadir a diputados y dirigentes del histórico partido.