“Acá no vinimos a gestionar lo que dejó la gestión anterior, acá vinimos a transformar la realidad”, dice Camilo Vaca Narvaja ante un grupo de vecinos del barrio El Ceibo de Lanús. Desde hace un tiempo, deshilvana ese discurso en distintos puntos del municipio gobernado por el macrista Néstor Grindetti, un distrito donde el Frente de Todos no tiene conductor y en el que los candidatos son tantos como los sectores internos que lo conforman. En el territorio, miran de reojo su desembarco y analizan que fue digitado por la superestructura kirchnerista con el objetivo de ordenar la tropa.
El apellido Vaca Narvaja resuena entre propios y ajenos. Recientemente, volvió a los medios luego de que el presidente Alberto Fernández designara a Sabino Vaca Narvaja, hermano de Camilo, al frente de la embajada en Beijing, tras el desplazamiento de Luis Kreckler. Camilo, quien hoy camina las calles de Lanús, es parte del equipo que conduce el secretario general de Presidencia, Julio Vitobello.
Si bien su desembarco sorprendió, no es la primera vez que un dirigente foráneo es enviado a poner orden en el eclosionado peronismo local. Primero fue Julián Álvarez. En vísperas de las elecciones de 2015, la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner avaló que se corriera de la escena local a Darío Díaz Pérez –quien conducía el municipio desde 2007- y el Frente para la Victoria se encolumnara detrás de la postulación del ex viceministro de Justicia de la Nación, oriundo de Lomas de Zamora.
Aunque con muchos más años de vecino de Lanús, la decisión de respaldar al actual subsecretario de Obras Públicas de la Nación, Edgardo Depetri, primero como candidato a concejal en 2017 y luego en la carrera municipal en 2019, también hizo ruido entre los peronistas nacidos y criados en ese distrito. Sobre todo, cuando de esos acuerdos volvieron a cosecharse derrotas y el PRO engrosó su poderío en esa región de la Tercera sección.
Por eso el arribo del exyerno de la vicepresidenta provoca risas en algunos sectores. “Llegan pensando que ordenar Lanús es fácil”, dijo un dirigente histórico. Lejos de los acuerdos, el peronismo de Lanús ha sucumbido ante las diferencias internas. La foto del bloque balcanizado en el Concejo Deliberante es una muestra de lo que pasa puertas afuera: una pugna de distintos sectores que, sin acuerdo y divididos, fortalecen la conducción del PRO.
Trece concejales están bajo el paraguas del Frente de Todos, pero divididos en seis espacios. Camino a 2023, la lista también está diversificada: ya se anotaron para disputar la conducción municipal Nicolás Russo, por el Frente Renovador, y Agustín Balladares, del Movimiento Evita. También podrían intentarlo Álvarez y Depetri.
¿Y Vaca Narvaja? El dirigente habla de transformar el distrito, del regreso del peronismo a la conducción y de la necesidad de un Estado presente. De candidatura, por ahora, nada. En rueda de consulta, dirigentes territoriales indicaron a Letra P que recorre barrios con operativos de Anses, PAMI y documentación, junto a dirigentes del Ateneo Néstor Kirchner, como el propio Depetri, y que llegó al distrito con el respaldo de La Cámpora.
Sin estructura y sin tierra, en Lanús analizan que el objetivo es construir asentándose en un lugar. En su caminata en un año electoral, destacan su juventud y su alto perfil mediático, por su vínculo familiar con la vicepresidenta y por su reciente relación con una actriz. Sin embargo, no se aventuran a opinar sobre su objetivo próximo, que podría ser una candidatura este año o esperar a la disputa en 2023.