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Hay partidos que tenés que ganar. Son aquellos que se dan cuando el equipo viene golpeado, abrumado por el promedio que te puso en zona de descenso (una gran parte por el mal desempeño del técnico anterior y otra por la pandemia y sus efectos) y se impone cambiar el clima de la hinchada.
En este caso particularmente de la platea, que sigue el encuentro con el mismo corazón que la tribuna, pero desde otro lugar y una mirada distinta. Igual los goles sobre la hora los festeja el estadio entero –recordar que se juega sin visitantes- con el entusiasmo del desquite. Y este, particularmente, se celebra un poco más.
En medio de tanta recesión, cuarentena y partes tristes diarios de víctimas Covid, necesitábamos una alegría. Y llegó. Volvés al vestuario después de ganar un partido chivo que te permite mirar el exigente fixture con más entusiasmo. Quizás a algunos los gane la euforia. El DT sabe que impera la doctrina de Mostaza Merlo: “paso a paso”. Pero comprende que es mejor para todos el despliegue de optimismo que el de pesimismo.
Quedan muchas fechas por jugar: deuda local, deuda FMI, ley de jubilaciones y pensiones, reforma fiscal, presupuesto 2021, tarifas de los servicios públicos, déficit fiscal, emisión monetaria, incentivos a la producción para la reconstrucción económica, estrategia cambiaria…pero alguien grita: “hay equipo” y la tarea parece alcanzable.
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Quedan atrás los sinsabores, los momentos amargos y los comentarios acerca de si el partido se podría haber resuelto antes, sin sufrir hasta el tiempo de descuento. Pero como, precisamente, de descuentos y quitas se trataba hay cierta lógica en que haya sucedido así, disputado y trabado, propio de una cancha embarrada.
Ahora hay que ir estructurando un mensaje, un relato que no reniegue de la necesidad de un plan o un programa. El nombre es lo de menos. Lo importante es la necesidad de estilizar políticas para coordinar mejor las medidas y darles un sentido más amplio y coherente. Y evitar errores no forzados. No parece casual que el técnico haya sacado del plantel a Vicentin antes de este partido.
Hay que esforzarse para construir decisiones sin descuidar equilibrios. Y aunque todo el cuerpo técnico llegó apoyado por el entusiasmo de la popular y sectores de la platea hay que contemplar la opinión de otros plateístas y abonados al palco que se sentían más a gusto con la gestión anterior.
Pero como los resultados mandan y existe una franja de bilardistas que suelen definir las elecciones no parece desacertado, pensando en las elecciones de 2021, seguir sumando puntos. En este terreno, como en el cambiario, parece oportuno concentrarse en reducir las brechas.