La decisión de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner de pedirle al gobierno porteño que retire los vallados que rodeaban al Congreso, antes de la sesión de este jueves, marcó una inflexión determinante para la ofensiva que el interbloque de Juntos por el Cambio había preparado para resistir la media sanción del proyecto de reforma judicial que el oficialismo se prepara para votar, sin trabas, este jueves a la medianoche.
Sin la escenografía de un palacio sitiado y ante la escasa convocatoria de la marcha convocada por la alianza opositora, las diferencias internas entre macristas y radicales quedaron más expuestas a partir de la reunión que mantuvo el presidente Alberto Fernández con el senador radical Martín Lousteau. Ante las consultas de Letra P, el encuentro cayó como una piedra en el bloque, sobre todo entre quienes están más convencidos de plantear una cerrada negativa contra el proyecto.
Se encargaron de despejar cualquier posibilidad de intercambio la cordobesa Laura Rodríguez Machado y el porteño Esteban Bullrich, quienes remarcaron los ejes de la intervención que mantendrá la escudería opositora. Cuestionaron el mal momento para debatir el proyecto, denunciaron un clima de hostigamiento contra el Poder Judicial, repudiaron una presunta intromisión en la libertad de prensa y concentraron el fuego en la negociación que vendrá en Diputados.
“Los cargos crecieron de 279 a 908 y el presupuesto estimado en 3.700 millones ahora llega a 9.000 millones. Y todo en medio de la pandemia”, disparó Bullrich, poco antes de relacionar los cambios con una negociación de cargos por votos que, según dijo, allanará el camino del proyecto en Diputados, donde el oficialismo busca sumar las al menos 11 voluntades que le faltan para garantizarse el quórum.
Preparados para un debate que podría terminar a la medianoche, en el conglomerado opositor algunos oradores buscaron redoblar la apuesta sobre las sospechas que le adjudican a la ampliación presupuestaria que destrabó parte de la negociación.
A su turno, cuando ya habían pasado las 21, Lousteau buscó despejar las sospechas de sus pares por la reunión con el Presidente y ratificó sus críticas, pero a su modo. "Esta es una reforma de la justicia que mal utiliza la política, para crear impunidad, para asegurarse impunidad, o para crearle problemas a otros, a los opositores”, disparó.
Luego consideró que "si la reforma fuera buena y el compromiso fuera colectivo, siempre es el tiempo de la reforma de la justicia o del Poder Judicial, porque todos decimos que funciona mal, pero el problema es que ni es la reforma correcta ni la estamos encarando de la manera correcta”, sostuvo el senador radical a cargo de la vicepresidencia del cuerpo.
A esa hora, el grupo de manifestantes que se había concentrado frente al Congreso intentó hacer un abrazo simbólico y sumó más adherentes, pero la movilización fue empañada por las agresiones de algunos participantes contra los periodistas y medios de comunicación que estaban cubriendo el evento.
Cerca de las 23.30, el formoseño Luis Naidenoff, cerró las exposiciones del interbloque que encabeza y amenazó con recurrir a la Corte Suprema si el proyecto se transforma en ley en Diputados."No escucharon a nadie, ni a los académicos del propio palo, ni a los diputados del (bloque Consenso Federal que lidera Roberto) Lavagna, ni a los cordobeses (del bloque Córdoba Federal", dijo el radical en un apelativo a la Cámara baja, el recinto que recibirá el texto la semana próxima. La mención fue el prólogo de la amenaza de judicializar el tema. "La Corte debería tomar nota, porque en cumplimiento de su deber constitucional, deberá poner freno cuando no hay sensatez de la política. La oposición mandó un mensaje muy potente de parar la pelota y el oficialismo redobló la apuesta", ante eso "el único recaudo es la Corte Suprema".
"Esperemos que cuando este proyecto se discuta en Diputados, puedan encontrar ese parate que la Argentina necesita para reflexionar y quizás ahí sea la esperanza antes de la Corte. Que Diputados encuentre ese equilibrio y ese sentido que nos está faltando", arengó.
A la medianoche, poco antes de la votación, la senadora María de los Angeles Sacnun informó nuevos cambios al dictamen que fueron aprobados en general y en particular. En ese momento el formoseño volvió a la carga y primereó la última respuesta opositora de la sesión: "Todos los senadores, o por lo menos los de la oposición, nos estamos enterando de un montón de cambios. Ya hubo un dictamen, sobre el dictamen ahora hay casi 10 minutos de cambios, entre los que hay la creación de un montón de cargos, cuando antes discutimos si el costo de la reforma eran 1.900 o 6.000 millones de pesos o más".