CRISIS POR EL CORONAVIRUS

Los hoteleros: el scrum larretista que custodia a los repatriados

Cinco diputados y un grupo reducido de asesores se cargaron el operativo al hombro. Recepción, cocina y limpieza para evitar propagar los contagios

“¿Cómo que te vas? ¿Qué hago con esta gente?”,  le espetó un legislador porteño al dueño de uno de los hoteles que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires alquiló para recibir a los argentinos varados en el exterior que volvieron al país y tuvieron que cumplir los 14 días de cuarentena lejos de su casa. “No tengo idea. Acá tenés la llave”, respondió el responsable del edificio y se subió a su auto. Al ritmo del desorden que generó la crisis por el avance del coronavirus y la vertiginosidad de los anuncios de distanciamiento social de los últimos días de marzo, en el seno de la administración porteña se formó el grupo “los hoteleros”, integrado por diputados y funcionarios porteños que, de un día a otro, debieron hacerse cargo de hoteles para custodiar a los repatriados.

 

A medida que avanzaba el operativo para dictar la cuarentena, el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta acordó con una serie de hoteles de la Ciudad el alquiler de habitaciones para alojar a los argentinos que empezaban a llegar desde distintas partes del mundo. Hubo acuerdos con hoteles comerciales, pero también con alojamientos de los sindicatos de la CGT, que negociaron el vicejefe de Gobierno, Diego Santilli, y el subsecretario de Trabajo, Ezequiel Jarvis.

 

Sin embargo, la celeridad para encontrar habitaciones fue inversamente proporcional a la velocidad para conseguir voluntarios que se encarguen de administrarlas. Cinco diputados del bloque oficialista Vamos Juntos se organizaron para asistir a los repatriados y terminaron a cargo de varios hoteles. Los legisladores Diego García Vilas, Gonzalo Straface, Claudio Cingolani, Sol Méndez y Hernán Reyes, junto a un grupo de asesores, custodian a los argentinos que vuelven al país.

 

El primer día, con los repatriados mascullando furia por no poder retornar a sus hogares, uno de ellos resolvió pagarle el día al conserje del hotel para que los oriente sobre el funcionamiento del alojamiento. Entraron y estuvieron a oscuras porque, naturalmente, no conocían ni donde estaba el tablero de electricidad ni cómo se liberaban las llaves para ingresar a las habitaciones.

 

 

 

Con el tiempo, el esquema se organizó y hubo división de tareas entre los hoteles Sarmiento, Presidente, First y FATSA. El gobierno paga $1000 por día cada habitación, una suma muy por debajo del precio estándar, que se explica únicamente por el contexto adverso que sufre el sector producto de la pandemia.

 

Con el tiempo, a ese quinteto de legisladores se le sumó un grupo de asesores de la diputada radical y jefa del bloque UCR-Evolución, María Inés Gorbea. También, se perfeccionó el proceso para conseguir viandas de comida e insumos como barbijos y guantes. En  la Jefatura de Gobierno el trabajo se divide entre el secretario de Atención Ciudadana y Gestión Comunal, Facundo Carrillo, y la secretaria de Transformación Cultural, Paula Uhalde.

 

 

 

El primero, es quien coordina todo el proceso y la funcionaria organiza los equipos que están en cada instancia del vínculo con repatriados: llegada al aeropuerto, recepción en los hoteles y salida de cuarentena. Otro de los funcionarios que estuvo cerca del proceso fue Santilli que junto con el vicepresidente primero de la Legislatura, Agustín Forchieri, recorrieron uno de los hoteles que aloja repatriados.

 

El grupo de legisladores organiza la limpieza y las comidas de quienes residen en los hoteles a la espera de los 14 días de cuarentena. Con los primeros grupos hubo problemas de amotinamiento y hasta pseudo rebeliones porque el gobierno no había informado concretamente por qué tenían que estar aislados y algunos de los repatriados precisaban tomar medicación que tenían en sus casas. Bajo esa lógica, se aumentó el número de voluntarios en hoteles y, también, se incrementó la presencia de personal de seguridad en los hoteles.

 

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