La inflación del 3,3% registrada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) en marzo quebró, como se esperaba, la tendencia a la baja de ese indicador que se había insinuado en el primer bimestre y extiende un manto de pesimismo sobre su evolución en lo que queda del año. Además del nivel elevado recibido como herencia en diciembre por el nuevo gobierno y de la propia dinámica rebelde del proceso, analistas esperan que las políticas aplicadas en el contexto de la actual pandemia para socorrer a empresas afectadas por la cuarentena y a argentinos de bajos ingresos comiencen a pasar una factura más clara a partir de junio. Es más, el pronóstico del paciente es reservado: a mayor extensión de la emergencia sanitaria, se esperan dosis más elevadas de una medicación como la emisión monetaria, que, entre otros factores, al final tiene efectos tóxicos en esta materia.
De acuerdo con el instituto oficial, el aumento del Índice de Precios al Consumidor (IPC) llevó su avance interanual al 48,4%. Los rubros culpables, ubicados por encima del promedio mensual, fueron Educación (17,5%), impulsado “por la actualización de cuotas de todos los niveles de la enseñanza” antes de que las clases se interrumpieran por la cuarentena; Comunicación (8,3%), “principalmente por aumentos en telefonía fija, móvil e Internet”; Prendas de vestir y Calzados (4,2%) y Alimentos y Bebidas (3,9%), debido a incrementos en productos estacionales y la carne, dijo.
Con el 3,3% de marzo, se quebró una minirracha bajista que había incluido el 2,3% de enero y el 2% de febrero.
Francisco Mattig, analista de Consultatio Financial Services, le dijo Letra P que “el dato estuvo en línea con lo que esperábamos, que era un 3,2%. y lo esperábamos porque marzo suele ser un mes de inflación justamente por los aumentos de precios en educación y prendas de vestir por el cambio de temporada, como efectivamente ocurrió”.
Más allá de eso, la inflación núcleo, que excluye precios estacionales y regulados, “se mantuvo por encima del 3%, exactamente en el 3,1%, lo que da cuenta del fuerte proceso de inercia que ni siquiera logró frenarse con 11 días de cuarentena obligatoria en el mes, fuertes caídas en la actividad y precios como los de las naftas y servicios planchados”. dijo. “El aumento vía deslizamiento del tipo de cambio oficial, que se depreció a mayor ritmo a fines de marzo, también contribuyó”, añadió Mattig.
“La perspectiva de la inflación no es buena por la significativa monetización que ha comandado el Banco Central", dijo Francisco Mattig, de Consultatio.
La previsión de Consultatio estuvo en el rango superior de las elaboradas por consultoras y analistas antes de la divulgación del informe oficial. De hecho, el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM, la encuesta que el Banco Central elabora mes a mes en base a los cálculos de analistas especializados locales y extranjeros), dado a conocer pocos días antes, había pronosticado un índice de solo 2,6%, lo que se extendía en una proyección del 40% para todo el año. ¿Cambia esa estimación el salto de marzo?
Para Mattig, sí. “La perspectiva de la inflación no es buena por la significativa monetización que ha comandado el Banco Central, al punto de que la base monetaria crece al 80% anual, un récord histórico. Si bien gran parte de esos pesos todavía están en una cuenta corriente del BCRA, a medida que la economía salga de la cuarentena eso puede alimentar la inflación.”, estimó.
“Además está el tema del dólar, cuya ampliación de la brecha probablemente va a impactar algo en los precios”, siguió.
El hombre de Consultatio espera ahora una inflación del 47% entre diciembre de 2019 y diciembre de 2020. “Con riesgo al alza”, aclara.
“En abril y mayo, se va a desacelerar por el impacto de la cuarentena y por cuestiones técnicas que harán que el aumento de precios dé cero en los rubros cuyos comercios están cerrados. Sin embargo, desde junio debería empezar a pegar la monetización, entre otros factores”, cerró.
“Se refuerza la credibilidad del INDEC”
Más allá de lo negativo que resultó el número de inflación de marzo, Francisco Mattig ponderó que, al menos, sirvió para despejare cualquier fantasma respecto de la actuación del INDEC.
“Es bueno en el sentido de que refuerza su credibilidad, que si bien no estaba puesta en duda por el momento, había que ver cómo evolucionaba”, dijo el analista de Consultatio.
De hecho, la vigencia de las medidas de aislamiento social supuso todo un desafío para la recolección presencial de precios, en el país y en el mundo.
El director del INDEC, Marco Lavagna, emitió una carta el miércoles a la tarde, apenas se dio a conocer el índice de inflación de marzo, en la que consignó las dificultades que debió enfrentar el organismo para la recolección de datos en el contexto de la cuarentena y ponderó lo realizado por el personal, en una acción coordinada con institutos de otros países.
“Las restricciones a la circulación de personas (…) desafían nuestra capacidad de respuesta”, dijo en la misma. “Las oficinas nacionales de estadística de más de doscientos países no escapan a ese desafío, Quienes formamos parte de ellas tenemos la responsabilidad de continuar con la producción de información apelando a medidas innovadoras mientras nos cuidamos y cuidamos la salud de la población. En esta tarea se trabaja en forma coordinada con la comunidad estadística internacional para la adopción de criterios consensuados globalmente”, añadió.