Desde la reunión de gabinete que encabezó el gobernador bonaerense el martes último,
el coronavirus fue ganando la atención del mandatario y su entorno. El ministro de Salud bonaerense,
Daniel Gollán, se convertía en el protagonista de la reunión. El titular de la cartera sanitaria había ido a ese encuentro con un informe sobre cómo iba desplazándose el virus y qué había que hacer. Aún no había sido rotulado como una pandemia mundial y, aunque siempre se quiso mantener la cautela, el gabinete empezaba a ponerse en alerta.
Luego se avanzó con el decreto del gobernador de declarar la emergencia sanitaria y suspensión de eventos con concurrencia superior a 200 personas o en las que quepa más de una persona por metro cuadrado. El tema ya había escalado y la prioridad fue y es una: poner todo lo necesario para evitar “el ascenso de la curva de contagio”,
como repetía el jefe de Gabinete, Carlos Bianco.
La novedad, acaso, fue que durante todo el fin de semana Kicillof reunió a ministros, ministras y secretarios en la residencia oficial, en La Plata. La Casa de Gobierno estuvo abierta sábado y domingo. El mandatario, instalado con su familia en la vieja casona sobre calle 5, recibía informes y mantenía charlas directas con Larreta, como las que tuvo el sábado por teléfono.
Kicillof al llegar a una de las varias reuniones que mantuvo en La Plata el fin de semana.
La relación entre ambos mandatarios se aceitó producto de la pandemia y de las decisiones que afectan indefectiblemente a ambas administraciones. La metodología es que Kicillof habla con Larreta y cada ministro bonaerense con su par porteño. Fue y es fluido el contacto entre Gollán y el ministro de Salud de la Ciudad, Fernán Quiros, pero también entre los responsables del transporte, Alejo Supply (Provincia) y Franco Moccia (Ciudad).
La pandemia afectó no solo el día a día de Gollán. Bianco abrió su oficina con horario extendido el fin de semana. El tráfico de funcionarios iba desde la planta baja, donde el jefe de Gabinete tiene su despacho (con sala de reuniones incluida), pasaba por el estacionamiento y terminaba –cuando ameritaba- en la residencia donde estaba Kicillof. La medida fuerte de Bianco
fue haber anunciado en la noche de este domingo el cierre de salas de bingos.
AGENDA EXCLUSIVA. Los ministros y ministras bonaerenses debieron cambiar sus prioridades. El jefe de Economía, Pablo López, por ejemplo, le agregó a la urgencia de la renegociación de la deuda en la que venía trabajando la reasignación de recursos para garantizarle fondos a Salud o al Ministerio de Desarrollo para la Comunidad, el que debe garantizar la provisión de viandas en comedores.
En el Ministerio de Comunicación Pública también buscan combatir la desinformación de la pandemia. El sábado avanzaron con desmentir una falsa campaña de vacunación contra el COVID-19, que supuestamente promovía la provincia: no hay vacunas contra el coronavirus. La dirección Provincial de Comunicación Estratégica de ese ministerio fue uno de los que modificó los planes que tenía a mediano plazo. La ministra de Comunicación, Jesica Rey, estuvo a la par de Kicillof todo el tiempo.
La aclaración que hizo el gobierno, ante el falso rumor de una campaña de vacunación contra el COVID-19.
Los ministros de Infraestructura y el de Seguridad, Agustín Simone y Sergio Berni, estuvieron casi todo el sábado en la gobernación, como también el intendente de José C. Paz, Mario Ishii.
El secretario General y de Legal y Técnica bonaerense, Federico Thea y el asesor general de Gobierno, Santiago Pérez Teruel, siguen de cerca las resoluciones nacionales para darle aplicación en terreno provincial. Fueron quienes redactaron la declaración de emergencia sanitaria, el jueves al mediodía.
Si bien se especulaba con algún anuncio de Kicillof este lunes por la tarde, en el gobierno optaron por declinar esa posibilidad. La orden es replicar información oficial y siempre en consonancia con lo que defina el gobierno nacional.