Lobistas celestes y verdes se mueven contrarreloj para acompañar a senadoras y senadores de uno y otro tinte, convencer a los indecisos y disuadir a los que pueden optar por cambiar de color a la hora de votar el proyecto de legalización del aborto. La maquinaria disuasiva religiosa y feminista se activó aún antes de que la Cámara de Diputados aprobara la iniciativa remitida por el Poder Ejecutivo, cuyo resultado ya se preveía, iba a ser verde, como en 2018.
El movimiento de mujeres -con bendición de Católicas por el Derecho a Decidir, un sector de la comunidad judía y evangélicas de iglesias cristianas históricas- despliega una estrategia fuerte y uniforme para pintar de verde el Senado. Hay reuniones por Zoom y grupos de WhatsApp entre funcionarias y legisladoras para mover influencias y preparar el escenario para su sanción.
Del otro lado de la grieta, los máximos operadores anticiparon a Letra P que bajo ninguna circunstancia claudicarán en defensa de su posición, por lo que intentarán evitar la derrota en la Cámara alta, como ya lo hicieron hace dos años. Con ese objetivo de máxima, el núcleo -católicos, evangélicos, musulmanes y organizaciones laicas nucleadas en Unidad Provida- desarrolla una táctica igual de agresiva que la verde y con un topo celeste en las filas del oficialismo: el senador formoseño José Mayans.
Otro que juega fuerte para inclinar la votación hacia el rechazo es el senador chaqueño Antonio Rodas (FdT), quien ofreció al presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Oscar Ojea, contactarlo con legisladores indecisos para intentar que “reflexionen” su voto en esta ley que la Iglesia combate.
No menos beneplácito causó en filas celestes que la hija de Carlos Menem afirmara que su padre, de 90 años e internado por una infección urinaria, esperaba poder recuperarse para votar en contra del proyecto de legalización del aborto. El senador riojano y expresidente, según adelantó Zulemita, "es absolutamente provida".
En este juego estratégico entre celestes y verdes, la figurita difícil, y por eso la más buscada, es Cristina, quien en 2018 cambió su mirada y votó a favor, interpelada por su hija Florencia y por el movimiento verde. Pese a aquel antecedente, los curas villeros intentan contactarla para que revea su posición o, al menos, no presione al oficialismo a votar en bloque por el Sí, pero la vicepresidenta sigue al frente del trabajo para que la legalización sea ley.
En este contexto de escenario ajustado en el Senado, en ambientes eclesiásticos llamó la atención que los obispos católicos no salieran con una declaración fuerte, como se preveía, y optaran por convocar a una “triduo pastoral” en vísperas de la votación, consistente en misa el 26 de diciembre encabezada por la cúpula episcopal en la basílica de Luján y transmitida en directo por redes sociales; celebraciones eucarísticas en todos los templos del país para el día siguiente y jornada de ayuno y oración para el #28D. Todo con una única intención: pedir especialmente por la "vida naciente".
En tanto, entre los evangélicos de ACIERA hay más confianza en que pueda darse vuelta el resultado de primera instancia, bajo la premisa de que las senadoras y senadores representan más fehacientemente al país federal que, sostienen, es “celeste”.
Religiosos contra Donda
Victoria Donda, titular del INADI, quedó en la mira de organizaciones cristianas que la denunciaron, y hasta pidieron su renuncia, por considerar que la funcionaria nacional incurrió en “discriminación religiosa” en un cruce verbal con la exdiputada Cynthia Hotton durante un debate televisivo por el aborto.
En una declaración, el Consejo Argentino para la Libertad Religiosa (CALIR), que encabeza el pastor bautista Raúl Scialabba, expresó su consternación y repudio por el hecho de que Donda, quien debería velar para que otros no sean discriminados, haya tildado de "fanatismo religioso" la posición celeste de la exlegisladora.
En tanto ACIERA, la mayor alianza de iglesias cristianas evangélicas del país, difundió un comunicado con el título "Poner al zorro a cuidar el gallinero", en el que coincidió con el CALIR en el repudio a las expresiones de la funcionaria y le sugirió que, si no podía defender los derechos de quienes debería garantizar, tendría que dar "un paso al costado" a su cargo en el INADI.