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El negocio del fútbol, en stand by

Una medida cautelar frenó la decisión de la AFA de dejar afuera a FOX de las transmisiones de la Copa Liga Profesional. El futuro es incierto.

El 30 de octubre, con un holgado triunfo de Gimnasia sobre Patronato, volvió la competencia local de fútbol. El partido había sido planificado para celebrar los 60 años de Diego Maradona. Días después, fue internado. A casi un mes del regreso, todavía hay dudas sobre cómo será el futuro del negocio con la TV.

 

Como casi todo en la vida del maestro inspirador de sueños, aquel inicio fue visto por la tele, pero, hasta un rato antes de que el 10 soplara las velitas, no se sabía en qué señal sería. Así está, en términos de organización, el deporte más popular y masivo del país. También, en su relación con el negocio de la TV.

 

Tras casi 230 días sin competencia local, muchas cosas cambiaron en la AFA y en el mercado de medios. Además de dar por finalizada la temporada, en la cuarentena Claudio Tapia fue reelecto y se creó la Liga Profesional con Marcelo Tinelli al frente. Como informó Letra P, se renegociaron los derechos internacionales con TRISA (Grupo Clarín y Torneos) para duplicar a 12 millones de dólares el pago. Además, demoró las conversaciones por el regreso de los partidos a nivel nacional hasta bien entrada la primavera, una vez que vencieran, en julio, los contratos de los clubes con muchos jugadores.

 

 

Para completar la saga de cambios en el período sin competencia, el mismo día en que se “sorteaba” la grilla de partidos, con votos de 20 de los 24 clubes, se decidió romper el contrato con Fox (que es Disney), uno de los dos “socios” que ostentan los derechos desde 2017. Desde ese año, el modelo actual reemplazó a la versión “cambiemista” de Fútbol para Todos. La AFA contaba con que, luego de la decisión rupturista, la otra parte (Turner) ofreciera un monto mayor para quedarse con el 50% del negocio a partir de contar con prioridad para hacerlo, pero (antes) pasaron cosas.

 

El mismo viernes 30, se informó que el juez en lo civil y comercial Horacio Robledo aceptó una medida cautelar de Fox Sports Latin America en contra de la AFA y la Liga Profesional. La decisión judicial sostenía que “las Entidades del Fútbol, que se abstengan de realizar actos, llevar adelante procedimientos y aplicar cualquier medida que obstaculice el ejercicio de los derechos exclusivos e ilimitados que tiene y le pertenecen y que sólo comparte en forma igualitaria con Imagen Satelital S.A. (IMSA) que resultan del contrato de Cesión de Derechos Audiovisuales Locales celebrado en el mes de abril de 2017”.

 

No obstante, Turner decidió no avanzar con la propuesta mientras dure el conflicto entre su ¿ex? socio y la entidad del fútbol argentino. El proceso está, además, condicionado por otra situación.

 

La concentración del mercado de TV paga en Argentina tiene un nuevo capítulo. La compra que Disney (dueña de ESPN, entre otras marcas) hizo de FOX a nivel global modifica el tablero de señales deportivas en el mundo y en el país también. Semanas atrás, se difundió un informe técnico de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia que, si bien no garantiza ni anticipa la decisión final del Estado argentino, podría operar como antecedente. Camino al oligopolio de derechos de transmisiones deportivas, quizá el Estado tenga algo por decir, tarde o temprano.

 

 

 

La combinación de la medida cautelar del juez Robledo, la operación todavía no avalada de Disney y Fox y la crisis económica tienen al fútbol argentino y su relación con la tele en veremos; un stand by para un negocio que mezcla millones y derechos.

 

Viejo modelo, viejas prácticas, viejos resultados.

 

El sistema que todavía está vigente, a pesar de la intención de la AFA, comenzó en agosto de 2017, con el inicio de la Súperliga (QEPD). Desde entonces, la mitad de los partidos se dividen entre las señales Fox y TNT Sports. En aquel entonces, Fox se montó a un esquema en funcionamiento, mientras que TNT creó una señal específica y armó una programación y un plantel de periodistas.

 

La performance del modelo de negocio dista de haber sido un éxito. La proyección original de las empresas era llegar a los dos millones de abonados al pack en agosto de 2018, un año después de su lanzamiento. Parecía un número muy alto si se contemplaban, entre otros, elementos tales como la tradición del mercado de pago en el país, que no logró nunca vender a más del 10% un paquete extra de contenidos; la cultura del acceso abierto que generó Fútbol para Todos entre 2009 y 2016; la precarización de la competencia, con el interés puesto en las copas internacionales, con pico en diciembre de 2018, cuando River y Boca jugaron la final de la Libertadores, un partido transmitido por el abono básico que obtuvo casi 46 puntos de rating, y el desarrollo tecnológico que genera múltiples posibilidades de acceder a contenidos en Internet.

 

Las fuentes del mercado consultadas confirman que ese pico de abonados se consiguió recién en marzo de este año, con la disputa de la última “Superliga” y la atracción por la competencia entre los dos colosos del fútbol nacional. Pero eso era “antes”.

 

La postergación y luego suspensión de la “Copa de la Superliga” en el marco de las medidas de protección por la pandemia del covid-19 fue acompañada por la suspensión del cobro del Pack Fútboldesde abril hasta noviembre de 2020. Las acciones de este producto arrancaron muy abajo: un torneo extraño, que se juega por zonas, sin fechas de clásicos al menos hasta la segunda ronda y que no impacta en el descenso parece ser poco atractivo para las audiencias, que deben volver a pagar $665 además del paquete digital y el abono al servicio (alcanzado por la prohibición de aumentar del Decreto 690 de Alberto Fernández).

 

El stand by del negocio se potencia si se lo compara a valor dólar. En estos años, pasó de los 16 dólares que costaba en agosto 2017 (un dólar = 18,45 pesos) a los ocho de marzo 2020 (un dólar “solidario” = 86,45 pesos) y a 4,74 en la actualidad (un dólar “solidario” = 140,257,67 pesos al cierre del viernes pasado).

 

La producción y distribución de los partidos de fútbol de primera en Argentina son parte clave del negocio de la TV, pero el modelo “si pagás, ves y, si no, quedás afuera (aunque te ampare la ley vigente)” también pierde tanta calidad y adeptos como el juego. Todavía hay cuestiones por resolver.  

 

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