Para contener y evitar deslices inoportunos en el cierre del año legislativo, el gobernador Omar Perottiafina el vínculo con ambas cámaras. En ese plan se incluye el puente directo que tendió con el despacho de su antecesor Miguel Lifschitz, quien manda en Diputados, y un mejor aceitado vínculo con los propios en el Senado, un peronismo no alineado que reclama juego político y al que en septiembre le transfirió 250 millones de pesos extras para el funcionamiento de la Cámara.
La relación entre el gobernador y el núcleo de legisladores PJ de la Cámara alta es sinuosa. Una parte del bloque de doce integrantes, liderada por el sanlorencino Armando Traferri, se le plantó durante gran parte del primer semestre. El vínculo mejoró considerablemente, pero las tensiones afloran de vez en cuando.
“Los senadores volvieron al redil”, resumió un legislador peronista al conocer el envío de 254 millones de pesos, una ampliación de partidas que figura como una “modificación presupuestaria”. La partida extra fue entregada en septiembre, cuando el Senado había ejecutado el 76,6 por ciento de su presupuesto anual, que llega a los 2.257,3 millones de pesos; es decir, todavía había margen para gastar.
El Senado de Santa Fe tiene en su presupuesto varios destinos específicos, como sueldos de legisladores y administrativos, subsidios, gastos protocolares y gastos políticos. Este último es el que suele ser “pisado” por el Ministerio de Hacienda, porque es parte de un tire y afloje entre el poder Ejecutivo y el Legislativo. “Es una partida específica, te la pisan para habilitar negociaciones, ejecutar represalias y demás”, describe a Letra P un pasillero legislativo.
A lo largo del año, sobre todo del primer semestre, Perotti tensó la cuerda con el Senado. Se guardó dichas partidas, las restringió hasta lograr “someter” a los senadores a su lógica política, coinciden fuentes legislativas que afirman: “Se manejó como un intendente ante el Concejo y solo se hicieron transferencias cuando el gobernador daba la orden”.
Ahora, con una relación más amable, el rafaelino no quiere sorpresas. Tiene varios proyectos de ley en su cabeza y necesita que se sancionen: Ley de conectividad, ART, reforma policial y presupuesto 2020, el primero que va a confeccionar de su puño y letra.
Los senadores reciben el gesto, lo saludan, pero quieren más. Piden más juego político, que el gobernador les avise cuando baja a sus territorios para que ellos lo secunden y hasta le armen la agenda. Así “trabajaron” durante las gestiones socialistas. No quieren que la Casa Gris los “puentee” en su relación fraterna con los intendentes.
Con la Cámara melliza, Diputados, la cosa está más clara. Lidera el presidente Miguel Lifschitz y es de mayoría progresista. No hay otro camino que el que inició Perotti, como reveló en exclusiva Letra P: sentarse con su antecesor y, en todo caso, sumar al jefe de bloque UCR, Maximiliano Pullaro, de marcado tinte antiperonista en las últimas semanas.