La decisión del Ministerio de Economía de dar marcha atrás con las duras regulaciones impuestas un mes atrás por el Banco Central a la operatoria del “contado con liquidación” (CCL), una variable paralela pero legal del dólar, lleva al mercado a interrogarse si, por ese camino, opuesto al más intervencionista seguido hasta ahora, el Gobierno logrará por fin al objetivo de reducir la brecha con el tipo de cambio oficial. Una ronda de consultas entre analistas realizada por Letra P indica que la expectativa es, eventualmente, la de un efecto solo de corto plazo.
De acuerdo con lo dispuesto el lunes por el ministro de Economía, Martín Guzmán, la Comisión Nacional de Valores (CNV, el órgano regulador del mercado bursátil) reducirá de cinco días a tres el llamado parking, el tiempo durante el cual un inversor debe retener un título público adquirido en pesos antes de venderlo en billetes verdes y hacerse con el dólar CCL. Asimismo, entre el 9 y el 10 de noviembre, el Tesoro emitirá deuda por 750 millones de dólares que podrá suscribirse en pesos y apunta a darles salida de modo ordenado a los fondos de inversión extranjeros que llegaron a hacer carry trade durante el gobierno anterior y hoy, encerrados en el cepo, se agolpan ante la puerta de salida. Como complemento de eso, queda sin efecto el punto 5 de la Comunicación A 7106 del Banco Central, que impedía a no residentes operar con el “contado con liqui”.
Marchas y contramarchas de política aparte, que desnudan una puja entre el Palacio de Hacienda y el Central, la pregunta es cuál será, en los próximos días, la evaluación del mercado y si este cambio de rumbo de 180 grados servirá para reducir una brecha entre el tipo de cambio oficial y los paralelos, que en las últimas semanas no había hecho más que ampliarse. De hecho, este martes, la primera reacción de los operadores dejaba, hacia el mediodía, una suba modesta del CCL.
Fuente: Rava Bursátil.
El economista Gustavo Reija le dijo a Letra P que “las nuevas medidas, a diferencia de las del 15 de septiembre, no empeoran la situación y hasta podrían, en el corto plazo, reducir las brechas entre las distintas variantes de dólar del mercado”.
“El comunicado del Ministerio de Economía hace mención explícita del efecto perjudicial de las medidas cambiarias que se instrumentaron aquel día, especialmente, sobre sus efectos adversos sobre la liquidez y expectativas de los agentes económicos. Es evidente que, a través de este reconocimiento, se manifiesta la divergencia de enfoques con el Banco Central en la materia y se expresa el empoderamiento de Guzmán a la hora de coordinar el manejo macro”, analizó.
Con todo, el especialista señaló que, si bien “siempre resulta positivo el reconocimiento de un error, para eso pasó más de un mes, con las consecuencias negativas conocidas”.
Con respecto a la reducción del parking, a la autorización a los extranjeros para hacer “contado con liqui” y a la emisión de deuda para facilitarles una salida ordenada del país y aportar al financiamiento del Tesoro, Reija sostuvo que se trata de medidas suministradas “en dosis homeopáticas, desconectadas de un enfoque sistémico e inscriptas en la lógica de que sumando parches se podrá cambiar expectativas”.
Un punto de especial polémica es la posibilidad de que se suscriba con pesos la nueva deuda por 750 millones de dólares, pagadera en billetes verdes, y, dado el actual nivel de riesgo país –superior a los 1.400 puntos básicos–, a una tasa elevada. La práctica no es nueva y, de hecho, fue cuestionada por muchos analistas cuando fue aplicada por el gobierno de Mauricio Macri.
“La vuelta de la política de tomar pesos endeudándose en dólares no parece consistente con la intención manifestada por Guzmán de recrear un mercado de crédito en pesos para financiar el gasto público. Entonces, parece destinada casi exclusivamente a dar salida a los fondos que quedaron entrampados en pesos y presionan en mercado del CCL”, dijo Reija.
Para el analista, “el verdadero desafío para cambiar en forma sostenible las expectativas sigue siendo mostrar un sendero de consistencia fiscal y monetaria en el marco de un programa avalado por el Fondo Monetario Internacional, que permita regenerar la confianza”.