NUEVO CICLO | LA DEUDA

Kicillof, en su laberinto: ¿por qué Fernández no lo ayuda a evitar un default?

El mercado duda: ¿vale la pena el riesgo de una crisis por solo 250 millones de dólares? Guzmán, tironeado por los acreedores y otras provincias. Una estrategia peligrosa. ¿Se puede evitar el abismo?

Pese a la inminencia del vencimiento del bono Buenos Aires 2021 (BP21) y los problemas del gobierno de Axel Kicillof para afrontarlo, el mercado creía hasta hace pocos días que el presidente Alberto Fernández  saldría en su ayuda para evitarle un riesgo de default al gobernador de la principal provincia oficialista y protegido político de Cristina Fernández de Kirchner. La declaración del lunes del ministro de Economía de la Nación, Martín Guzmán, en el sentido de que no habría salvataje, provocó un castigo contra papeles de ambos distritos que continuaba este martes, tras la oficialización por parte de La Plata de que el pago no será honrado en tiempo y forma y de la propuesta a los acreedores de hacerlo el próximo 1 de mayo. ¿Por qué no llegó el socorro?

 

Sorprende a los analistas financieros que se corra el riesgo de que la provincia de Buenos Aires, con todo su peso, siente un precedente negativo en un momento tan sensible, sobre todo cuando el monto involucrado parece realmente menor: 250 millones de dólares de capital, además de los 27 millones en concepto de intereses que sí se abonarán.

 

Gustavo Neffa, socio y director de Research for Traders, le dijo a Letra P que “es llamativo que por ese monto se pueda instalar la idea de que puede suceder algo parecido a nivel nacional. De hecho, el Gobierno tomó 4.500 millones de dólares del Banco Central con una nueva Letra Intransferible para despejar dudas” sobre sus pagos inmediatos, al menos hasta el 31 de marzo, fecha tope fijada por Guzmán para concluir la renegociación.

 

 


Analistas consultados por este medio se dividieron a la hora de interpretar la negativa de la Nación para acudir en ayuda de Kicillof. Para unos, es un modo de presionar a los acreedores en general a fin de que acepten un acuerdo rápido y en condiciones más ventajosas para el país que el que sería producto de un diálogo menos acuciante; mejor aceptar ahora lo que ofrecen la Argentina y la provincia que quedarse sin nada, sería el mensaje. Otros, sin embargo, enfatizan que la falta de recursos del principal distrito del país no era un secreto para nadie y que, de hecho, a Guzmán no le queda más remedio que decirle no al gobernador.

 

“Que la provincia de Buenos Aires no pueda pagar su deuda es algo preocupante, pero nadie puede decir que eso lo tome por sorpresa. Todos sabíamos desde hace bastante que ni la Nación ni la provincia iban a poder afrentar sus vencimientos”, señaló, en diálogo con Letra P el analista financiero Christian Buteler.

 

 

El ministro de Economía, Martín Guzmán, entiende que no tiene margen para salir al rescate de la provincia de Buenos Aires.

 

 

“La pregunta es por qué (Kicillof) no encaró antes una renegociación, tal como lo está haciendo la Nación. Me parece que la negociación nacional se complica más con esta noticia que si el tema se hubiese encarado antes”, añadió.

 

De hecho, Guzmán entiende que no tiene margen para salir al rescate de la provincia de Buenos Aires.

 

Esto es así, por un lado, porque simplemente no puede pagar deudas de otras jurisdicciones al mismo tiempo que reperfila sus propios compromisos con los acreedores. Si no tiene dinero para pagar lo que debe la Nación, ¿cómo justificaría ante los bonistas con los que debe hablar la decisión de poner dinero para los vencimientos de deuda subnacional?

 

 

 

Además, un auxilio a la provincia de Buenos Aires gatillaría pedidos similares (aunque menos cuantiosos, desde ya) de otros distritos, lo que conformaría una masa de dinero imposible de conseguir. De hecho, según la consultora Quantum Finanzas, las reservas netas del Banco Central son hoy de solo 8.500 millones de dólares, cifra con la que, reperfilamiento aparte, había que hacer frente a vencimientos que solo en el primer trimestre del año equivalen a 8.100 millones de dólares. En tanto, los de las provincias totalizan, en ese período, otros 4.300 millones de dólares más. Imposible.

 

“El Gobierno nacional se está sentando encima de las reservas: forzó que se siga desincentivando su demanda con el mantenimiento del cepo ultrarrestrictivo y no saldrá a rematar sus dólares para ayudar a ningún distrito provincial”, explicó Neffa.

 

No parece haber espacio para pergeñar teorías conspirativas: el precedente bonaerense afecta también a los bonos nacionales, lo que complica las gestiones en curso, y un eventual default de la provincia podría gatillar tensiones cambiarias totalmente inconvenientes en este momento. “Que el Gobierno nacional quiera aislar este caso para preservar las reservas favorece a sus propios acreedores, pero el riesgo sistémico aumenta con noticias de este tipo”, indicó el socio de Research for Traders.

 

 

 

“Lo de Martín Guzmán es lógico: desde el punto de vista del acreedor, si la Nación le pide reestructurar la deuda porque no está en condiciones de cancelarla, no puede, por el otro lado, salir a salvar a todas las provincias. Desde ese punto de vista, se puede decir que el ministro da ese mensaje hacia afuera, mientras que hacia adentro invita a cada gobernador que no puede pagar su deuda a reestructurar del mismo modo en que lo hace él”, explicó Buteler.

 

¿Hay efectivamente riesgo de un cese de pagos de la provincia de Buenos Aires?

 

Por comprometer intereses y, además, capital, el plazo que tiene el distrito para cancelar el vencimiento de este bono emitido durante la administración de Daniel Scioli  se reduce de los 30 días habituales a solo diez. En ese lapso, para evitar el default, debe conseguir el aval del 75% de los acreedores al reperfilamiento que propone, umbral que, de lograrse, obligaría a aceptar al total de los bonistas.

 

Además del entuerto actual, el problema es lo que viene: Kicillof enfrenta este año compromisos por 2.700 millones de dólares y no tiene los recursos para pagarlos.

Sin embargo, como el título es ley Nueva York, de no haber acuerdo con esa mayoría calificada dentro de los diez días posteriores al vencimiento original, cualquier acreedor podría pedir allí la aceleración del pago, precipitando a la provincia al temido default.

 

El problema, además del entuerto actual, es lo que viene: Kicillof enfrenta este año compromisos por 2.700 millones de dólares y no tiene los recursos para pagarlos.

 

En ese sentido, su ministro de Hacienda y Finanzas, Pablo López, ya habló de la decisión política de buscar una solución integral al problema ni bien se supere el trance urgente del BP21.

 

Marcos Gaona, business manager en Balanz Capital, interpretó ante la consulta de este medio que “la idea (de Kicillof) es juntar en mayo este vencimiento con uno de 110 millones de dólares de un bono que vence en euros y con 100 millones más de los cupones de los bonos que vencen en 2023, 2024 y 2028”.

 

“Busca ganar tiempo para ver qué hace la Nación y, en base a eso, seguirle el paso, tratando de negociar y sacarles algo a los tenedores. Sin embargo, si no hay una aceptación suficiente, la provincia podría caer en default y el remedio resultaría peor que la enfermedad porque aceleraría defaults en otras otros distritos y produciría problemas incluso a nivel nacional”, sumó.

 

Neffa se mostró algo más optimista. “Creo que la provincia de Buenos Aires va a reunir las voluntades y va a pagar pagará el 1 de mayo, pero este es un antecedente peligroso en medio de las negociaciones a nivel nacional”.

 

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Javier Milei

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