Junto con los grandes proyectos ferroviarios incumplidos, las obras y los PPP viales paralizados y la incierta situación de las líneas aéreas low cost, el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, se apresta a dejarle al próximo gobierno una polémica y costosa estructura burocrática que incluye más de 120 estamentos administrativos y una acelerada incorporación de contratados y asesores a la planta permanente del Estado.
Tal como hizo la vicepresidenta Gabriela Michetti a los pocos días de la derrota del oficialismo en las elecciones primarias, con la efectivización de numerosos agentes en el Senado, Dietrich también puso en marcha una generalizada cobertura de cargos vacantes con el pase de contratados a la planta permanente de la cartera de transporte.
La primera tanda de incorporaciones se concretó por medio de la resolución ministerial 535, con la cual 41 empleados pasaron a integrar el staff estable de la secretaría de Planificación y la subsecretaría de Coordinación Administrativa de Transporte. De acuerdo con los datos que se manejan en el ministerio, en las próximas semanas se conocerían, al menos, dos nuevas tandas de pases a planta permanente que beneficiarían a un total de 100 agentes que hoy revisten como contratados y asesores.
Pero más allá de esas designaciones de último momento, la herencia más compleja que Dietrich le transferirá a las nuevas autoridades que asuman en diciembre se focaliza en el excesivo y contradictorio organigrama administrativo que tiene actualmente el ministerio de Transporte.
La primera línea burocrática que depende en forma directa de Dietrich está conformada por siete estamentos: tres secretarías (Obras, Gestión y Planificación), la subsecretaría de Coordinación Administrativa, la Unidad Coordinadora General, la Unidad Ejecutora del soterramiento línea Sarmiento y el Instituto Argentino del Transporte. A su vez, esa estructura engloba un total de ocho subsecretarías, 13 organismos de administración descentralizada y 103 direcciones nacionales.
Al analizar en detalle cada una de las áreas que dependen directamente de Dietrich, la que más sobresale es la Secretaría de Gestión de Transporte que encabeza Héctor Krantzer. Cuenta con cuatro subsecretarías (Gestión Administrativa, Transporte Ferroviario, Transporte Automotor y Puertos y Vías Navegables) y veintinueve direcciones.
En el caso de la subsecretaría de Transporte Ferroviario que comanda Arturo Papazian, existen cinco direcciones que tienen funciones superpuestas entre ellas y con las empresas estatales del sector, el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) y la Operadora Ferroviaria Sociedad del Estado (SOFSE). Esas direcciones son las de Gestión del Sistema Ferroviario, Coordinación con Empresas Ferroviarias, Técnica de Transporte Ferroviario, Asuntos Administrativos y Coordinación de Mejoras en el Sistema.
A su vez, la Secretaría de Obras de Transporte a cargo de María Manuela López Menéndez tiene dos subsecretarías y 20 direcciones.
Además de mantener una dirección para el proyecto RER (Red de Expresos Regionales) que encabeza la lista de promesas incumplidas del macrismo, la Secretaría de Obras agrupa ocho direcciones que cumplen tareas similares y coincidentes. Son las siguientes: Gestión y Monitoreo de Programas y Proyectos Especiales; Ejecución de Obras; Administración de Obras; Seguimiento de Obras; Monitoreo y Evaluación de Obras; Supervisión de Obras; Monitoreo de Obras y Tablero de Control y Evaluación de Gestión de Obras.
Otra área que depende de Dietrich y que tiene 24 direcciones es la Subsecretaría de Coordinación Administrativa que pilotea Juan Manuel Gallo. Para llevar los temas legales cuenta con cuatro direcciones de: Asuntos Jurídicos, Asistencia Técnica-Jurídica, Dictámenes y Asuntos Legales y Judiciales. Y para la relación con el personal tiene otras cuatro direcciones, son las de Recursos Humanos, Administración, Desarrollo y Control de Gestión y Planificación.
En tanto, la Secretaría de Planificación del Transporte que dirige Germán Bussi presenta dos aristas relevantes. Por un lado, la similitud de tareas entre las direcciones de “Transporte No Motorizado” a cargo de Diana Salvi y la de “Proyectos de Transporte No Motorizado” comandada por María Cardasz que había estado al frente de la insólita dirección de “Movilidad en Bicicleta”. Y por otro lado, la superposición de funciones entre las direcciones de Planificación de Proyectos Estratégicos de la Región Metropolitana, Proyectos de Transporte Público Urbano, Planes de Transporte Interno e Internacional de Pasajeros, Estudios de Transporte Interno e Internacional de Pasajeros, Observatorio de Estudios y Sistemas y Planificación y Coordinación Territorial.
Otro caso llamativo se da con la Unidad de Coordinación General que está ligada directamente a Dietrich y se encarga de la comunicación y relación con los medios periodísticos. Para esa tarea cuenta con una dirección general de Relaciones Institucionales y cinco directores coordinadores de Relaciones Internacionales, Asuntos Públicos, Medios, Contenidos y Ceremonial y Protocolo.
Por el lado de las empresas y organismos descentralizados que están bajo la órbita de Transporte, los casos más salientes se registran en la Dirección Nacional de Vialidad y en la operadora ferroviaria estatal SOFSE.
En Vialidad, la gestión macrista creó 13 gerencias ejecutivas que se superponen con las direcciones y jefaturas que forman parte de la histórica y tradicional organización interna y federal del organismo.
Y en el caso de la SOFSE que preside Marcelo Orfila, el rasgo distintivo y digno de ingresar al libro de los récords Guinness ha sido la creación de 34 gerencias para operar solo trenes de pasajeros que duplican las que tenía la ex empresa Ferrocarriles Argentinos cuando corría todos los servicios de cargas y pasajeros a nivel nacional.