El riesgo país medido por el banco de inversión JP Morgan trepa este martes a 1.771 puntos básicos, 21,3% con respecto al cierre del lunes y alrededor de un espectacular 100% por encima del correspondiente al viernes, con lo que alcanzó su mayor nivel desde abril de 2009 y reflejó el desplome reciente del precio de los bonos de la deuda.
El riesgo país es el diferencial de tasa que pagaría la Argentina en caso de salir a tomar deuda en el mercado en comparación con el rendimiento de los Bonos del Tesoro estadounidense a diez años, considerados riesgo cero. En este caso, 17,71 puntos porcentuales más.
Con todo, en los niveles actuales, el mercado voluntario de crédito no solo está absolutamente cerrado para la Argentina sino que el mercado ya convalida cotizaciones propias de un default.
En su conferencia de prensa del lunes, el presidente, Mauricio Macri, atribuyó la brusca suba del riesgo país “en una hora" a lo que consideró "un problema grave entre el kirchnerismo y el mundo". Sin embargo, desde la corrida cambiaria de 2018, cuando la perspectiva de un triunfo electoral del peronismo no figuraba en los cálculos de nadie, los bonos nacionales cotizan a niveles de default, tendencia que solamente se agravó en los últimos dos días. La razón: el fuerte endeudamiento generado en los dos primeros años de la actual administración.
Desde el campo de Alberto Fernández han trascendido diferentes posturas sobre el futuro de la deuda con tenedores privados. El economista Matías Kulfas dijo que, en caso de triunfo en octubre, solo se buscaría renegociar los vencimientos con el Fondo Monetario Internacional (FMI), pero el propio candidato explica que si no fuera por el financiamiento del organismo, el país ya estaría en cesación de pagos y advierte sobre el cúmulo de vencimientos que deberá afrontar el Estado, en especial a partir de 2021.
En el mercado, en tanto, desde hace tiempo se especula sobre la posibilidad creciente de que el próximo gobierno, incluso cuando se pensaba que Macri tenía chances ciertas de reelección, renegociaría los vencimientos. Sin embargo, la tendencia apuntaba, en cualquier caso, a una refinanciación “amigable” o “a la uruguaya”, consistente en un prórroga de pagos de modo de mejorar el perfil de vencimientos pero sin quitas de capital, como sí ocurrió durante el kirchnerismo en 2005 y 2010.
De hecho, la propia candidata a vicepresidenta Cristina Kirchner dijo en reserva antes de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) que la situación actual es más compleja que la de 2005, cuando gobernaba su marido, Néstor, y que una renegociación agresiva, que incluyera una quita de capital, no sería viable.
En el mercado, en tanto, desde hace tiempo se especula sobre la posibilidad creciente de que el próximo gobierno, incluso cuando se pensaba que Macri tenía chances ciertas de reelección, renegociaría los vencimientos.
El viernes, ese indicador había cerrado por debajo de los 900 puntos básicos en medio de una ola de optimismo de los operadores sobre un triunfo de Macri en las PASO del domingo, expectativa que se vio ampliamente desmentida por la realidad.
Consumada la victoria de Fernández por más de 15 puntos porcentuales, los activos argentinos sufrieron el lunes un dramático ajuste, que no dejó afuera a los bonos de la deuda.
Sin embargo, la violencia de la corrección hizo que durante horas se perdiera toda referencia sobre el valor de los mismos, lo que dejó el riesgo país en alrededor de 900 puntos. Pero, cabe insistir, eso fue solo nominal y ocurrió por la falta de referencias, ya que el valor no reflejaba el desplome de la deuda nacional.
Recalculado el nivel de los títulos públicos en la noche del lunes, el riesgo argentino quedó fijado finalmente en de 1.564 puntos básicos y experimenta en la rueda de este martes una nueva suba.