Hace un tiempo que el análisis de lo que sucede en las redes sociales es indispensable para comprender las formas en las que se despliega el discurso político contemporáneo y sus efectos electorales. Desde la primera campaña de Barack Obama allá por 2008, pasando por la de Donald Trump y, más cercana tanto en el tiempo como geográficamente, la de Jair Bolsonaro y la propia campaña legislativa argentina en 2017, dan cuenta de la relevancia que han cobrado las plataformas de redes. Sin embargo, durante las primeras horas una vez cerradas las PASO, los distintos candidatos eligieron, mayoritariamente, el formato televisivo para expresarse sobre los resultados de la contienda electoral.
Con estrategias diversas, cada una de las fórmulas presidenciales había participado del debate público realizando, durante la última semana, distintas intervenciones en Twitter. Dichas estrategias no sólo fueron distintas entre los principales binomios —Macri-Pichetto; Fernández-Fernández; Lavagna-Urtubey; Espert-Rosales; Del Caño-Del Plá— sino que, también, al interior de cada una de ellos se han elegido formas diversas de construir su imagen, de apelar a las emociones de los votantes, de articular las campañas de los candidatos provinciales y los nacionales, etcétera.
Mucho se dijo en torno a la campaña de trolls y bots que se pudo observar el jueves previo a las elecciones, cuando el actual Presidente convocó a usar su imagen con el hashtag #YoVotoMM. Más allá de lo interesante de ese fenómeno, la propia invitación se basó tanto en la ausencia de necesidad argumentativa -“no es necesario dar explicaciones”, tuiteó Macri el 4 de agosto- como en la asignación del destinatario partidario -eso que suele denominarse como “prodestinatario”- en el rol de un pseudo-puntero de la red. Semejante interpelación parece obedecer, casi al pie de la letra, al viejo manual lazarsfeldeano de la teoría de la comunicación en dos etapas, según la cual, las relaciones interpersonales tienen, respecto de las decisiones en tiempos electorales, un considerable grado de influencia sobre todo entre los “indecisos”. Así, el oficialismo apostó sus últimos recursos preelectorales a la “confianza” y a la “credibilidad” de los ciudadanos comunes entre sus redes de reciprocidad más próximas. Y, sin embargo, los resultados fueron mucho peor a los esperados por todo el arco político.
Aún sin datos oficiales, fue José Luis Espert, candidato del Frente Despertar, quien primero se pronunció públicamente. Transmitiendo a las 21.50 en vivo —en streaming— anunció “una buena elección” y redobló: “Vamos a estar en la primera vuelta”. Fue también el primero que publicó vía Twitter la transmisión desde su búnker. Su discurso fue levantado por la televisión que, a esa hora, se mantenía a la espera de las declaraciones de los principales candidatos.
Veinte minutos más tarde llegaría la primera declaración oficialista en la voz (con tono marcadamente cansado y preocupado) del propio Mauricio Macri. Eligiendo hablar antes de presentarse oficialmente los primeros resultados comiciales, dijo: “Duele que hoy no hayamos tenido todo el apoyo que esperábamos”. Para finalizar, y como si acaso eso fuera posible, el propio mandatario mandó a la ciudadanía “a dormir y a empezar a trabajar desde mañana”. Tal como se pudo observar durante toda la semana pasada en Twitter, Macri y Miguel Pichetto parecieron transitar dos caminos paralelos. A excepción de la foto grupal que publicó el Presidente el viernes 9 al mediodía, que lo mostraba en compañía de Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal y Pichetto, la interacción mutua que tuvieron en Twitter fue, por lo menos, inusual. Ni uno ni otro utilizó la mención de su compañero de fórmula como tampoco se mostraron juntos. En sintonía con eso, desde el búnker oficial Pichetto apareció completamente desdibujado.
Minutos más tarde, se expresaron Roberto Lavagna y Nicolás Del Caño. El primero, optó por una breve alocución -transmitida por televisión y, también, en vivo por las cuentas de Instagram de Lavagna y de Juan Manuel Urtubey— en la que denunció la ausencia de datos. El segundo, publicó un tuit de crítica a la primera intervención de Macri: “Papelón de Macri!! Sin un sólo dato nos quiere mandar a dormir. Se precipita la crisis del gobierno de Cambiemos”. Los candidatos del Frente de Izquierda y de los Trabajadores escogieron, luego, Instagram para mostrar en vivo sus declaraciones post contienda. Es la única presentación, entre las de las principales fórmulas electorales, a la que no se le dio minutos de aire en televisión.
Recién llegando a las 22.30 el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, anunció, desde el Correo, los primeros datos oficiales sobre los que, a esa altura, había bastante especulación. Inmediatamente, desde el centro de cómputos en Costa Salguero, el equipo del oficialismo encabezado por el mismísimo Presidente brindó una conferencia de prensa en la que imperó un tono alarmante respecto de la reacción de los mercados extranjeros. “La incertidumbre política nos hace daño”, sentenció Macri.
Media hora después, casi al cierre del día, habló Cristina. En un mensaje grabado, presentado como “en vivo” a través de las redes, de la televisión y también transmitido desde el denominado “comando electoral” kirchnerista, la candidata a vicepresidenta por el Frente de Todos rompió con el tono esperable en quien participa de una fórmula tan ampliamente ganadora. Se la vio seria, advirtiendo que aunque están “contentos, alegres y optimistas”, “no somos felices” por el “difícil momento que está viviendo el país”. Se dirigió expresamente al Gobierno -“les pido que esta noche se conozca el número verdadero”- y luego a la ciudadanía. Recién entonces, el escenario central del búnker se pobló de los principales referentes del frente, entre ellos, Sergio Massa, Máximo Kirchner y Axel Kicillof, quienes, en contraste con la presentación de Cristina, se mostraron eufóricos y exultantes. Minutos después de que hablaran los candidatos, se hizo presente un victorioso Alberto Fernández, mientras las cámaras registraban la gran cantidad de gente que se agolpaba tanto adentro como afuera del predio emplazado en Chacarita. Aunque su discurso quiso ser cauteloso -según dijo, “a partir de hoy se terminó el concepto de venganza, de grieta y de cualquier cosa que nos divida”-, poco tardó en polemizar abiertamente con el gobierno nacional, chicaneándolo: “Durmieron mucho tiempo y nos generaron problemas enormes”. La noche estaba cerrada.
LA PREVIA EN TWITTER. Durante la semana anterior a las PASO celebradas ayer, los cierres de campaña se constituyeron en centro de atención de las participaciones que tuvieron los candidatos en Twitter. Sobre eso algo ya se ha dicho en otra nota publicada en Letra P. No obstante, podemos hacer un breve repaso de la performance, al menos en términos discursivos, de eso que fue la previa de las elecciones en la red del pajarito.
Más allá de la estrategia fallida del #YoVotoMM, la participación del actual Presidente fue bastante escueta. Sus tuits, a excepción de un par orientado a la oposición, estuvieron fundamentalmente dirigidos a los destinatarios partidarios y a los indecisos, esos que el discurso académico llama “prodestinatarios” y “paradestinatarios”. El comportamiento en esta red por parte de su compañero de fórmula fue, sin embargo, muy diferente: consistió en una réplica de su agenda diaria, donde compartió su derrotero electoral de campaña, la publicitación de su participación en medios tradicionales y una seguidilla de enunciados de corte prescriptivo, eso que se tiene que hacer para lograr que Argentina crezca, sobre todo en términos económicos.
En el caso de la fórmula Fernández-Fernández, la convocatoria a la participación en el acto en Rosario tuvo un lugar central en Twitter. Desde un intento por situarse por fuera de las divisiones partidarias, Alberto Fernández tuiteó el martes pasado: “Queremos que vengas como quieras y con quien quieras, pero vení con tu bandera Argentina, esa que nos une a TOD☀S”. Tanto él como Cristina invitaron a sumarse a la campaña a través del hashtag #AlbertoYCristina y las emociones permearon la mayoría de lo publicado en sus cuentas: “Quiero agradecerles porque si a pesar de todo, todavía estoy parada, es por el amor de ustedes”, expresó Cristina en un tono muy cercano al de sus últimas declaraciones públicas.
De la dupla Lavagna-Urtubey puede señalarse que las expresiones de ambos se orientaron a resaltar que “en las PASO no elegís al presidente” y, en línea con esto, instaron de modo directo o indirecto a participar de la votación. La actividad en los perfiles del binomio Espert-Rosales se limitó, meramente, a la republicación de la presencia de ambos -mayoritariamente juntos- en los medios. Del Caño y Romina Del Plá, por su parte, fueron los únicos que incorporaron en sus cuentas otros temas, más allá de la típica agenda de campaña; ejemplo de eso fue lo expresado en torno a la audiencia de impugnación a los cargos que recayeron sobre una diputada del FIT y los trabajadores municipales de Neuquén tras la protesta por la reforma previsional de 2018 o las declaraciones en repudio a la absolución de César Milani.
MENSAJES POST RESULTADOS. Luego de las horas de incertidumbre y expectación y tras el cimbronazo de los resultados que desbordaron todas las encuestas, llegaron los primeros mensajes en las redes.
En Twitter, Fernández inauguró la madrugada post elecciones con un saludo de agradecimiento y felicitación a Lavagna, en un gesto para nada ingenuo. Ya comenzada la mañana, agradeció a todos.
Como es previsible, Fernández no fue el único que usó sus cuentas oficiales para agradecer y comunicarse con quienes lo apoyaron. Esto hizo también Lavagna, en el primer tuit posterior a los resultados, donde presentó a Consenso Federal como la “tercera fuerza nacional”.
Pasada la medianoche, Pichetto aceptó los resultados negativos, aunque -como Urtubey en su tuit de las 6- dijo que las PASO son sólo “el inicio del proceso electoral”, poniendo a octubre como horizonte final.
Al momento de publicación de esta nota, Macri y Cristina Fernández aún no se han expresado en Twitter. Quedan todavía 76 días por delante.