Barones sin fronteras | Nota II

La eterna resurrección de Jesús

De la mano de Duhalde, Cariglino inauguró el municipio de Malvinas, que gobernó por 20 años. Vecino de Macri, es el candidato local de Vidal, pero podría migrar hacia una construcción peronista no K.

 

La secuencia, registrada por el celular de un vecino durante una de las tantas recorridas de campaña de Cariglino, resulta una buena síntesis de la filosofía del viejo caudillo peronista que inauguró el municipio de Malvinas en 1995 y que lo gobernó durante 20 años bajo la tutela política del ex gobernador y ex presidente Eduardo Duhalde.

 

 

El barón, que en 2015 perdió la jefatura comunal cuando jugó con el Frente Renovador de Sergio Massa, busca ahora volver al poder de la mano de la gobernadora María Eugenia Vidal, quien lo eligió como el único postulante local de Cambiemos.

 

Cariglino conoce desde hace mucho tiempo a Macri, su vecino desde hace años en el barrio Los Nogales, donde el Presidente tiene su quinta Los Abrojos. Sin embargo, no fue el jefe de Estado el promotor de su candidatura, ni siquiera uno de los que aprobaron esa idea. De hecho, son cada vez menos habituales los contactos entre Macri y el candidato local.

 

El que mocionó a Cariglino fue su amigo, ex intendente de San Miguel y actual ministro de Gobierno bonaerense, Joaquín de la Torre, quien, fiel a su pragmatismo, observó la necesidad de tener un candidato que asegurara una base electoral en un municipio con preferencia kirchnerista.

 

 

 

 

Cuentan que la amistad entre ambos remite a las épocas en que Cariglino se destacaba como caudillo de la Primera Sección electoral y De la Torre intentaba ganar la interna peronista para acceder a la intendencia de San Miguel.

 

La ayuda del ministro tuvo sintonía con la lectura efectuada por el jefe de Gabinete, Federico Salvai, quien conoce de cerca al peronismo y a veces concede las viejas recetas electorales.

 

Ayudó además la desacertada candidatura del ex director provincial de la Juventud Albi Czernikowski, quien fue postulado por Cambiemos en 2015 y, tras varios desaciertos y luego de perder la interna del oficialismo contra Maximiliano Cariglino (sobrino del ex intendente), renunció al cargo y ahora trabaja para la candidatura presidencial de Juan Manuel Urtubey.

 

El ex funcionario llegó a Cambiemos de la mano de Emilio Monzó, por lo que su salida está vinculada además a la situación política del presidente de la Cámara de Diputados en el espacio oficialista, quien tiene un pie afuera.

 

 

 

Cariglino tiene un adversario. El concejal y empresario local Néstor Marcote tiene intenciones de pelear en una interna. Es uno de los primeros macristas en el distrito que se sumó al PRO de la mano de Jorge Macri. El edil es uno de los más críticos a la figura de Cariglino, a quien considera “un oportunista”. “Era un afiliado radical, después fue menemista, después estuvo con Néstor y Cristina Kirchner, se acercó al PRO, después a último momento se fue con Massa, ahora vuelve, mañana cuando la revolución bolchevique triunfe, va a ser troskista, es un camaleón, no nos representa”, criticó.

 

 

 

EL BARÓN. La pertenencia de Cariglino al oficialismo nacional y provincial, al que se acercó el mismo año de su derrota, podría verse alterada si Cambiemos se derrumba en el conurbano, donde el peronismo y la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner tienen un voto cautivo superior al 40%.

 

“No importa quién sea el presidente, importa que nosotros estamos en Malvinas. Entonces, tenemos la posibilidad de votar a Macri, a Cristina, a Lavagna, a Massa, a quien se te ocurra. Lo que tenemos que cuidar es nuestro barrio, nuestra patria chica”, repite el ex mandamás malvinense ante todo vecino que cuestione a Cambiemos. Y, en consecuencia, aplica una campaña territorial escindida de la gestión nacional.

 

 

En el entorno vidalista saben que el ex caudillo no tendría pruritos en saltar a otro espacio, aunque confían en que no suceda ya que Cariglino tiene una pelea sin retorno con el peronismo K y no parece que acoplarse a una candidatura del peronismo federal sea su inmediata salvación.

 

Esa distancia pragmática que aplica con la figura presidencial no es tal con Vidal. Con ella su estrategia local marida bien, la suma siempre que puede en la movida electoral. Le suma.

 

A mediados de abril, y a pedido de Cariglino, la mandataria estuvo en Malvinas, donde dejó en evidencia que conocía el palo de su postulante. “No me aflojes”, le dijo la gobernadora cuando se retiraba del lugar. “Porque si aflojás vos no sé qué hago”, le encargó.

 

 

 

LA VUELTA. Cariglino conserva entre un 15% y un 20% de núcleo duro de votantes, un porcentaje muy alejado del 45% que obtuvo en 2015, cuando perdió la elección contra el ahora intendente Leo Nardini, pero más cercano al 16% que obtuvo su sobrino en 2017, cuando le ganó la interna de Cambiemos a Czernikowski.

 

El ex caudillo tiene su base electoral en los barrios Los Polvorines y Grand Bourg, aunque perdió buena parte de su estructura en estos cuatro años, cuando muchos de sus fieles se adaptaron a la nueva jefatura de Nardini y de Luis Vivona, actual senador provincial e histórico contrincante de Cariglino.

 

Durante los 20 años que gobernó el municipio, Cariglino impuso un sistema ultra personalista, con persecución directa a contrincantes y varias denuncias penales y hasta un tránsito por la cárcel. Esta característica lo llevó a concentrar un núcleo de fieles seguidores pero, también, a adquirir un gran número de detractores que conviven, en gran parte, en los barrios donde el ex intendente debe tener cautela para transitar.

 

 

 

En sus recorridas, y aunque las intenta acotar a los barrios amigos, Cariglino sufrió varios abucheos y críticas de sus vecinos malvinenses que no quieren su vuelta.

 

En su prontuario queda aún pendiente una causa (ramificada en otras varias) nacida en 1998 pero extendida hasta nuestros días, por supuesta asociación ilícita en el marco de una cooperativa de servicios integrada por empleados municipales, parientes y hasta funcionarios de su confianza. La firma era la encargada de receptar los materiales y el dinero que enviaba la Provincia y empresas particulares para la realización de obras públicas que aparentemente nunca se concretaron. El caso tuvo su punto más caliente en 2003 cuando Cariglino terminó en la cárcel y fue liberado 15 días después, previo pago de una fianza de medio millón de pesos.

 

 

 

No es la única causa pendiente del ex intendente. Existe además una denuncia por fraude inmobiliario que involucra también a su hermano, el ex senador Roque Cariglino, y su sobrino (hijo de Roque) Maximiliano. La familia Cariglino habría comprado a unos herederos una chacra por un valor ampliamente menor al de mercado, bajo la presión de evitar las deudas impositivas con el municipio.

 

Estas causas no ruborizaron a la gobernadora ni impidieron que Cariglino se convierta en el candidato único a la intendencia de Malvinas por Cambiemos, una intención que tendrá su sello de calidad el 22 de junio cuando se cierren las listas y no haya más chances de mudanzas. Aunque siempre quedará el recurso de alentar, vecino a vecino, casa por casa y por debajo de la puerta, el corte de boleta con atención exclusiva en el candidato local.

 

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