La rotunda derrota que sufrieron los dos candidatos radicales a gobernador, Mario Negri y Ramón Mestre, en las elecciones celebradas el domingo en Córdoba, activó la recta final que transitará el partido centenario hasta la realización de la Convención Nacional, prevista para el lunes 27 de mayo. El revés electoral, a manos de la reelección del peronista Juan Schiaretti, impactó en las entrañas de la conducción de la UCR, que diseña una iniciativa para contener el creciente malestar de los cuadros boiniblancos sin que eso implique salir de Cambiemos.
Para evitar que la instancia deliberativa de la UCR termine en un escándalo entre quienes defienden la continuidad en la alianza y aquellos que impulsan la salida, la jefatura del partido, en manos del gobernador mendocino, Alfredo Cornejo, pondrá a consideración de la Convención la creación de una “comisión” destinada a “estudiar la ampliación de la alianza a otros aliados” y un “protocolo para la resolución de conflictos internos en Cambiemos para escuchar y resolver los cuestionamientos de la UCR sobre distintas medidas del Gobierno impulsadas por el PRO”.
Las dos iniciativas comenzarían a funcionar luego de octubre y forman parte de las señales que impulsará el Comité Nacional de la UCR como gestos hacia el sector que buscará que la Convención vote la salida del radicalismo de Cambiemos y la libertad de acción para que sus dirigentes puedan tejer otras alianzas.
Entre el sector que defiende mantener la permanencia sin alteraciones dentro de la coalición oficialista y aquellos que plantean salirse, Cornejo y su par jujeño, Gerardo Morales, propondrán un término medio: ratificar a la UCR como socio de Cambiemos, pero con un “mandato amplio” para que la conducción partidaria negocie candidaturas con el PRO, aunque deberá también escuchar las conclusiones de la comisión que estudie la “ampliación de Cambiemos” y garantizar el funcionamiento del protocolo para catalizar el malestar radical por el poco espacio que tienen sus posiciones en las decisiones del Gobierno.
Los puntos principales de ese borrador forman parte de la iniciativa que impulsarán Cornejo y Morales, dos de los tres gobernadores que tiene el radicalismo, y los caciques partidarios que insisten en la necesidad de sumar aliados a Cambiemos para evitar una derrota en octubre. Hace dos semanas, ambos le garantizaron al presidente Mauricio Macri que cuentan con dos tercios de los 337 convencionales para que aprueben la continuidad de la UCR en la alianza oficialista y le dijeron que buscarán evitar que el tercio minoritario intente romper la instancia deliberativa.
“Para eso serán las dos señales que vamos a proponer: invitarlos a estudiar nuevos socios para Cambiemos pero sin salirse de la alianza y este protocolo, que buscará atender el legítimo malestar del partido por las decisiones inconsultas del Ejecutivo”, resumió en diálogo con Letra P un importante dirigente radical del interior que integra el sector que buscará la permanencia radical dentro de Cambiemos.
En ese diseño late un detalle que potencia las críticas de los convencionales rupturistas que responden al vice segundo del Comité Nacional, el ex ministro Federico Storani; el ex diputado Ricardo Alfonsín, el ex candidato a jefe de Gobierno porteño y diputado nacional, Martín Lousteau, además del titular de la Convención, el cordobés Jorge Sappia, que fue ministro de Trabajo entre 1983 y 1989.
El protocolo para las diferencias con el PRO y la comisión para ampliar Cambiemos no van por separado, sino que son parte de un combo cuya pieza principal es la permanencia radical dentro de la alianza. La combinación de los tres factores y su temporalidad son parte de las negociaciones que ya comenzaron este lunes, con los números de la derrota cordobesa en la mano.