SANTA FE (Enviados especiales) El justicialista de Juntos, Roberto Sukerman, se impuso en las PASO para la intendencia de Rosario, mientras que el socialismo se quedó sin candidato para competir tras de 30 años gobernando la ciudad luego de que Pablo Javkin ganara las internas del Frente Progresista. Cambiemos, tercero cómodo con 25 puntos menos que en 2017. Esa es la foto que dejaron las primarias en la principal ciudad de Santa Fe, clave para cualquier elección provincial.
Con el 98% de mesas computadas, el candidato del peronismo obtuvo el 23,75% y se quedó con las PASO. Al subir al escenario para festejar los resultados, Sukerman afirmó entusiasmado: “Ganamos la elección por amplia mayoría. Estamos convencidos que vamos a gobernar Rosario a partir del 10 de diciembre”.
Justamente, el desafío del justicialismo es que este porcentaje obtenido no sea su techo como ha ocurrido en otras elecciones. Pero le será complicado encontrar dispuestos fuera del peronismo para lograr mayor volumen, por dos cosas. La primera, es que no cerró acuerdo con la centroizquierda Ciudad Futura que llevó a Juan Monteverde por afuera de Juntos. La segunda, y fundamental, es que para las generales competirá cabeza a cabeza contra el ganador de la interna del Frente Progresista, Javkin, que posee un perfil que le da una enorme ductilidad para atraer votos de otros espacios.
En la previa, la interna del Frente Progresista era la disputa más atractiva y pareja. El candidato de Creo arrancó la campaña con unos cuantos puntos por encima de la candidata del socialismo, Verónica Irizar, producto del conocimiento que tenía y que era, a la vez, el punto débil de la aspirante de la gobernación.
La alegría de Javkin, en su búnker rosarino.
En las últimas semanas, el aparato oficialista, con una gran estructura y recursos desplegados, logró emparejar pero finalmente la diferencia fue de 4% para Javkin. Finalmente se cumplió la muletilla del candidato que hasta se convirtió en la clave de wifi del búnker de campaña: "David le gana a Goliath”.
De esta manera, el socialismo no tendrá un candidato propio después de 30 años en el poder, aunque será más que competitivo el Frente Progresista, que como fuerza política se quedó con las PASO con cerca del 38% de los votos emitidos. Y más allá de que el herido que dejó la interna es el socialismo, también lo es puntualmente el gobernador Miguel Lifschitz por haber elegido, pese a las resistencias internas, a Irizar.
En Cambiemos la elección fue para el olvido. El candidato del macrismo, Roy López Molina, perdió 24 puntos en dos años, después de arrasar en las elecciones legislativas de 2017, cuando con 37% fue electo concejal. Ahora apenas pudo cosechar poco más del 13%.
Le alcanzó para derrotar a su rival en las internas, el radical Jorge Boasso, que obtuvo apenas 8,2%, aunque no está garantizo que la totalidad de sus votos se traslade para las generales a López Molina.
El lastre de la crisis económica fue letal, sobre todo porque en 2017 había penetrado en un electorado por fuera del centro rosarino que claramente perdió en esta oportunidad.