Cuentan en el sector que hay que empezar a leer lo que ocurre en los surtidores no como algo netamente vinculado al alza en los precios, sino a un rubro golpeado por la crisis del consumo. Equiparar al mercado de los combustibles con la realidad que tienen otras actividades con finanzas en rojos. Es que los números son elocuentes si se mira la foto y, mucho más, si se observa en retrospectiva: la venta de combustibles ya acumula cinco meses consecutivos de caída, y la baja del 6,7% interanual podría ser calcada en febrero.
Los datos surgen de los informes de la Secretaría de Energía, que conduce Gustavo Lopetegui, y reflejan que agosto de 2018 fue el último mes en el que hubo consumo positivo, el resto fue hacia abajo. En septiembre bajó 9,3%, en octubre 5,1%, un 9,5% en noviembre, un 6,7% en diciembre y mismo porcentaje en enero de este año. Fuentes de la cartera adelantaron a este medio que febrero tendrá, como mínimo, números similares.
Los precios, uno de los factores que retraen la demanda.
“La gente consume menos, carga menos. En algunos casos migra hacia productos más baratos y, en otros, directamente sale del mercado”, contaron a Letra P desde una de las petroleras que abastecen la plaza. Ese "salir" es dejar de usar el vehículo para volcarse al transporte público o no llenar el tanque. También se ve en los números: el gasoil, en forma individual, cayó 6,75% en enero; las naftas un 6,8%, pero la premium se derrumbó 26,1% en enero, generando un crecimiento interanual del 2,7% en la variante súper. Los datos preocupan porque el combustible es el corazón de la economía, sobre todo si se lo mira desde el lado del impacto de la logística y la puesta en funcionamiento de máquinas para producir.
Trafigura, el trader que importa el 100% y vende en Petrobrás, tuvo mayores caídas.
La recesión tiene un plus: no solo cae el litro vendido, sino que lo que se vende tiene un aumento importante. Hubo incrementos en los precios del 70% en 2018 y se pronostica que en la primer parte de 2019 la suba podría alcanzar otro 25%.
Otro dato que evidencia el fenómeno crítico es que la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines (CECHA), que reúne a los expendedores de combustible, mantiene la cifra de cierres que pronosticó a fines del año pasado: de las 4.800 estaciones de todo el país, unas 800 podrían cerrar sus puertas.
El impacto en el empleo aún no está medido porque la crisis está impactando de manera despareja según la compañía. YPF cayó 5,7%, PAE (Axion) 4,5%, Shell 7,7% y Trafigura 9,2%. El caso de esta última compañía, que vende en las estaciones de Petrobrás, es particular: es un trader que vive de la importación de fluido, lo cual es una tarea compleja en este escenario de precios. Ergo, cae más que el resto.