NEUQUÉN CAPITAL (Corresponsal) Neuquén abre este domingo un extenso calendario electoral. El Movimiento Popular Neuquino (MPN), dueño de la historia democrática provincial, pone en juego su poder de medio siglo frente al kirchnerismo, que cuenta con el respaldo del Partido Justicialista. Cambiemos, sentido por la caída de la imagen del presidente Mauricio Macri, aparece como la opción de menor atracción. La Democracia Cristiana, del rebelde Jorge Sobisch, es la fuerza que para expertos y candidatos puede transformarse en la clave de una elección que se pronostica apretada.
Omar Gutiérrrez. El gobernador es la apuesta de la familia Sapag. En el proyecto de reelección, asegura la relación personal y política que comenzó a mediados de los años ’90, cuando era director general de administración y, más tarde, de coordinación en el Ministerio de Gobierno neuquino. Gracias a su formación como contador público en la Universidad Nacional del Comahue (UNCo), donde estudió con su actual vice, Rolando Figueroa, transitó por diferentes áreas del Estado. También se desempeñó en la Legislatura hasta ser electo concejal en diciembre de 2003, en la capital. Jorge Sapag fue su antecesor y mentor.
Después de su primer cargo electivo, terminó como presidente del directorio del Banco Provincia de Neuquén (BPN) y en el último período de Sapag como gobernador (2011-2015), asumió en el Ministerio de Economía y Obras Públicas. Siempre bajo la estructura de la familia, Gutiérrez se lanzó a competir -en 2015- y venció en la interna a Sobisch, que contaba con el respaldo del senador Guillermo Pereyra.
Este fiel exponente del riñón burocrático emepeísta, del ala -quizás- más técnica, carga sobre sus espaldas una mochila pesada: estirar una racha positiva de 57 años.
Ramón Rioseco. Es producto de la pueblada que paralizó a Cutral Co y Plaza Huincul en 1996 y 1997. Este maestro primario, quien también trabajó de albañil, tuvo diferentes cargos en el Municipio de su ciudad. Fue concejal y luego, intendente (de 2007 a 2015). Antes, en 2003, llegó como candidato a vice de Aldo Duzdevich en un frente que conformaron el PJ, Frente Grande y el Movimiento de Integración y Desarrollo (MID), que estaba respaldado por el entonces presidente de la Nación, otro patagónico, Néstor Kirchner. Un par de períodos en la ciudad le sirvieron para soñar un proyecto provincial fuera de la comarca petrolera y, en 2015, fue convocado por primera vez por Oscar Parrilli para competirle al MPN.
El problema se dio con el candidato a presidente del espacio, el ex gobernador de Buenos Aires Daniel Scioli. De visita en Neuquén, como lo contó Letra P, prefirió respaldar al candidato de Sapag (el fiel Gutiérrez) y barrió con cualquier ilusión del kirchnerismo. Por ese desplante, sumado a problemas con Nanci Parrilli, la hermana del ex secretario de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), rompió el acuerdo con el justicialismo y hasta analizó un pacto con Pechi Quiroga. Dos años después, separado, compitió por la diputación nacional y apenas logró el cuarto lugar.
Toda su campaña la ideó en el cambio que provocó en su ciudad, la gran víctima de las privatizaciones menemistas. Con obra pública y apertura gracias a los recursos que le otorga El Mangrullo, una formación vieja que explotaba YPF. Mediante una ley provincial se conformó, en tiempos de Felipe Sapag gobernador, el Ente Autártico Municipal (Enim), que sirvió para obtener recursos y así mostrarse como una opción al eterno poderío del MPN.
Horacio “Pechi” Quiroga. El candidato de Cambiemos también conoció, a lo largo de su extensa carrera, los sinsabores de la derrota y el poder invencible del MPN. Cuatro veces intendente de Neuquén, no le importó a quién ligarse. Desembarcó con la Alianza, a finales de los ‘90, y se pegó al kirchnerismo cuando CFK tuvo su primer mandato. Un paso como funcionario y de diputado lo hicieron volver a la Patagonia.
Cuando iniciaba el cuarto mandato, Quiroga amagó -mientras tomaba forma la alianza Cambiemos- negociar con Sergio Massa su pase al Frente Renovador. Con el final del gobierno kirchnerista, el bajón de Massa y el envión de Mauricio Macri se abrazó a Cambiemos con partido Nuevo Compromiso Neuquino (NCN). Festejó las obras que le llevaron al municipio y respaldó cada decisión presidencial. Hasta estos días, que prefirió despegarse de Macri, convertido en un saco de plomo para muchos candidatos.
La erosión puertas adentro, en comparación al triunfo del medio término en 2017, abrió una grieta que se expandió. Al “no me parió Cambiemos” de Quiroga se le sumaron los mensajes por redes sociales del diputado nacional Leandro López, un dirigente macrista que provoca rechazo dentro del espacio en Neuquén. Por redes sociales, pidió tener un voto útil: en otras palabras, basado en los sondeos, deslizó votar al MPN para que no se imponga el candidato de Cristina.
Jorge Sobisch. Es el cuarto en discordia. Decidido a demostrar que a sus 76 años todavía conserva un sector (lidera la línea blanca partidaria) y quiere su cuarto gobierno, juega por afuera con Democracia Cristiana. “Sería un homenaje a la política”, le dijo a Letra P en su gira por San Martín de Los Andes. Según la politóloga neuquina María Esperanza Casullo, el impacto de la candidatura de Sobisch deja un final abierto en una elección que se nacionalizó al extremo y complica la continuidad emepeísta. Sabido: la mayoría de los votos que obtenga saldrá de la canasta del MPN. Los esfuerzos hechos para que no saltara el corral fueron en vano. “Me ofrecieron una embajada para que bajara mi candidatura”, contó el candidato.