Jorge Sobisch está convencido de su triunfo. Al menos es lo que intenta transmitir. Pese a que los sondeos no lo dan como favorito, el ex gobernador de Neuquén, quien competirá con el sello de la Democracia Cristiana, se vuelve factor clave en la elección de este domingo, la primera parada fuerte del calendario electoral 2019, en la cual el Movimiento Popular Neuquino (MPN) podría perder un invicto de 57 años. El caudillo patagónico arrancó una campaña de alto impacto, denunciando “una trama de negocios” en la provincia. “Voy a homenajear a la política”, afirmó Sobisch a Letra P, en un alto de su marcha proselitista por San Martín de Los Andes. Afirma que intentaron sacarlo del medio para allanarle el camino al oficialismo: "Me ofrecieron una embajada para que me bajara".
-¿Cómo asimila el electorado su campaña por fuera del MPN?
-El MPN descartó el debate, la discusión, la mirada con los sectores más humildes de la provincia, el plan de obra pública (…). Perdimos un montón de banderas. En fin, se perdió la identidad. Creo que (el partido) es una Sociedad Anónima. La gente nos recibe bien adonde llevamos nuestra propuesta. La trama de negocios sigue cruzando a la provincia. Salieron a comprar partidos políticos, cuatro colectoras. Armaron un partido con el secretario de Comercio (Sergio Rodríguez) para sacarle votos al peronismo. Respaldan al candidato de IGUALES (Alejandro Vidal) para restarle votos a Horacio Quiroga. Por eso utilizo esta herramienta llamada Democracia Cristiana.
-Hay quienes lo consideran una figura clave en una elección que será reñida...
-No soy la figura clave, como algunos plantean. Algunas opiniones de prensa que responden a la Casa Rosada o al gobierno de Neuquén no van a decir que superé el 17 % de intención de voto. Ya lo pasé a Quiroga, con lo cual intentan instalar la idea del voto útil diciendo que, si le saco votos a Quiroga y a (Omar) Gutiérrez, va a ganar (Ramón) Rioseco.
-¿No es así?
-Le voy a dar un anticipo de lo que pasará el 10 de marzo: va a ganar Jorge Sobisch, porque también le saco votos a Rioseco.
-¿Cómo hará para quitarle votos al kirchnerismo?
-Soy el único que denuncié el robo del kirchnerismo. Así que, cuando hablo en contra de Rioseco, la gente me cree. Rioseco es socio de Oscar Parrilli y eso cala profundamente en la sociedad. No sólo seré la sorpresa, sino que estoy creciendo de forma vertiginosa. Pero que todos se queden tranquilos: conmigo, el MPN no va a perder.
-¿Por qué, entonces, no compitió en la interna del MPN?
-Fue una decisión política. Ya había competido en otras internas. Sabía que son tramposas. Te ganan con plata, te manejan el padrón, presionan a la gente. Cuando el vicegobernador (Rolando) Figueroa decidió entrar a la interna le dije: “Te van a trampear”. Después se quejaba… Hice un análisis; avisé con suficiente antelación que iba a ir por afuera debido a la trampa. Cuando me amenazaron con enviarme al tribunal de disciplina partidario, llamé a las autoridades, entre ellas, al gobernador Gutiérrez, y advertí que iba a hacer público el desastre que estaban haciendo. No me llamaron porque se asustaron.
-¿Le pidieron que se bajara de la candidatura?
-Sí. Me llamaron de mi partido con la venia de la Casa Rosada. Hace dos semanas hubo una reunión en la Rosada encabezada por Marcos Peña de la que participó el ministro del Interior (Rogelio Frigerio). Pensaron en apostar por Gutiérrez por la caída de Quiroga, pero el impedimento es Sobisch. Me ofrecieron una embajada para que me bajara.
-¿Cuál?
-La de Chile. Pero a mí me importa poco. Esto lo filtró el diario La Nación en una columna de Morales Solá. Estoy dispuesto a cambiar lo que haya que cambiar para que la salud pública vuelva a ser lo que era. Soy el único que puede enfrentar a las mafias.
-¿Un triunfo suyo sería un golpe a la Casa Rosada?
-Mi triunfo significaría el fortalecimiento de una provincia que seguirá siendo federal, la recuperación de banderas históricas del MPN. Mi triunfo prestigiaría a la política. Será un homenaje a la política porque reivindicaré la gestión. No sé si será un golpe a la Casa Rosada, pero sí un homenaje a la política.